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Felix jugueteaba con las débiles greñas castañas del alfa que yacía sobre él. En un principio, Chan había acudido a su casa para ver una película juntos. Se habían comprometido a aumentar sus conocimientos con respecto a la cinematografía, pero el pálido había fallado estrepitosamente. Estaban tendidos encima del sofá. Chan rodeando el cuerpo de Felix con sus brazos, mientras dejaba descansar su cabeza sobre el pecho del omega. A pesar de siempre alegar que tenía energías de sobra, se derrumbaba su actuación al escuchar los tranquilos latidos de su pareja. Cuando aquello se comenzó a convertir en una costumbre, solía ser motivo de enfado por parte de Felix. Aunque pasado los primeros intentos, el rubio cedió ante la imagen que le ofrecía el moreno.

Ese era el momento ideal para apreciar a Chan. Observaba con detenimiento su cabellera enredarse entre sus dedos. Cómo su nariz se expandía sin querer, y sus párpados temblaban al principio de caer rendido. En diversas ocasiones se detuvo en las bolsas que cargaba bajo sus ojos. También, por evaluarlo constantemente, pudo apreciar cómo se deshinchaban con el paso del tiempo. Hubo una vez, que sus labios se inflaron, como si estuviera buscando algo en específico, y besó el pectoral de Felix. En un primer momento, el omega pensó que estaba despierto, pero al notar un pequeño temblor en su pierna, se dio cuenta de que continuaba descansando. Realmente había cambiado, cambiado hacia mejor. Dejó su mano descansar al lado de su estómago, mientras la otra dibujaba círculos en la espalda del alfa. Había descubierto que el mayor era débil a las cosquillas. Hecho que le permitió salvarse, en más de una ocasión, de una reprimenda.

Felix cuidaba demasiado a Chan, sabiendo que él no lo haría por sí mismo. Le recomendaba dietas llena de nutrientes necesarios para su cuerpo, ejercicios de relajación, y métodos para controlar la respiración. Con ello, logró que el moreno regulara su tiempo para descansar, al igual que no sobreexplotarse a la hora de trabajar o estudiar. Se percató del desastre que era, cuando un día llegó hecho una bola de lágrimas por no poder llegar a todo. Lo que realmente ocurrió fue que se equivocó en las fechas, adelantando todo a dos semanas previas. Así, Chan aprendió a organizarse mejor, y mantenerse sano; porque según él: "debía de vigilar a Felix".

Sí, vigilar a Felix, porque no estaba libre de pecado. En más de una ocasión, Chan había encontrado al omega dejando de comer, o criticando el reflejo de su espejo. El moreno, tan directo como lo era el menor, le ofrecía "métodos de curación". Todo consistía en romper los esquemas de Felix. Cuándo se daba cuenta que la comida era apenas tocada por el omega, Chan se ponía manos a la obra. Se colocaba a su lado, jugueteando con su plato, mientras comenzaba lentamente a lanzar pequeños avisos al rubio. "No te daré más besos si no te comes lo que tienes en el plato", sí, le era demasiado infantil, recalcando que ya tenía 21 años, y Chan 23. Todo cambiaba cuando el moreno le obligaba a sentarse sobre sus piernas, acariciando su estómago mientras le llenaba la nuca de besos. Al final, siempre lograba hacerle ceder, y que acabara con toda la comida en su boca, con tal de conseguir los labios de Chan. Por otro lado, cuando Felix se criticaba sin parar, Chan le despojaba de cada una de sus prendas, dejando un rastro de besos por todo su cuerpo. Le repetía lo hermoso que era, y lo perfecto que siempre será, aunque Felix pensara todo lo contrario. Le hacía sentir un revoltijo de emociones de la cual se había vuelto adictivo con el paso del tiempo. Además de haber acabado siendo un embrollo de gemidos por los maravillosos dedos de Chan.

En fin, tanto Chan como Felix cuidaban uno del otro sin mucho problema. Prácticamente habían derrotado cualquier molestia, aunque los prejuicios siempre volvían en algún momento.

Cuando se escuchó la música que daba por finalizada la película, Felix comenzó a cantar débilmente para despertar al mayor. Con lentitud, se desperezó sin despegarse del cuerpo del moreno.

— La mejor película de la historia, sin duda — las encías de Chan relucieron con la tenue luz de los créditos, provocando una delicada sonrisa por parte del omega. El moreno podía jurar que era la mejor manera de despertar que jamás había podido presenciar.

Too Sweet -ChanLix-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora