Oficina de Big Daddy: ___(Cal)
Miércoles 10 de marzo
1:45 a.m.
Tal vez hubiera sido buena idea que me quedara afuera, esperando a que Bruno hablara con aquellos extraños sujetos, pero con lo terca que soy decidí entrar simplemente por el hecho de no querer estar sola en un pasillo un tanto espeluznante, pero ahora que estoy dentro de la oficina, parada detrás de Bucciarati pienso que hubiera sido mejor esperarlo en un sofá afuera.
La habitación no era antiestética, de hecho nada en esa extraña casa escondida debajo del famoso 'Balcón de Julieta' era mal parecida, con un bello tapizado rojo cubriendo las paredes con decorados de madera hacían que mi propia casa pareciera más un cuchitril de lo que ya era para empezar. El suelo era firme y no rechinaba al pasar, tampoco había olor a madera podrida en el edificio, no estaba sucio ni astillado. Igualmente la felpuda alfombra negra que cubre cada centímetro de esta podría esconder cualquier cosa si hubiera necesidad, literalmente se sentía como caminar sobre un camino de ovejas blanditas, pero eso no viene al caso.
Me sentía extraña rodeada de enormes cuadros y estatuas antiguas, tal vez lo único reconfortante era el olor a fresa en el habiente y una chimenea de piedra que chispeaba a mis espaldas. Como antes había dicho, me encontraba detrás de Bruno mientras que este escuchaba con atención lo que Big Daddy nos decía.
Ah, hablando de él, no le hace justicia al nombre. Mordí mi lengua la primera vez que lo vi, tal vez fue por como la mirada del cabeza de coco se clavaba en mi nuca o la del otro idiota que no paraba de verme con ansias de sangre, sea lo que fuera, había estado reprimiendo el impulso de llamarlo enano, piojo, hobbit, renacuajo, medio hombre, etc. en cuanto lo había tenido adelante. Ya me imaginaba el rostro pálido de Bucciarati mientras intentaba arreglar lo que mi afilada lengua hubiera soltado, eso me hizo sonreír para mis adentros, tal vez sea porque nunca lo había visto realmente enojado pero me encantaba tratar de sacarlo de quicio.
Mire detrás del enano de cabellos castaños, encontrándome con la boba mirada de esa enorme mujer que sonreía cada vez que cruzábamos miradas; aún recuerdo ese descarado beso que le había dado a el cabeza de coco sin su consentimiento ¿Qué se cree esta maldita zoccola? Me molesta con solo verla, aquellos brillantes ojos rojos no dejan de mirar en nuestra dirección, eso realmente me incomodaba, esa tipa no me daba buena espina. Por otra parte, el enano moreno a su lado no paraba de verme con ganas de asesinarme, seguramente por la pequeña pelea que tuvimos antes de conocernos, aun así me daba completamente igual.
Volví a centrar mi atención en Bucciarati que no había despejado su azul mirada de aquel enano que hablaba de algo que realmente no me importaba, parecia concentrado así que decidí molestarlo un poco. Las garras de Bad Things se movieron con suavidad sobre la piel de su espalda, pude divisar una mueca de sorpresa por parte de mi compañero mientras se retorcía un poco, era probable que le haya hecho cosquillas. En cuanto el enano aparto la vista para buscar unos papeles en los cajones de aquel enorme escritorio negro, Bruno giro su vista hacia mí con el entrecejo fruncido y una mirada severa en aquellos profundos ojos azules. Reí para mis adentros, había logrado molestarlo un poco.
– Lamento aburrirte. – Hablo la cálida voz que había estado escuchando de fondo desde hace más de treinta minutos, una que técnicamente debía haber estado escuchando con atención pero que realmente no me interesaba en lo absoluto.
– Lo perdono. – Dije alzando los brazos sin importancia, no podría importarme menos en realidad. De pronto sentí como el azul brazo de Sticky Fingers pellizcaba un costado de mi muslo, haciéndome saltar por el repentino dolor. El stand sonrió en cuento di levemente la vuelta para luego volver al cuerpo de mi compañero como si nada mientras este colocaba una pierna cruzada sobre otra de manera elegante.
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La sombra del zipper
AcakBella, bella italia. Nápoles tiene a un asesino dentro de su territorio. Sujetos de diferentes mafias han sido asesinados y saqueados, nada importante hasta que atacaron a un escuadrón de Passione. ¡Bruno Bucciarati! Ese es el nombre del hombre que...