CAPITULO XII

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PATY

9 de la mañana, uno debería despertarse siempre a las 9 de la mañana, me estiro como gato entre las sábanas, que rica noche, bailé, cené, bebí, reí, creo que es la primera vez que doy gracias por tener a un sexy y excelente bailarín millonario como jefe.

El Sr. está en el jardín jugando con Toretto, se ve tan tierno lanzándole tremendo hueso para que vaya por él. Después de desayunar, hablo con el Dr. Tarson, nos veremos en un restaurante dentro de un centro comercial, el Sr. ordena que Jesse me lleve, ni siquiera intento discutirlo, está de buen humor y no lo arruinaré por algo que al final se va a hacer.

Una vez lista, voy a despedirme de él a su habitación, me recorre de pies a cabeza con la mirada, al principio me incomodaba, pero ahora me hace sentir deseada, linda, sexy. Camino con paso firme hacia él sin alejar la mirada de sus ojos, sin decir palabra me besa apasionadamente, sin preliminares, apoderándose de mí, dejándome sin aliento y con el corazón desbocado.

Terry: Eso es para que me recuerdes, mientras estés lejos de mí.

Paty: Esa es una buena forma de asegurarse.

El Dr. Tarson me da un fuerte abrazo y un beso en cada mejilla, al ver su recibimiento, siento un gran alivio, le ofrezco una disculpa nuevamente por lo sucedido y recalca que yo no tuve la culpa, él también se disculpa por perder la cabeza ese día. Me explica que el Sr. tiene muchas cualidades, como ya me di cuenta y que él lo quiere mucho, pero no le agradan muchas cosas, no lo dice claramente, pero es obvio que se refiere a su vida sexual, también me advierte de forma respetuosa, que no se me ocurra ilusionarme con él, asegurando que no es hombre de una sola mujer, algo que yo en el fondo tengo claro, "Estás jugando con fuego Paty" Después de aclarado ese punto me pregunta cómo me está yendo en mi trabajo y le platico de lo que me estoy haciendo cargo, la verdad es que estoy aprendiendo muchas cosas, y estoy muy a gusto con mi trabajo. Al preguntarle por el hombro del Sr. se mantiene hermético, solo menciona que es una vieja lesión, debe haber alguna forma de que se alivie, no puedo creer que tenga que vivir con dolor crónico por el resto de su vida y sí, hay una solución, una operación, pero el Sr. está renuente a realizársela, porque el proceso de recuperación y la rehabilitación son sumamente dolorosas y tendría que dedicar su tiempo por completo a ello al menos 3 o 4 meses. Le pido que insistamos en convencerlo de que se la realice y me sugiere que por ningún motivo se lo mencione si quiero salir viva del Paraíso, es un tema innombrable para él, ya el Dr. ha tratado innumerables veces de convencerlo y es inútil, y las últimas veces nada más de sacar el tema a la luz se ponía furioso. El Sr. ha tomado su decisión y hay que respetarla, claro que ni el Dr. Tarson ni yo estamos de acuerdo en eso, pero bueno, ni modo de hacerle manita de puerco para que acepte.

También le comento que el Sr. me dijo que el día que él quiera regresar, esa es su casa, él asiente como si ya lo supiera y afirma que no tardará mucho, porque ya extraña la comida de Adele, ambos sonreímos y finalmente nos despedimos.

Disfruté mucho de pasar la tarde con el Doc, como le dice el Sr., pero los ánimos se me caen al suelo, me siento cansada y comienzan los cólicos, no tarda en bajarme, lo bueno es que antes de salir de casa me preparé, ¿¿Por qué Dios nos castigó con la maldita regla??, ¿¿Por qué?? Es la pregunta que todas las mujeres nos hacemos cada mes.

Al llegar a casa subo a mi habitación, después de todo lo que comí, no voy a cenar y mañana tengo que levantarme temprano, así que me baño y me pongo la pijama, estoy leyendo cuando el Sr. toca a la puerta, me levanto para abrirle.

Terry: No fuiste a saludarme cuando llegaste. (En tono de reclamo).

Paty: Lo siento, me dijeron que estaba en su habitación y no quise molestarlo.

El Sr. del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora