CAPÍTULO XV

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PATY

Después de desayunar con Adele, me informa que el Sr. está en la alberca, voy de regreso a mi habitación para continuar con mi trabajo pendiente, cada día me delegan más responsabilidades. Al subir las escaleras me encuentro con él, va subiendo frente a mí, su ancha espalda con esas gotitas de agua se ve aún más tentadora de lo normal, y ese duro y parado trasero está para pellizcarlo, las ganas de abofetearlo han desaparecido.

Paty: Sr., buenos días, ¿Me va a necesitar hoy? (Se gira y espera a que llegue a su altura, se ve relajado).

Terry: Buenos días, ¿Por qué lo preguntas?

Paty: Voy a terminar unos pendientes que tengo en la oficina, y después me gustaría conocer el Delux, ya que aún no he tenido oportunidad. (Frunce el ceño).

Terry: No exactamente, pero no me gustaría que fueras sola, yo te llevaré a conocerlo más adelante, hoy saldré a comer y no sé a qué hora regrese, puedes salir de casa y hacer uso de las instalaciones, solo mándame un mensaje avisándome, pero no vayas al Delux, y llévate a Jesse.

Paty: ¿Tan malo es el lugar?

Terry: No, pero prefiero que vayamos juntos.

Más tarde escucho que sale, me asomo por la puerta, va guapísimo con un pantalón azul rey y una camisa de manga larga con las mangas alzadas en el mismo tono, ¡¿¡Dios por qué lo hiciste tan bueno!?! ¿¿Por qué?? Me siento como estúpida, he pasado de la tristeza a la furia y ahora al deseo, él es como la canción de Ana Cirre, era "Casi perfecto", solo que en vez de estar casado, le gusta cogerse a una mujer diferente cada día... Talvez si yo pudiera estar con él, ya no necesitaría estar con todas ellas... ¡¡No!! Él dijo claramente que aunque yo lo hiciera, seguiría acostándose con las demás, necesito sacarlo de mi alma, no voy a compartir a mí... ¿A mi jefe? ¿A mí NO novio? Ni siquiera quiere ser mi novio, todo es tan confuso con este hombre, por una parte es dulce, amable, caballeroso, y otras es un maldito engreído y pervertido, a pocas personas he detestado tanto, pero ninguna se ha apoderado de todos mis pensamientos.

La semana laboral ha estado muy pesada, me merezco un poco de distracción, le pido a Jesse que salgamos a comer y le advierto que tiene que comer conmigo, nada de sentarse a unas cuantas mesas como lo hace con el Sr. y me aseguro de embarrarme hasta las pestañas de protector solar, aún sigo con un poco de ardor. Le mando un mensaje al Sr. informándolo, me contesta que está bien, que me divierta y me cuide.

Nos dirigimos a un restaurante con buffet, con ventanales que dan a la playa, el día está hermoso, todo el mundo está tan quemado como yo, hay personas de un sinfín de nacionalidades, sus rostros reflejan lo bien que se la están pasando, Jesse se relaja, me cuenta que el Sr. ayer casi le arranca la cabeza porque salí sin él, me disculpo por eso, no pensé que la agarrara en su contra, pero conociéndolo, debí imaginarlo, le prometo que no volverá a suceder, no quiero que él pague los platos rotos por nuestras discusiones. Me intriga la idea de por qué demonios sigue aquí, si el Sr. lo trata tan mal, asegura que le paga muy bien y que tener en su curriculum, ser el 2do. al mando en la seguridad del Sr. Grandchester es muy beneficioso, además de que Frankco lo entrena constantemente, menciona que aunque no logra vencer al Sr. en un combate cuerpo a cuerpo, nadie tiene una puntería como la de él y que por eso lo aceptó en el puesto, además de que Frankco abogó por él.

Me sorprendo cuando menciona que trae un arma, no la vi, tengo que poner más atención en lo que pasa a mí alrededor. Terminamos de comer y caminamos por los hoteles, le pregunto por qué el Sr. es tan paranoico con la seguridad, y me explica que Frankco lo ha contratado, porque el Sr. ha sufrido un atentado, no pasó nada afortunadamente, pero a partir de ahí, se amplió la seguridad del Paraíso.

El Sr. del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora