• Donde YeonJun ha pasado por una vida difícil y Soobin es un chico con la vida pintada de rosa.
Ambos se darán cuenta de que sus vidas son muy distintas.
'¿Podrán llegar a ser algo más que conocidos?'
»Historia propia
»Prohibida su copia sin autor...
Cuando terminó de conducir, sólo había estacionado su coche en frente del zócalo de la cuidad, era de sus lugares favoritos cuando era niño...
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¡No Somos Iguales!
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Jun estaba preocupado pues había quedado de verse con Bin cuando saliera del trabajo pero nunca lo llamó.
Tomó su celular y marcó el número de su amigo, no sabía si tendría respuestas claras pero decidió llamar.
-Jun hyung?-
- Hola Gyu, oye no sabes algo sobre Bin?
-No hyung, no lo he visto desde hace unos días.
-Oh entiendo.., buenas noches Gyu, perdón por molestar.
Colgó y guardó su celular.
-Dónde estás Bin?- dijo en un suspiro mirando el cielo. Habían pasado 4 horas sin saber nada del menor, estaba siendo raro, incontables veces lo llamó pero lo mandaba al buzón, tal vez su celular se encontraba apagado.
Había ido a casa de Bin para ver si estaba su auto, pero nada, fue a la suya y tampoco.
Algo andaba mal lo sabía muy dentro del él.
Así que pensó largas horas en los posibles lugares donde podía estar.
Hasta que, recordó una muy vieja plática cuando comenzaban a hablar. Bin había comentado que uno de sus lugares favoritos cuando era pequeño era ir al zócalo de la cuidad.
No lo pensó dos veces, tomó su abrigo y salió de casa rumbo al zócalo el cual quedaba relativamente cerca.
No pensaba en nada más que en verlo, realmente quería verlo, así que mientras estaba llegando, buscaba algún indicio de él.
Buscó entre la gente pero no había nada. Le había dado una vuelta al zócalo y casi se rendía, no lo encontraba, hasta que vió su auto... Estacionado en la orilla de la calle.
Soltó una sonrisa de felicidad, casi lloraba. Así que caminó hasta donde estaba.
Una vez estando ahí tocó la puerta del lado del copiloto viendo a Bin del otro lado con un semblante que parecía estar llorando, su cabeza sobre el volante. Podía jurar que oyó su corazón romperse por ver a la persona que tanto quería en ese estado.
Volvió a tocar la ventanilla, hasta que el chico adentro se percató de la presencia al otro lado de él.
Era todo lo que quería ver, era lo único que realmente amaba y tenía tantas ganas de besarlo y abrazarlo.
Abrió la puerta y salió a abrazar a ese chico con todas su fuerzas, no era necesario hablar, sus corazones ya eran un compás y sus cuerpos imanes que necesitaban estar siempre juntos.
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