Dreams! |TERMINADO|

Mistake!!

Milk le quedó observando por un buen rato hasta que recibió una risilla. Desde un comienzo la sonrisa se esfumó de su rostro, y solo observó las reacciones de su hermano.

A los pocos instantes, sus emociones se ausentaron en él—. Cómo...

— Siempre que mientes acostumbras no ver a la gente a los ojos... Pero más que mentira, prefieres desviar tus emociones y la situación... —se llevó la lata a los labios, bebiendo de su contenido en un gran trago.

— Yo no mentía... — Lo sé. Eres demasiado sincero, y eso adoraban de ti.

Dejó la lata vacía y nada más quedó una sonrisa pintada en sus labios. Siendo observada por su hermano que al final dejó la conversación hasta allí, prosiguiendo a beber de su soda hasta dejarla sin ninguna gota en su interior.

El exhalo de cansancio de la contraria le hizo mirarla, para notar que se comenzaba a quitar el uniforme. Igual le veía sin importarle su acción, y Milk tampoco le importaba la presencia del azabache por el hecho de que el calor del apartamento era más sofocante y la tela gruesa del uniforme no le ayudaba.

— Uff, y hablando de otra cosa, ¿qué ocurrió contigo? ¿Desde cuándo una chaqueta te parece increíble? ¡Y antes de que me vengas con palabrerías...! —dejó su blusa de lado y acomodó su sostén— Vegeta no parece tan conforme con esa apariencia de pandillero.

Frunció los labios, apartando la mirada y evitó hablar al respecto. En vez de eso, dejó su soda y fue a gatas al frigorífico a robarle otra soda o lo que sea que hubiera.

— Pienso que hay algo... o alguien... que ocasionó todo ese desastre en ti. —se alejó de la sala entrando en su habitación y tomando el conjunto de ropa que se había quitado en la mañana.

Cómoda, ventilada y fresca, lo que necesitaba— Pero es increíble que Raditz estuviera a favor de eso que te hiciste... Agh, ¿qué han estado haciendo ustedes dos?, par de... tontos.

Le ignoró por esos momentos, escabulléndose entre los trastes del interior. Para cuando regresó con la jarra de jugo de mandarina, su hermana iba por el short de mezclilla.

— Se nota que dos chicos no pueden siquiera ponerse firmes... ¡Por Kami-sama, pareces pandillero!, ¿qué pasa con esas botas, y ese pantalón ajustado?, ¿El cabello flameado de verde?

— Eh, en realidad es azul... —murmuró, intentando contrarrestar las quejas.

— ¿Azul?, ¡Azul, aún peor!