39. Perdida irreparable

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Disclaimer: Hey Arnold no me pertenece, todos los derechos corresponden a Craig Bartlett y Nickelodeon salvo la idea de la historia y los personajes inventados.

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El dolor más grande que puede tener un padre es perder a un hijo, no hay palabras que puedan expresar el sentir cuando pierdes al ser que te ha dado un nuevo significado a lo que llamamos vida; mi esposa y yo estábamos en una pequeña reunión con unos amigos, después de convertirnos en padres, nos resultaba un poco difícil salir con nuestros amigos pues deseábamos pasar tiempo con nuestra hija, Geraldine fue un cambio radical en nuestra vida, llego en el momento en que creíamos que no veríamos ese sueño cumplido, aunque no la criamos de bebé, le brindamos el mismo amor a que si la hubiésemos engendrado nosotros, ella es la luz de nuestros ojos. Después de unos años de una batalla legal, ella tomo la decisión de convivir con sus padres biológicos y con nosotros, mi esposa y yo teníamos miedo a que decidiera dejarnos por sus verdaderos padres, pero eso no era lo que ella quería que ocurriera en su vida; la convivencia con los señores Pataki fue diferente a lo que imagine, Geraldine siempre nos describió a sus padres como dos seres completamente ajenos a su alrededor, pero, ellos nos demostraron el cambio que sufrieron después de que todo esto comenzó.

- Llegamos a nuestro hogar y fuimos recibidos por María, su rostro reflejaba terror, nos asustamos, en mi pecho comencé a experimentar un sentimiento indescriptible - ¿ocurre algo María?

- Es... la... - comenzó a derramar algunas lágrimas - acabo de recibir una llamada para avisar que la señorita Geraldine y su familia han sufrido un accidente, se encuentran graves en el hospital.

Hannah y yo nos quedamos en shock, mi princesa en un accidente, María me proporciono el número de la persona que llamo, era la doctora Bliss, inmediatamente me comunique con ella para saber que ocurría.

- Buenas noches doctora Bliss, habla Dylan Anderson, nos acaban de pasar su recado - dije lo más calmado que pude, debía mantener mi compostura, aunque moría del miedo por siquiera preguntar si mi hija estaba viva o no - ¿qué... qué paso?

- No puedo precisarle los detalles por teléfono, la familia Pataki sufrió un accidente automovilístico, como responsables legales de Helga, necesito que vengan lo antes posible a Hillwood.

- Entiendo, enseguida saldremos para allá, si se requiere de alguna intervención quirúrgica, le brindo mi consentimiento para que tome la decisión más adecuada en lo que nosotros llegamos.

- Gracias, aquí los espero.

Al colgar, le pedí a María que le diera un calmante a Hannah pues ella estaba un poco histérica, mientras yo preparaba una maleta para salir de inmediato a Hillwood, en lo que lograba acomodar algunos cambios de ropa, me ponía en contacto con la aerolínea para que prepararan nuestro avión privado, jamás lo utilizábamos pues considerábamos que era un lujo innecesario, pero en esta ocasión agradecí el poder disponer de él sin necesidad de esperar tantas horas para abordar un vuelo comercial, en menos de dos horas ya estaríamos en Hillwood.

Termine de empacar, Hannah ya se encontraba un poco más calmada, le pedí a María que estuviera al pendiente del teléfono por cualquier cosa y le informe que en cuanto supiéramos algo, le avisaríamos para que se tranquilizara. Durante todo el camino al aeropuerto le pedía a Dios por el bienestar de mi hija y de su familia, ¿qué clase de accidente habrían tenido? Según recordaba, Geraldine me había dicho que pasarían el fin de semana en casa de su abuela quien vivía en una ciudad vecina, aún faltaba para que regresará a Hillwood; por más que mi mente quería resolver esto, no podía, el miedo se iba apoderando de mí.

El avión despego sin problemas y aterrizo de igual manera, un taxi ya se encontraba esperándonos, le indique que nos llevara al hospital de la ciudad, estaba comenzando a amanecer por lo que casi no había tráfico, llegamos rápido, le pague al taxista y nos dispusimos a entrar, justo iba a preguntar en la recepción por los Pataki cuando la doctora Bliss nos encontró.

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