El domingo te levantaste tarde, disfrutaste mucho del sueño y al parecer Erwin también lo había hecho porque seguía dormido. Estaba durmiendo a pierna suelta y es que era muy gracioso ver a ese marido tuyo caracterizado por su seriedad y grandes capacidades analíticas estuviera acostado boca arriba extendido por casi toda la cama con los brazos y piernas bien abiertos, despeinado y con un poco de saliva en su boca. Comenzaste a reír y enseguida te paraste, Erwin no se despertó y fuiste por un poco de papel y le limpiaste ese rastro de saliva, se veía muy tierno, pero luego recorriste su cuerpo y bueno es que lo volverías a admitir, Erwin está como quiere. Su playera con la que dormía estaba alzada y se le veía el abdomen, bastante trabajado. Sus brazos también estaban iguales, los bíceps sin grasa, puro músculo. Llegaste a las piernas, eran tan largas y torneadas. Bueno tu prometido dormía así que ... le agarraste la pierna izquierda, más concretamente su muslo, estaba cercano a ti así que comenzaste a tocarla. Ibas de arriba abajo sin pasar de la rodilla. Estaba duro, podías sentir el músculo, luego tomaste la pierna y la acomodaste para que formara un ángulo de 90 grados sin que se despegara su pie de la cama, ahora le acariciabas la pierna por abajo, luego decidiste bajar a tocarle la pantorrilla. Volteaste y viste a Erwin todavía dormido. Su playera estaba más arriba y podías apreciar un poco más. "Sólo un poco" pensaste y le tocaste el abdomen tu mano derecha recorría todo lo que estaba al alcance y sin descubrir. Paraste
- Esto no está bien – dijiste casi en un susurro
- Claro, en especial cuando la otra persona está dormida
- ............................................................ - No ibas a voltear. La regaste, ahora Erwin estaba despierto. ¿Qué procedía? No sonaba molesto, bueno Erwin nunca sonaba molesto de nada, pero es que era tan difícil saber qué piensa. Su cara siempre está igual con noticias buenas o malas.
Sacaste tu mano de su playera sin voltear y para no lidiar con lo que seguía que fuese a pasar, rodaste por la cama y te encerraste en el baño. Viste una toalla, para bajarte la calentura que traías te metiste a la regadera con agua fría. No ibas a causarle problemas a nadie, este asunto corría por tu cuenta. Comenzaste a tocarte, el agua caía por todo tu cuerpo, realmente te sentías excitada. Jamás pensaste que tu cuerpo iba a desear a ése hombre que estaba allá afuera. Sólo de seguir pensando en él te ponías más caliente. El agua fría ya no estaba funcionando, así que seguiste tocándote, cada vez estabas más lubricada, realmente quisieras que Erwin te la metiera completa, pero él estaba afuera. Espera ¡¡¡¿¿¿Qué???!!! ¡¿Qué tipo de pensamientos indecentes eran esos?! No, no ,no ,no esto no podía estar ocurriendo. Te estaban masturbando pensando en Erwin. Tus sentidos se perdieron por un momento, ibas allegar al clímax, pero te detuviste. Pero tú, (tu nombre) Frances Wadlow, la chica que tenía muy buena carrera militar y que casi obligaron a casarse, la mujer que tendría que abandonar la carrera por la que estuvo trabajando tanto tiempo para darle hijos ¿estaba aceptándolo todo tan fácilmente? Tu inconsciente comenzó a reprenderte de la peor manera y ciertamente no iba a suceder esto ... El agua dejó de caer e instantáneamente sentiste un dedo en tu interior.
- ¿Qué haces? ¡Suéltame! – le dijiste, pero no te hizo caso – Erwin, déja ... me ... ¿haces? ... ¿Cómo entraste? Ahh – dos dedos ya estaban dentro de ti y se movían, te cargaron. Una mano te alzaba y la otra seguía con su trabajo
- Erwin ... no. ¡¡Ya déja. Ahhhhhh .... – Tres dedos
- Me pregunto si debo de añadir otro para que dejes de reclamar
- Ahh ya bahhh ya bastaAHHH – Cuatro
- Así está mejor. Déjame escuchar más – decía mientras cuatro dedos estaban dentro de ti. Duró un rato más y te viniste. Tus piernas temblaban – Entré, porque tengo llaves de todo y te vi tocándote hasta que paraste, así que decidí ayudarte. Me pregunto si estamos a mano – Tú te estabas pasando los efectos del orgasmo – No creo que estemos a mano ... yo tengo un problema nada pequeño ¿Me ayudas?
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Maldito matrimonio, me hiciste muy feliz. (ERWIN X READER) Finalizada
Fiksi PenggemarTodo comienza porque el Rey Carlo Grimales, gobernador de un país vecino de un país vecino de Marley, decide que hay que hacer las paces con la Isla Paradise, e increiblemente su ejército llega a detener la pelea que se desarrolla en el arco de reto...