Camino al punto de encuentro: ___(Cal)
Miércoles.
01:05 a.m.
Habíamos estado alrededor de unos treinta minutos huyendo de aquellos sujetos, quienes al descubrir que le habíamos robado uno de sus automóviles no dudaron en perseguirnos con sus armas listas para disparar en nuestra dirección. En algún momento del tiroteo el vidrio de la parte trasera había estallado por completo, cortando un poco mi piel. Mas ese disparo fue una de las mejores cosas que pudo habernos pasado, con los vidrios volando a una inmensa velocidad active una de las habilidades de Bad Things, esta consistía en poder 'teletransportar' la materia por medio de la sombras.
Con un poco de puntería y mucha suerte logre darle al conductor, lo que hizo que el automóvil enemigo se estrechara de lleno contra un palo de luz.
Una vez terminado aquel maldito alboroto solté un largo y sonoro suspiro, aliviada de ver que finalmente tenía un par de segundo para descansar y esperar que mi cuerpo cerrara las heridas. Más parecia que la vida estaba empeñada en joderme la existencia, comenzó a llover con algunos pequeños copos de nieve formándose por las bajas temperaturas.
– ¿Ahora que mierda hice aparte de nacer? – Pregunte al cielo con los brazos extendido en resignación, mala idea ya que una punzada ataco uno de mis costados. Al levantar un poco mi camiseta pude ver el dorado cierre que se extendía a lo largo de la entrada de bala, que aún seguía en mi interior. Maldije una vez más, sentándome sobre todos aquellos pedazos de cristal destruido, terminando de rasgar mi cuerpo ya lesionado, aunque poco me importaba ya.
Pero no podía negar que tenía mucho sueño de golpe, mis pesados parpados amenazaban con cerrarse, y para colmo me sentía mareada dentro de esta chatarra con ruedas. La voz de Bruno me saco de mi pequeño transe, desde el retrovisor podía ver sus azules ojos mirándome de vez en cuando.
– ¿Sigues viva? – Pregunto alzando la cabeza un poco en mi dirección.
– Púdrete coco mal nacido. – Una pequeña risa escapo de sus labios en cuanto escucho aquellas palabras salir de mi boca. Aparco detrás de un par de árboles, haciendo casi imposible ver nuestro auto en tanta oscuridad. Ladee la cabeza una tanto curiosa al verlo bajar del auto para luego abrir la puerta derecha trasera, cambiando aquella sonrisa de lado por una mueca de preocupación. Reí, o más bien sisee al verlo con el entrecejo tan fruncido. – No creí que pudieras ser más feo, pero creo que me equivoque. –
– Si haces ese tipo de bromas supongo que estas bien. – Comento alzando una ceja nuevamente para luego subieres a la parte de atrás. Cabe destacar que me había recostado para tratar de cerrar los ojos, por lo tanto él estaba sobre mis muslos. – Levántate la camisa. –
– 1. Primero un café. 2. Eres más feo que pegarse en el dedo pequeño del pie, no te tocaría ni con un palo por respeto al palo. – Sus ojos se pusieron en blanco para luego llevar sus manos a la parte descubierta de mi abdomen, tocando y apretando este para ver qué tan grave estaba, ganándose un gruñido de mi parte.
– No pareces estar tan mal. – Dijo, levantándose de aquella incómoda posición que tanto parecían gustarle para tomarme entre sus brazos y cargarme con una facilidad que aterraba. – Por lo menos el sangrado se frenó completamente, tampoco hay orificio de salida, la bala debe seguir dentro ¿Tienes alguna otra herida de bala? – me dejo con cuidado en el asiento del acompañante para quitarse su chaqueta y colocármela el blanco de esta poco a poco comenzó a teñirse de rojo por culpa de las pequeñas heridas que aún estaban abiertas, se quedó esperando pacientemente mi respuesta que fue solo una negación con la cabeza. – Trata de no moverte mucho. – Ordeno tras dar toda la vuelta hasta el baúl del auto, abriéndolo para buscar si es que hay algún botiquín.
![](https://img.wattpad.com/cover/182925883-288-k897864.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La sombra del zipper
RandomBella, bella italia. Nápoles tiene a un asesino dentro de su territorio. Sujetos de diferentes mafias han sido asesinados y saqueados, nada importante hasta que atacaron a un escuadrón de Passione. ¡Bruno Bucciarati! Ese es el nombre del hombre que...