CAPITULO VIII

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TERRY

¡¡¡Mmmm!!! Hot cakes, con jamón, miel y chocolate caliente, mi desayuno favorito... Escucho cómo la puerta de la entrada se abre, el miedo me congela, quiero correr a esconderme, pero no puedo, las piernas no me obedecen.

-¡¡¡Terry!!! ¡¡Terry!!

Me está llamando, tiemblo, las lágrimas comienzan a salir de mis ojos.

-Aquí estás, ¡¡Ven acá!! -. Grita y yo sigo sin poder moverme, con la mirada fija a la ventana, deseando que ella venga para sacarme de aquí, -¡¡Que vengas!! -. Ordena mientras me jala del brazo para bajarme de la silla.

Me sujeta por el cuello de la camisa, huele a alcohol y tabaco –Estás aquí desayunando tus malditos hot cakes, mientras ella está ahí, afuera, sola.- Señala la ventana, acercando la mirada perdida y cristalina a mis ojos. –¡¡Nunca debiste nacer!!

Despierto sobresaltado, sudando y con la respiración acelerada, -¡¡Carajo!! -. Un dolor punzante me recorre del hombro hasta el pecho, lo sujeto al tiempo que intento tranquilizarme, me incorporo lentamente y me desayuno una pastilla. Froto mi frente tratando de borrar las imágenes de mi mente, los músculos de mi espalda permanecen tensos, no solo duele el hombro, después de lo de ayer, me duele cada músculo, hace mucho no amanecía tan molido.

El recuerdo de su imagen a mi lado me asalta a mitad de la ducha, ¿Qué demonios fue todo eso?, reprimí las enormes ganas de sentirla cerca, de protegerla, de besarla...

Le envío un corto mensaje a Paty para venga. Una vez que contemplo su hermosa silueta, siento como si el Ángel Gabriel hubiera aparecido a librar mi batalla, finalmente puedo relajar los músculos que continúan adoloridos, me produce una sensación desconocida, cálida y agradable, en el fondo temí que hubiera decidido marcharse, pero sigue aquí, a mi lado. Me saluda con una decidida y brillante mirada.

Frota la pomada sobre mi hombro, -Está muy inflamado -. La observo por el espejo y asiento, ¿Qué esperaba después de la madriza que me metí ayer? Me duelen músculos que había olvidado que existían, sobre todo la maldita espalda.

Paty: ¿Quiere que le pida algo en especial para comer?

Terry: Lo que a ti te apetezca, estará bien.

Paty: ¿Me va necesitar para algo en especial?

Terry: ¿Por qué lo preguntas?

Paty: Necesito salir a comprar algunas cosas.

Terry: ¿Qué necesitas?

Paty: Bueno, quiero comprar, artículos personales. (Ya recibió su primer sueldo y necesita comprar ropa para la oficina).

Terry: No te preocupes, terminando de comer podemos ir de shopping.

Paty: Mmm de hecho preferiría ir sola. (¿Está rechazándome?).

Terry: ¿Puedo saber por qué?

Paty: Porque, las mujeres vamos de shopping con las amigas, no con los jefes.

Terry: Bueno, tú tienes suerte.

Paty: En verdad preferiría ir sola. (¿Quién demonios se cree?).

Terry: Si no quieres que te acompañe, está bien, pero no irás sola, Jesse te llevará.

Paty: No, en verdad quiero ir sola, ¿Es mucho pedir? (¿Qué carajos? Otra vez con esas malditas insolencias, me levanto frente a ella con la rabia a punto de erupción).

Terry: Vamos dejando las cosas claras de una vez, si tú no estás conmigo y estás fuera de casa, Jesse te estará acompañando, si Jesse no está disponible entonces irá Frankco, ¿Quedó claro?

El Sr. del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora