Miércoles 13, 2017.
08:34.
Nanamo.
Con los dedos fríos envolví mis manos en la caliente taza de café que mi amigo NamJoon me había invitado. Él le dio un sorbo a su bebida, y yo me le quedé mirando expectante. Se le veía relajado, no parecía como si fuera a confesarme algo que cambiaría mi vida. Cuando estaba de camino, muchas incógnitas aparecieron en mi cabeza. ¿Qué tendría por decirme? ¿Era muy malo? ¿Acabaría conmigo? ¿Qué era eso que urgentemente me tenía que decir, tanto así como para no esperar más y citarme de una buena vez?—NamJoon, has estado callado todo el tiempo, ¡dime qué sucede de una buena vez!
Como si volviera a la realidad, me miró fijamente. Dejó su vaso a un lado, y se cruzó de brazos.
—Yo... no quiero lastimarte, ni hacer que me odies por esto —mi ceño se frunció—. Sé que estás a nada de casarte con quien se supone es el amor de tu vida, y que no deseas que nadie arruine este momento, pero yo... yo...
Mi garganta se secó. ¿Estaba por confesarse? ¿NamJoon se confesaría?
—¡Espera, no! —le corté rápidamente—. Nam, no. Lo siento mucho, pero no puedo aceptar esto. Eres mi amigo, mi mejor amigo después de Jungkook, simplemente no puedes hacerme esto.
Decir esto hizo que el gesto de mi acompañante se descompusiera, me miraba con tristeza. Sin pensarlo, tomó mis manos entre las suyas, y sólo así sentí la calidez de un amigo.
—No es eso, Nanamo. Creo que sería incluso mejor que fuera así, pero... no —ahora mismo entrañas se estaban revolviendo. Si no era eso, ¿entonces qué...—. Yo sé de algo que debí haberte dicho desde hace mucho, pero simplemente no lo hice porque no quería lastimarte, y porque pensé que cambiaría, que él cambiaría. Yo solo buscaba protegerte, ¡pero no cambió ni un poco! ¡Lo han seguido haciendo desde semanas! ¡No han tenido piedad de ti, se estaban burlando en tus narices!
Namjoon había comenzado a exaltarse, como si lo que supiera lo enojara tanto. ¿Qué significaba esto? No comprendía nada.
—No comprendo, Nam. Por favor, cálmate y dímelo claramente.
Me miró con los ojos encolerizados, y soltó con rabia mis manos.
—Sucede que tu novio y tu mejor amiga son una mierda —golpeó la mesa con enojo, y yo me alejé extrañada.
—No tienes ningún derecho en tratarlos así-
—¿Tú eres tonta? —los susurros a nuestro alrededor aumentaban. Estábamos dando un espectáculo estúpido—. Ambos..., esos bastardos, ¡ambos se acuestan a tus espaldas! —mi boca se abrió incrédula, ¿cómo se atrevía?—. Siempre que tienen la oportunidad lo hacen, lo sé —sus ojos chispearon de melancolía—. Han sido lo suficiente inhumanos como para traicionarte, a ti, Nana, que tanto amor les has dado.
Mis manos se quedaron tiesas, y un dolor se instaló en mi vientre, que fue subiendo hasta mi corazón. No podía ser cierto. Negué con mi cabeza, y alejé su mirada.
—Me estás mintiendo —le había dicho yo, con el corazón por los suelos. Me estaba destrozando lentamente—. ¿Me estás mintiendo? —ya no podía afirmarlo, solo podía preguntar.
Preguntarle a algún dios, si existía, que Namjoon me estuviera mintiendo. Que esto no era real, solo un sueño.
Mis hombros se cayeron, e instantáneamente la vista se me nubló. Las gotitas caían en mis manos, que se presionaban con fuerza en mis piernas. Los ojos me picaron, y me sentí demasiado incómoda con esta ropa. Limpié mi rostro, pero las lágrimas no se detenían. No quería que Namjoon me viera así, tan humillada. Lo próximo que escuché fue su silla chillar, para después sentir unos calientes brazos rodeando mis hombros.
—Lo siento, Nana, lo siento demasiado... Fui un completo egoísta al no decirte todo esto.
—NamJoon —la voz se me cortó, y lloré como nunca lo había hecho en sus brazos.
Lloré como una adolescente que había perdido a su novio. Peor aún, como una adulta que había perdido a su prometido. ¿Por qué me habían hecho esto? ¿Jungkook, YuHire? ¿Quiénes eran ellos realmente?
(...)
—Gracias, Namjoon —dije cuando el carro aparcó en la entrada del gigante edificio.
—Si necesitas algo, llámame. En un parpadeo estaré aquí.
Le dio un toque a mi cara, y me sonrió comprensivo.
—¿Estás seguro que no te molestaré en tu casa? —pregunté con la voz jocosa, abriendo la puerta de su carro.
—Sería molestia si rechazaras mi oferta.
Asentí sin ganas, y me despedí de él, cerrando la puerta, y rodeando el auto para caminar hacia mi hogar. Lo que se supone es mi hogar, pues ya no lo siento como eso. Cuando pasé las puertas, se abrieron automáticamente, y con un cabeceó saludé al viejo guardia. Caminé lento, jugando con las llaves en mis dedos. ¿Debía recoger alguna ropa e irme a un hotel? Tal vez... dejarlo afuera a él, y dormir sola en ese cuarto por última vez. Cuando quedé frente a la puerta, aún no había respuesta en mi cabeza. Sin ánimos de nada, introduje lento y silenciosamente la llave, cuando escuché un "tic" supe que estaba abierta. Las luces se encendieron cuando entré. Todo estaba en completo orden, menos el ruido que venía de nuestro cuarto. ¿Qué carajos era esa música? ¿Tan lenta y aburrida? Pese a su balada, no me permitía escuchar nada más aparte de eso.
Pero eso no importaba, solo significaba que Jungkook estaba en casa. Y claro que no me esperaba. Le había dicho que por el trabajo no llegaría a casa hoy. Qué equivocada estaba, ¡pero me iba a escuchar! Necesitaba sus excusas, para así ser su verdugo.
Sucio rastrero mentiroso.
Con fuerza tomé la perilla. La música estaba muy fuerte. Empujé la puerta con rabia, y no, no estaba durmiendo. Desearía que hubiera sido así.
—Jungkook, ¡Jungkook! —la expresión en su mirada era de mero placer. Se retorcía en su lugar, mientras presionaba con fuerza las caderas de mi prometido.
Gemía tan escandalosa y genuinamente, mi querida amiga YuHire.
Un suspiro salió de mi nariz. En blanco, me quedé mirando la trágica historia que pasaba frente a mí. Era real, muy real. Me acerqué al equipo de sonido, y con un dedo detuve su ruido. El corazón me pitaba. Qué horrible era tener que afirmar esto, justo con una probadita de su traición en vivo.
La habitación a oscuras era iluminada suavemente por la luz de la luna. Que no había sido piadosa conmigo, que me permitía con su brillo, ver la brutalidad ante mí.
Ambos giraron hacía mí. El asqueroso calor en la pieza era sofocante. Los chirridos de la cama ya no estaban, y Jungkook ya no estrellaba sus caderas contra ella. ¿Cómo habían llegado hasta esto? El cuerpo más grande se erectó, alejando las piernas de YuHire, mirándome sin realmente verme.
—Tenía un poco de fe en que no fuera verdad —murmuré, pero ambos escucharon claramente.
—¿N-Nanamo?
Seguramente mi silueta era lo único que podían ver, por lo que prendí la luz, y solo así pude ver sus rostros llenos de pánico.
—Nanamo —repitió.
Esa era la voz de un traicionero, un maldito mentiroso.

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CULPABLE
FanfictionNanamo estaba ilusionada porque al fin estaba a punto de casarse con su novio de años, lo que nunca esperó de parte de él fue recibir una traición tan grande que desearía nunca haberlo conocido. Jungkook, un hombre perfecto ante los ojos de Nana, bu...