Secuestro

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La noche comenzaba a caer. Nuestra joven protagonista se encontraba algo aburrida en su habitación. Estaba en su cama, recostada y leyendo un libro. Ya casi se acercaba la hora de ir a su paseo nocturno. La chica suspiró y se levantó de su cama, dejando el libro de un lado. Peinó como pudo su cabello rubio y se colocó una corona de flores en la cabeza. Se puso un vestido rojo y sin mangas, que llegaba hasta sus rodillas.  ¿De calzar? Pues, la princesa de Pridelands no usaba zapatos. Iba descalza a casi todos lados, excepto a las ceremonias importantes.

Al salir de su cuarto, se topó con sus tíos Timón y Pumba. Siempre la acompañaban a sus salidas en la noche, pero a ella le incomodaba un poco.

—Por favor—Suspiró mientas los miraba— ¿Podrían dejarme salir sola esta noche? Es que, necesito pensar en varias cosas...

—Kiara, tu padre nos ha dicho que-

Timón fue interrumpido por la princesa.

—Ya sé que les ha dicho—Levantó un poco la voz pero no perdió su compostura— Solo díganle que fue mi elección.

Sin nada más que decir, Kiara se fue de ahí a toda velocidad. Cruzó por la puerta de entrada del castillo y comenzó a caminar tranquilamente.

La noche era hermosa. Había luna llena y varias estrellas. Caminó por todo el pueblo y vió toda la actividad nocturna que había allí.

—¡Pesado fresco!¡Llevelo ahora!—Se oían a los vendedores.

A ella le encantaba su pueblo, pero decidió estar en un lugar más a solas. Así que fue a orillas de un río y se sentó en el césped, admirando las estrellas. Colocó las piernas contra su pecho y las abrazó.

"Algún día,todo esto será tuyo"

Las palabras de su padre resonaban en su cabeza todo el tiempo.
Pensativa, comenzó a admirar el río y a jugar con los dedos en él. Una sonrisa de dibujó en su rostro. Aunque sea adolescente, ¡Amaba jugar y ser una niña!

Sin dudarlo, se acercó aún más y metió sus piernas en el agua. Estaba fría, pero era una sensación que a ella le encantaba. No por nada le gustaba andar descalza por todos lados.

Sonrió al ver un pequeño pez que pasaba por al lado de su pierna. ¡Era muy pequeño y tierno!

—Tal ves si fuera un pez, mi vida sería más fácil—Dijo en broma mientras miraba como el animal acuático nadaba.

Su sonrisa se fue cuando un ruido se escuchó. Provenía del arbusto que estaba detrás de ella. Se levantó y se dio la vuelta.

—¿Quién anda ahí? ¡Sal ya!—Comentó, mientras miraba el arbusto.

—¿Segura, princesa?—La chica reconoció la voz. Era Janja.

Kiara abrió los ojos con miedo cuando vió salir al chico con ropas negras y con una lanza. Detrás de él venía Kovu y otros dos chicos más.

—¿Que hacen aquí?—Cuestionó ella con miedo.

—Solo veníamos a admirar la noche, princesita—Sonrió Janja, mientras se acercaban a ella.

La chica comenzó a retroceder lentamente. Estaba asustada. Lugo de unos segundos, se dió la vuelta y comenzó a correr.

—¡Tu no te vas!—Gritó Janja, mientras la comenzaban a perseguir.

Kiara corrió tan rápido, que ni la mejor amiga de su hermano la vencería. Estaba demasiado pálida, sus ojos reflejaban terror y miedo.

Después de un largo rato, pensó que los había perdido. Pero de la nada, un joven de ojos verdes saltó a agarrarla.

—¡Sueltame! Te lo pido por favor—Forcejeaba la chica con fuerza.

—¿Quieres quedarte quieta?—Contestó el chico, agarrándola fuertemente del brazo.

El agarre le dolía bastante a Kiara. Estaba lastimandola. Esta soltó un pequeño grito de dolor y algunas lágrimas.

Janja se acercó a ella y colocó en su boca y nariz, un pañuelo blanco que contenía un líquido. Este la hizo dormir y cayó en los brazos de Kovu.

Él la agarró y se la llevaron lo más rápido posible de ahí. No se percataron de que, a la joven princesa, se le había caído su hermosa corona de flores en el mismo lugar.

Kovu al cargarla, notó que le había dejado una marca en el brazo por su agarre. No le dio importancia, pero se sintió un poco culpable.

Era demasiado tarde, los jefes de la tribu de Pridelands se estaban preocupando por su hija.
Simba caminaba de un lado a otro mientras se agarraba la cabeza. Su esposa trataba de calmarlo, pero nada de eso funcionaba.
El hermano menor de Kiara entró a la habitación de sus padres.

—¿Han visto a Kiara? No la veo desde la tarde—Comentó su hermano, preocupado.

—No, Kion. No ha vuelto desde que salió a dar su paseo nocturno—Nala suspiró, preocupada por su hija.

—Iré a despertar a la guardia. Iremos a buscarla y traerla inmediatamente aquí.

Su madre sonrió y se acercó a Kion. Le dió un abrazo mientras acariciaba el cabello corto del chico.

—Ese es mi hijo—Le dió un beso en la frente y dejó que fuera a despertar a sus amigos.

͠s͠ᴏ͠ʟ͠ᴏ ͠ᴀ ͠ᴛ͠ɪ ͠ᴛ͠ᴇ ͠ɴ͠ᴇ͠ᴄ͠ᴇ͠s͠ɪ͠ᴛ͠ᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora