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— Tenemos que hablar — Chan sintió como si un cubo con agua congelada hubiera caído sobre él en ese mismo instante. Sus manos comenzaron un leve temblor, cuestionaba si era buena idea mirarle a los ojos, con pavor de lo siguiente que podría escuchar.

— Lo siento tanto por lo que acabo de hacer, no debería de haber cruzado esa línea. Entenderé si quieres dejarlo — derrotado, así se sentía el alfa. Estaba sacando conclusiones antes de escuchar todo lo que tenía que decir su pareja. El solo pensamiento de ser dejado, por quien creía ser el único amor en su vida, le causaba terror. No comprendía en qué momento se hizo tan dependiente del rubio.

— Chan, por favor. Mírame a los ojos — las manos de Felix no tardaron en descansar en la mandíbula pálida del otro. Sin comprender lo que pretendía con ese cariño, hizo caso a la orden —. No voy a romper contigo — el mayor no pudo evitar soltar todo el aire que estaba reteniendo en sus pulmones. Aunque, aún con el cuerpo compungido, le exigía una explicación.

— ¿Entonces qué ocurre? ¿No te sientes cómodo conmigo?

— Tengo miedo — antes de que continuara preguntando, Felix no tardó en cortar sus dudas. Se formó un silencio sepulcral después de sus palabras, que ninguno de los dos se atrevía a romper. Esta vez, fue Chan quien intentó calmar al contrario. El rubio, sin darse cuenta, estaba mostrando indicios de nerviosismo.

— ¿Miedo de qué? ¿Me tienes miedo? Cariño, sabes que soy incapaz de hacerte daño — el alfa no tardó en rodear el cuerpo de Felix, que comenzaba a encogerse a cada segundo pasado. Entre sus palabras llenas de apoyo, besaba las cabelleras doradas de su novio. Mientras tanto, el otro solo conseguía ahogar las ganas de llorar en el pecho del contrario.

— Me vas a dejar... — sorbió la nariz, intentando no manchar la sudadera de Chan. Sus brazos estaban en la espalda baja del alfa, aferrándose a esa tela negra como si su vida le fuera en ello. Pensaba que en cualquier instante, volvería "ese Chan" que le había herido tanto. No entendía cómo era que se sentía tan necesitado por estar con él.

— ¿Qué? ¿Cómo te voy a dejar? Si hace unos momentos estaba rogando, a lo que sea que hubiera ahí fuera, para que no rompieras conmigo — intentaba no escandalizar al cuerpo afligido que no dejaba espacio para moverse ni tan solo un centímetro. Dejó sus palabras de la manera más suave posible en su oreja, mientras acariciaba su espalda con parsimonia. Cerró los ojos para concentrarse y escuchar cómo la respiración errática del omega, comenzaba a calmarse, mínimamente.

— Lo mismo dijiste cuando lo hicimos por primera vez. Me prometiste que nada cambiaría, pero te fuste y me hiciste sentir horrible — cada vocablo que soltaba Felix, se clavaban en forma de puñales al cuerpo de Chan. Era responsable de sus actos del pasado, sabía que aquello tendría consecuencias; sin embargo, el solo hecho de imaginarse cómo le hizo sentir en esos momentos, le hacía parecer la porquería más inmunda del mundo.

— Felix-ssi, ven aquí — Chan enderezó su cuerpo para ayudar al nombrado a ponerse de pie. El alfa se sentó en el sofá, palmeando sus muslos como una señal para que se sentara sobre sus piernas. El otro se resignó a lo mandado, no quería que le viera la cara llena de lágrimas y mocos. Cuándo estuvo encima de él, volvió a esconderse; solo que esta vez, apoyado en su hombro, mirando hacia el cuello. Chan alargó una mano para agarrar la manta desordenada que se encontraba en el sillón, y lograr envolver ambos cuerpos en ella.

— No quiero separarme de ti — los hipidos que Felix soltaba entre palabra y palabra provocaban más dolor al corazón del moreno. Apegó sus pechos, notando cómo el rubio se acomodaba aún más cerca de él. Se sentía como si siempre hubiera pertenecido a Felix, como si desde un principio estaban destinados a estar juntos. Chan cerró los ojos, apreciando el calor que le ofrecía el cuerpo del omega, al mismo tiempo que dejaba más besos y caricias en él.

Too Sweet -ChanLix-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora