Desayuno

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Esa noche, Kiara no pudo dormir. Solo descansó su cuerpo, pues su mente se la pasó pensando en aquellos sentimientos.
¿Serán correspondidos o no?

—¿En qué diablos estoy pensando? —Dijo Kiara para si misma —, ¡Parezco una estúpida adolescente enamoradiza!—Se dió vuelta en su cama, trató de cerrar sus ojos y descansar un poco.

Al otro día, la joven princesa despertó. Vaya que había sido una dura noche para ella.
Se levantó de la cama y comenzó a peinar con sus manos su cabello. A veces le molestaba que fuese tan largo, ¡Se enredaba demasiado!

Se colocó un vestido color crema que resaltaba sus hermosos ojos y alguna que otra flor en el cabello. Soltó un suspiro y salió de su habitación.

Al llegar al salón principal, se encontraban sus padres hablando con Kovu mientras desayunaban. Kiara no interrumpió la conversación y se sentó en la mesa que estaban. Se colocó al lado de su madre, la cual la saludó con un leve susurro.

—Buenos días, Kiara—Susurró su madre dulcemente—¿Té? —Preguntó Nala, ofreciéndole una taza.

—Un poco...—Suspiró la menor.

Su madre notó está actitud, la miró a los ojos y en voz baja le preguntó:

—Hija, ¿Ocurre algo?

Mientras todo esto ocurría, Kovu y Simba seguían hablando. Kiara no les prestó mucha atención, pues hablaban de cosas aburridas para ella.

—No, madre.—Fingió una sonrisa—Estoy bien.

¡Pero claro que no lo estaba! La pobre se había enamorado y no podía ni dormir en las noches.

Simba, quién apenas se percató de la presencia de su adorada hija, la saludó.

—¡Buenos días, Kiara! — Dijo con un tono alegre. — Disculpa, estaba preguntándole a Kovu acerca de su vida en su hogar.

Kovu miró a Kiara mientras tomaba un sorbo de su taza. Sus ojos se clavaron en ella. Eran hermosos. Kiara solo se limitó a sonreír.

"Esos ojos... Esos malditos ojos"

—Y créame que no fue nada fácil vivir allá, su majestad.

Otra vez usando ese tono refinado, Kovu sonrió levemente a los jefes de la tribu.
Kiara los miró de reojo, ¿Estaban haciendo las pases?

La reina miró a su adorada hija y luego miró a Kovu.

—Kiari,¿No te gustaría dar un paseo con Kovu y enseñarle la tribu?—Sonrió su madre.

Simba, su padre muy sobreprotector, tomó su taza y bebió el líquido que había en ella. Su cara no se mostraba demasiado feliz. ¿Qué tal si ese forastero le hacía algo a su hija?

—E-eh...—La mirada de Kiara fue para la de su padre—Es que... Tengo cosas que hacer. —No tenía nada que hacer, pero no quería soportar a su padre enojado.

Las puertas del salón se abrieron de repente dejando ver al menor de la familia real.

—¡Kion! ¿Por qué has bajado tan tarde?—Preguntó Nala.

—¡Lo siento, lo siento! Me he quedado dormido. —Comentó rápidamente—Buenos días a todos.

Su hermana mayor soltó una risa, Kovu solo se limitó a sonreír y Simba se puso serio.

—Kion, ya sabes que...—Fue interrumpido por el menor.

—Que debo ser puntual para realizar el patrullaje matutino—Terminó la frase del mayor. Con velocidad agarró una manzana que estaba en la mesa real y salió de la habitación mientras le daba la primera mordida. Aquella fruta iba a ser su desayuno. —¡Hasta luego! —Comentó saliendo a toda velocidad.

Nala miró a cierto chico de ojos verdes y se disculpó por la actitud de su hijo. Casi nunca desayunaba con ellos, siempre despertaba tarde y tenía que salir corriendo.

—Disculpa a Kion.—Suspiró—Él casi nunca desayuna con nosotros.

—Está bien, no pasa nada.—Sonrió Kovu—En mi familia muy pocas veces desayunamos. —Se encogió de hombros.

Kiara río levemente y terminó su desayuno. Se levantó y se dirigió a la salida. Pero antes de que llegara a ella, su padre la detuvo.

—Kiara.—La voz de su padre resonó en el salón.

La menor se dio vuelta y lo miró con una leve sonrisa.

—¿Que ocurre, papá?

Su padre se levantó y se acercó a ella. Su mirada se veía seria, Kiara ya pensaba que la iba a regañar por algo. Pero no fue así.  De un momento a otro, Simba dibujó una sonrisa en su rostro.

—Lleva a Kovu a conocer la tribu.—Le guiñó un ojo.

—¿Qué?— ¿Había escuchado lo que creía haber escuchado? — ¡Sí! —Gritó, perdiendo un poco la postura. La recuperó y se aclaró la garganta— E-es decir, lo haré con todo gusto.

Su padre sonrió y miró a Kovu, quién había escuchado el grito de felicidad de Kiara desde su lugar. La chica de ojos rojizos se acercó a él.

—Kovu, ¿Me harías el honor de dar un paseo conmigo?

El de ojos verdes sonrió y accedió con todo gusto. Quizás averiguaría más acerca de Simba o de la tribu.

—Será un honor. —Se levantó, hizo una reverencia a los mayores y acompañó a la chica.

Nala, al ver que ambos se habían retirado, se levantó y se acercó a su amado esposo.

—Es un buen chico, ¿No lo crees?—Comentó mientras apoyaba su cabeza en el hombro de su pareja.

—Aún no lo sé, no olvides que es...—Fue interrumpido por Nala.

—Sí, todos sabemos que es uno de los descendientes de Zira. Pero no hay que juzgar a alguien por quienes son sus padres, ¿No lo crees?

Simba no respondió, pues estaba pensativo. Cuando su esposa se alejó, llamó a Timón y Pumba. Él no confiaba en Kovu, así que debía enviar a alguien que vigile a Kiara... Solo para estar seguros.

—¡Buenos días, Simba!— Se acercaron Timón y Pumba, quienes lo habían cuidado durante su infancia.

—Buenos días, chicos—Sonrió Simba. —Oigan, ¿podrían hacerme un pequeño favor?

—¡Claro que sí!—Contestó Pumba.

͠s͠ᴏ͠ʟ͠ᴏ ͠ᴀ ͠ᴛ͠ɪ ͠ᴛ͠ᴇ ͠ɴ͠ᴇ͠ᴄ͠ᴇ͠s͠ɪ͠ᴛ͠ᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora