CAPÍTULO XXI

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TERRY

La siento temblar entre mis brazos, acaricio su mejilla con una mano mientras con la otra la sostengo de esa diminuta cintura que tanto me gusta.

Terry: ¿Tienes miedo? (Sonríe con timidez y dulzura).

Paty: No, no tengo miedo.

Terry: Estás temblando y no es por el motivo que deseo.

Paty: Es que yo... (Beso su mejilla, es casi imposible despegar mis labios de su piel).

Terry: Tranquila. (Susurro en su oído, y deslizo los labios hacia su frente depositando otro suave beso en ella). Quiero que lo disfrutes. (Arrastro los labios a su nariz besándola nuevamente). Y yo me voy a encargar de eso. ¿Confías en mí? (Da un tímido asentimiento). Bien, date la vuelta. (Me da la espalda, acerco la nariz a su cabello e inhalo profundamente). Hueles a chocolate.

Subo mis manos por sus brazos hasta llegar a sus hombros, tomo el cierre que está en su espalda y lo bajo lentamente, percibo cómo contiene la respiración e inconscientemente la imito, mis manos palpitan por tocar su delicada piel, percibo el nerviosismo, la expectativa y la desesperación que debe sentir un pirata al abrir un cofre repleto de un incalculable tesoro, en eso se ha convertido en estos meses, en mi tesoro, deslizo la punta de los dedos hacia el broche de su sostén, casi puedo verla separando los labios, inhalo profundamente mientras acaricio su espalda.

Terry: Muero de ganas por quitar esto y tocarte, pero si lo hago temo no poder contenerme.

Paty: ¿Temor? Eso es admitir debilidad. (Comenta con la seguridad que le caracteriza).

Terry: Por supuesto, es imposible resistirse a tan maravillosa imagen. (La abrazo por la cintura). En el cuarto de baño te espera un bikini, póntelo en lo que lleno el jacuzzi, un baño de agua tibia con hidromasaje seguro ayuda a relajarnos.

Un baño en el jacuzzi con bikini le terminará de devolver la seguridad, la observo caminar hacia el baño, con sus hermosas piernas arriba de los altos tacones que la hacen lucir tan bien, pone una mano sobre la puerta para empujarla y gira el rostro, yo estoy contemplando su trasero, subo la mirada y me sonríe pícara, regresa la mirada hacia la puerta, desliza el vestido por su hermoso cuerpo y lo deja caer, dejándome sin aliento, e inmediatamente entra al cuarto de baño.

Lleno el jacuzzi con agua tibia, unos minutos después sale en bata de seda roja, con el cabello cayendo por un hombro, me acerco tomándola por la mejilla y me hundo en esa boca que ya he hecho mía, cuando logro separarme de ella, mi pulso se ha acelerado.

Terry: Es mi turno.

Aclaro señalando el cuarto de baño con la mirada, doy un paso hacia allá pero me detiene, desabotona mi camisa, como lo ha hecho tantas veces, mientras nuestras miradas imantadas hablan por nosotros, me gusta que lo haga, es una sensación de intimidad. Me quita la camisa y el vendaje, desliza su mano por las marcas que las vendas han dejado en mi pecho seguido de las caricias de sus labios, la sensación recorre mi cuerpo ¡La deseo tanto!, la tomo de los brazos y me separo unos dolorosos centímetros inhalando profundamente, necesito tomarme esto con calma.

Terry: Ya vengo nena.

Me coloco un traje de baño y regreso a su lado, la encuentro sentada en el borde del jacuzzi, tomándola de la mano la invito a levantarse y tiro del listón que cierra su bata, acaricio su cintura desnuda atrayéndola para unir nuestros labios mientras dejo caer la seda. Entro al jacuzzi y la ayudo a entrar guiándola para que se siente en medio de mis piernas.

Paty: El agua está deliciosa.

Terry: Tú estás deliciosa. (Aclaro besando su hombro, enciendo el hidromasaje y comienzo a masajear su espalda).

El Sr. del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora