Capítulo LIII: Nada Es Lo Qué Parece

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El brillo matutino apareció entre mis parpados aún cerrados, el cansancio ya no habitaba mi cuerpo, extraño pero lo cual agradecí

Y la sonrisa ante el recuerdo de lo que había acontecido hace unas horas se hizo presente. Me removí entre las sabanas suaves y extendí mi mano hacia su dirección, estaba vacío. Lo único que pude tocar fueron mis anteojos. La decepción de que no se encontrará al despertar me hizo abrir los ojos al instante

Me erguí al escuchar movimiento del otro lado del salón, me coloqué los anteojos, y ahí estaba ella, a lado de la ventana ligeramente abierta. Quedé contemplando la escena, no se trataba de la sensualidad que daba a notar por la camiseta blanca y sus bragas negras, ni su piel pálida decorada con los tatuajes que siempre me llevarían al borde. Sino del cigarrillo entre sus labios a medio terminar. La idea de verla fumar jamás sería de mi agrado, el que atentara con su salud me preocuparía siempre

Me puse en pie vistiéndome con rapidez con mis prendas acomodadas en la mesilla de noche, al parecer Lena se había tomado el tiempo de hacerlo, quizá sospechado que después de lo acontecido mi vergüenza aparecería

Caminé hacía ella, quien seguía perdida en sus pensamientos

-hola -me acerqué mientras daba la última calada y arrojaba el filtro por la ventana-. Estas fumando de nuevo

Sus ojos se colocaron sobre mí, no existía aquellas miradas dedicadas con anterioridad. Solo seriedad en sí

-puedo hacerlo al fin -señaló con suficiencia, no comprendía sus palabras-. Hora de irse

Recordé el desayuno en el que mi madre la había invitado

-sería una buena idea que te vistieras, me encantaría verte todo el día así pero mis padres son muy conservadores aún -bromee, ella suspiró incomoda al sentir mis manos en su cintura-. ¿Qué sucede?

-es mejor que te vayas -se zafó de mí agarre y camino hacia la cocina

Quedé inerte, el evidente rechazo proporcionó la incertidumbre y la tristeza. Mi mirada se colocó hacia el cielo por un instante y nuevamente caminé hacia ella

-Lena -llamé y mi voz parecía olvidar que existía la firmeza-. ¿Que está pasando?

Dio un sorbo al vaso con agua y sonrió mientras negaba

-¿no parece todo muy obvio, cuatrojos? -cuestionó sin vacilación-. Es hora de que te vayas

-Len... -la confusión me daba el golpe directo en el rostro, ella seguía en pie negándome la idea de que todo se tratará de una broma cruel

En un instante las ganas de echarme a llorar comenzaron a acecharme. Giré en busca de las llaves del cacharro, mi intención estaba intacta, no sabía que hacer o decir

-Kara -me llamó, quizá me pediría concederle esa mañana para arreglar algo que había acontecido, quizá me explicaría por qué se comportaba de esa manera

Volví nuevamente hacia ella quién seguía detrás de la barra de cocina con el vaso vacío entre sus pálidas manos

-no me llames, no me busques ¿entiendes? -la presión en mi pecho hizo que me sofocara

-¿que estas...? -no hubo otro comportamiento el cual buscará más que la explicación de lo que estaba sucediendo, ahora estaba frente a ella-. ¿Qué demonios pasa contigo?

Sonrió de manera torcida

-he ganado, te lo dije ¿no? Siempre consigo lo que quiero

La confusión dio vueltas por mi cabeza, negué con incredulidad. No quería, no podía creer lo que decía con convencimiento

Starlight [Supercorp - AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora