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El silencio reinaba en el lugar, hecho que le parecía inquietante a Felix. En aquellos tres días, había tenido la compañía de su primo y Hyunjin las veinticuatro horas. Era clara la preocupación que sentían.

— ¿Seungminie, Hyunjinie? — su voz, aún un poco resentida por la noche anterior, se hizo eco en todo el hogar. Al no recibir respuesta ninguna, se dirigió al salón, dónde le esperaba una nota. "Lix, hemos salido un momentito, que Hyunjin no dejaba de molestarme —ES MENTIRA, ÉL TAMBIÉN SE COMPROMETIÓ—. No tardaremos más de veinte minutos. Te queremos". Las letras de ambos se notaban apresuradas, y más que oraciones, eran garabatos. No pudo evitar esbozar una disimulada risa al leer las últimas palabras.

Su cuerpo no dejaba de sentirse cada vez peor, y no entendía el porqué. Los ojos cedían cada vez más seguido, a pesar de haber descansado lo suficiente. Últimamente, todo le semejaba un excesivo esfuerzo. No podía estudiar porque el cerebro no cedía ante la información, lo mismo ocurría al ocupar un lugar en la cocina o en el supermercado. Ya no era Felix, se había convertido en un cadáver en vida, que se limitaba a reír con dificultad ante los demás.

Era consciente de que aquello no era habitual, y más con su carácter independiente. Se había acostumbrado a las amistades fugaces y rápidos amoríos, ya que tenía el lema de "todo ha de perecer". Las únicas personas que se habían mantenido a su lado habían sido su familia, y su mejor amigo, Youngjae. Por eso mismo, no entendía por qué le había afectado tanto las palabras de Chan, si no llevaban más de dos años siendo amigos — todo un récord para el omega—. Barajaba la posibilidad de haberse enamorado de él, pero volvía al problema inicial, la duración de sus sentimientos. Era tan complicado con respecto a sus emociones, que su familia había decidido llamarle "Felix el bisiesto". Sus madres habían creado la leyenda de que el corazón del hijo mayor solo hacía acto de presencia cada cuatro años, y se estaban arriesgando al poner tan poco límite de tiempo.

Bromas aparte, Felix se creó un complejo desde muy menudo por culpa de ello. Pensaba que el problema era suyo, que tal vez su personalidad era muy poco propia de un omega y ahuyentaba a la gente. Por no hablar de su complexión física. En el pasado, había tenido la mala suerte de topar con uno "seres" —catalogados de primera mano por Youngjae— que al saber que era omega, no pudieron evitar dejar comentarios despectivos por lo "antinatural" que era. Acarreaba una gran bolsa de complejos a su espalda, que en más de una ocasión le había provocado el derrumbe. Sin embargo, los malos momentos siempre desaparecían al paso de las horas.

No prestando atención, encendió la televisión a esperar la llegada de Seungmin y Hyunjin. Buscaba con la mirada objetos con los cuál mantenerse absorto, dado a que no quería volver a sentir el peso en su pecho. Fue en ese entonces que, mientras montaba una torre con las piezas de dominó, sonó el teléfono. Parecía que al pensar tantas veces en su amigo Youngjae, lo había invocado.

— ¿Diga?

— ¿Cómo que diga? ¿Sabes cuántas veces te he estado llamando estos días? ¿Para qué tienes el teléfono si no lo usas? ¡Por favor, Felix! — el pabellón auditivo del omega tuvo que alejarse al instante que los gritos del mayor se escucharon por el auricular.

— Lo siento, hyung — su voz, muchísimo más suave y baja, hizo que el contrario bajara unos decibelios de su tono.

— Seungminie me llamó muy preocupado hace unos días, pidiéndome que te llamara urgentemente. ¿Quieres hablar de ello? — se escuchaban objetos siendo arrastrados y cinta adhesiva siendo estirada mientras él hablaba.

— Minnie es un exagerado— después de una larga pausa, calmando su respiración, decidió seguir con su fachada—. No pasa nada, de verdad — mientras tanto, seguía jugueteando con las fichas de dominó, procurando que la torre, que ya contaba con una altura considerable, cediera.

Too Sweet -ChanLix-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora