CAPÍTULO XXIII FINAL

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TERRY

Me despido de los chicos, advirtiéndoles que no hagan explotar, quemar o cualquier tipo de destrucción al Paraíso, los años anteriores he amanecido con ellos entre botellas y mujeres, y talvez habría sido yo quien organizara una trifulca antes de irnos a la suite presidencial del Delux, pero este año es diferente, lo único que deseo es perderme entre los muslos de mi chica, solo de ella, no necesito más, es increíble los giros que le ha hecho a mi vida.

Carlo me pide que me quede un rato más, Dereck entiende a la primera y Dimitry está demasiado animado con las 2 chicas así que prefiero no interrumpir. Con un gesto hago que Frankco se acerque, le pido que el inútil de su mano izquierda se encargue de la seguridad de los chicos, y conociéndolos, de todos a su alrededor, él ya nos conoce así que ya ha mandado a traer a varios guardias de seguridad, y a él le doy el resto del día libre, se niega a tomarlo pero se lo doy como una orden, añadiendo que no quiero verlo hasta el 3 de enero. Se ha ganado el relajarse y divertirse, además se lleva muy bien con los muchachos, en algunas ocasiones lo hemos convencido de que se tome algunas copas y la hemos pasado bien, así que espero disfrute la noche.

Al salir del centro de espectáculos el aire corre fresco, me quito el saco y lo coloco sobre los hombros de mi hermosa chica, me lo agradece con una dulce sonrisa, y aunque me encanta su fortaleza y seguridad, su delicadeza me desarma, la abrazo y la dirijo a la habitación donde pasamos nuestra primera noche juntos, en donde la hice mía por primera vez, he mandado a cerrar esa habitación, no quiero que nadie profane ese lugar sagrado.

Paty: ¿A dónde me lleva?

Terry: A nuestra habitación del Delux.

Paty: ¿Ahora tenemos una habitación aquí?

Terry: Sí, desde que pusiste un pie en ella se convirtió en nuestra.

Al atravesar el jardín, antes de llegar a la habitación una fuerte brisa que ondee su cabello, parece una diosa con ese vaporoso vestido azul y es mía, solo mía.

Abro la puerta de la habitación, la he mandado a arreglar como nuestra primera noche, su sonrisa me demuestra que le ha gustado el detalle.

Paty: La habitación está muy linda, como la primera vez.

Terry: También es nuestro primer recibimiento de Año Nuevo juntos, pensé que sería agradable pasarlo aquí.

Paty: Excelente elección Sr. Grandchester.

Sus ojos están iluminados y sus mejillas sonrojadas, talvez por la expectativa de lo que va a suceder, me desea, pero nunca tanto como yo a ella.

La habitación tiene una temperatura agradable, así que le retiro el saco.

Terry: ¿Te sirvo algo de beber?

Paty: En realidad creo que he tomado suficiente por hoy.

Terry: ¿Mareada?

Paty: No, estoy bien, pero no me apetece nada por el momento.

Me sirvo una copa de coñac mientras ella camina por la habitación observando los pétalos, inciensos... candelabros.

Paty: Está justo como lo recordaba.

Siempre me he rodeado de mujeres bellas, pero la belleza de Paty difumina cualquier recuerdo, es elegante, sencilla, sexy, inteligente, decidida, fuerte, delicada y a pesar de todo, me quiere.

Pongo de fondo nuestra canción "Y si te quedas, ¿Qué?" en versión salsa, al escuchar los primeros acordes, la tomo de la mano haciéndola girar y comenzamos a bailar, después de un par de canciones me acerco por mi coñac, le doy un trago y la hago beber del mismo, una gota se derrama por la comisura de sus labios, la sola imagen del licor recorriendo su piel es excitante, le detengo la mano para que no obstruya su paso, la gota se desliza por su cuello hasta perderse en su escote.

El Sr. del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora