Too Sweet -ChanLix-

9

— ¿Chan?

— Sí, Christopher Bang, ese mismo. Me resultó raro verlo aquí también, pero me hizo mucha ilusión. Tenía más ojeras de lo normal y parecía extremadamente cansado, pero insistió en quedarse.

— ¿Por qué no le echó? Seguro que es consciente de la dificultad que tiene para dormir.

— No quería, decía que estaba bien. Y Felix, ¿cuántas veces te he dicho que no hacen falta formalidades conmigo?

— Lo siento.

— Tranquilo, haré que te acostumbres —pasado unos minutos, el profesor Wang decidió proseguir con el relato, dudando si sería buena idea— Entonces, te explico lo que pasó en la fiesta. Pero por favor, no le digas nada a Chan, nada de lo que te voy a decir lo has escuchado de mí, ¿queda claro?

— Esto suena demasiado serio para ser usted, me está dando miedo.

— Solo escúchame, ¿vale? — Wang interpretó su silencio como una señal afirmativa, y aún inseguro, continuó—. Normalmente, en este tipo de fiestas viene mucha gente para crear lazos, tanto en aspecto laboral como aspecto personal. Por ello, Chan siempre decía que no le interesaba, aunque era una gran oportunidad para ganarse apoyo en su vida artística. ¿Lo entiendes?

— Sí.

— Vale. Al principio todo parecía correcto. Le ofrecí muchas bebidas a Chan, que parecía necesitar porque se las tragó como si fuera agua. Bailó con mucha gente, se hizo amigo de muchas otras, e incluso interpretó una de sus canciones. Pero de pronto, fue como si un interruptor se apagara dentro de él. Dejó de reírse por todo y pasó a estar sentado en un rincón, sin hablar con nadie. Después de deshacerme de mucha gente que parecía atosigarle, pude hablar con él. Aunque sería más correcto decir que fue un monólogo, él se limitaba a escuchar.

— ¿Pero si no sabe lo que le pasaba, de qué le habló?

— Felix, me haces sentir viejo hablándome formal.

— Lo siento, profesor Wang.

— Fuera del horario escolar, soy Jackson — corrigió.

— Lo siento, Jackson — escucharlo decir le parecía completamente extraño, pero Felix necesitaba que le informara sobre el moreno. Así que obedeciendo, le hizo seguir su relato.

— Hablamos sobre sus canciones, su inspiración. Su vida en sí, quería asegurarme que todo iba bien. Parecía ido, y lo único que lograba escuchar de él eran unos murmullos que nunca conseguí entender. Era como hablar con una roca, aunque creo que la roca me hubiera dado más conversación. Después de llevarle a la barra a por un vaso de agua, decidió comenzar a hablar. Me contó que no se encontraba bien desde hacía unos días, y que tenía miedo de sí mismo, decía algo respecto a sus responsabilidades. Se notaba que le había vuelto a bajar el ánimo.

— ¿Sigue con usted? ¿Digo, está contigo ahora? ¿Puedo hablar con él?

— Para eso te llamo. De pronto, dejó de hablar para él y comenzó a decir que necesitaba hacer algo, necesitaba arreglar un tema contigo, y que debía hacerlo ya. No le pude parar cuando se fue, así que supongo que en unos minutos-

— ¿¡Se fue de la fiesta!?

— ¡Sí! ¡Eso te quería decir! Se fue hace unos quince minutos, así que estará por ahí en unos minutitos más.

— ¿¡A las dos de la madrugada!? ¿¡Se supone que es un adulto, cómo se le ocurre dejarle a la deriva!?

— Hey, relájate. Es mayorcito como para saber qué hace. Además, llamó a un taxi, no va caminando.