Capítulo 14

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        - Nora... Noraaa... - me despertó alguien susurrándome. Abrí los ojos lentamente debido al sueño. Era Nico, que me sonreía sentado a un lado del colchón - Buen día dormilona.

        - Bu... buenos días... Nico - dije yo bostezando y devolviéndole la sonrisa. Nico me agarró de la mano para ayudarme a levantarme. Me desperecé estirando los brazos - ¿Qué hora es?

        - Son las 9:10. No nos va a dar tiempo a desayunar fuera así que toca desayunar acá - me respondió Nico mirando el reloj. 

        - ¿Y dónde está... él?

        - Sigue en la cama. Debió dormir mal, no se despierta ni a gritos la concha de la lora...

        Nico y yo fuimos a la cocina a desayunar. Yo necesitaba mi café mañanero así que serví café para todos. Mientras Nico y yo nos tomábamos nuestros respectivos desayunos llegó Thai al fin. Tenía bastantes ojeras.

        - Al fin despertaste bello durmiente - dijo Nico sonriéndole.

        - Buenos días - respondió Thai echándose café en una taza.

        Yo no le contesté. Seguía enfadada por lo de la noche anterior. Me limité a no levantar la vista de mi café y mis galletas. Thai se sentó con nosotros, callado. Nico intentaba sacar temas de conversación para que habláramos los tres, pero no le funcionaba. Thai y yo cortábamos el tema con un "si" o un "ya" seco. Al terminar me fui al baño a cambiarme de pantalones y a peinarme. Me hice una coleta rápida y salí del baño. Guardé los pantalones en mi mochila, la agarré y me senté en el sofá a esperar a Nico y a Thai mientras revisaba twitter en mi móvil. Tiempo después Thai y Nico estaban preparados y salimos hacia la Games Week. De camino no hablábamos ninguno. Cuando veía que Thai me miraba me acercaba más a Nico y le comenzaba a hablar. La verdad, no sé por qué lo hacía. Quizá pretendiera darle celos o algo. En uno de estos intentos rodeé a Nico con el brazo y éste, al ver lo que hacía, me imitaba. En ese momento Thai apartaba la mirada y la dirigía al frente. Pasaba de mí. Al fin llegamos a la Games Week. Pasamos por la puerta y ya entonces Nico apartó su brazo para quitarse la chaqueta. Yo también me la quité. El sitio era ideal para quedarse en manga corta. Guardamos cada uno nuestra chaqueta en nuestras respectivas mochilas.

        - ¿A dónde vamos hoy chicos? - preguntó Nico.

        - Mmm, no lo sé. ¿Qué opinas tú Thaiel? - le pregunté con retintín. Éste no respondió y miró al suelo - Se acabó, no aguanto esto. Nos vemos en la entrada en tres horas. Subí las escaleras, furiosa. Me giré y vi a Nico decirle algo a Thai y después correr hacia mí.

        - Voy contigo Nora - me dijo él.

        Nico y yo subimos las escaleras sin mirar hacia atrás y nos dirigimos a seguir viendo puestos de venta, que estaban casi vacíos ya que, al ser el último día, casi todo estaba agotado. Después fuimos a probar más consolas en los stands. Acabamos probando todas las que nos quedaron pendientes del día anterior. Como era por la mañana había poca gente lo que significaba poca cola, así que no tardábamos mucho en probar las cosas. No vimos a Thai en toda la mañana. Cuando terminamos de probarlo todo decidimos salir fuera a dar una vuelta y charlar.

        - Y... bueno... ¿Pensaste en ello? - me llegó a preguntar Nico, nervioso.

        - Pues... la verdad es que sí. Lo he pensado durante bastante tiempo. Mira Nico, para mí ese beso fue genial y eres muy majo y gracioso...

        - ¿Pero...? - dijo Nico que parecía prepararse para lo peor.

        - No hay ningún pero...

        - Entonces... ¿sales conmigo?

        En cuanto Nico terminó la frase yo le besé. Este no se lo esperaba para nada. Es más, estaba en tensión pero poco a poco se relajó.

        - ¿Eso es un sí? - dijo Nico cuando nos separamos, sonriendo de oreja a oreja.

        - Obvio boludo - le respondí yo, devolviéndole la sonrisa.

        - Wow, ¿en serio?

        - ¿Por qué no? Intentémoslo.

        A Nico se le notaba su desbordada felicidad en aquel momento. Lucía una de las mejores sonrisas que le hubiera visto poner nunca. Me cogió de la mano, me miró a los ojos y me dio un pequeño beso en los labios. Creo que aquella fue su manera de decir "Gracias". Aquello era demasiado bonito para ser real. Parecía sacado de una película romántica, esas que yo tanto odio. Pero está claro que no es lo mismo verlo que vivirlo. Miré la hora en el móvil. Ya eran casi las dos. Teníamos que volver, Thai estaría esperándonos. Fuimos sin prisa alguna hasta la entrada del pabellón de la Games Week. Nico me rodeaba con el brazo mientras caminábamos. Cuando llegamos Thai ya estaba allí, como ya había supuesto yo.

        - ¿Qué hacíais acá fuera? preguntó Thai.

        - Pasear - respondí yo, cortantemente. 

        Las dos horas que estuvimos andando por ahí fueron las más absurdas que había dado en toda mi vida. Pedimos cada uno un hot dog para comer por el camino. Nos dedicamos a caminar, caminar y caminar dando vueltas una y otra vez perdiéndonos por las calles de la bella ciudad de Madrid. No hablamos apenas entre nosotros. Fueron dos horas eternas.

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