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"Despedido"

Min Yoongi leyó de nuevo el papel que se le fue dado.
"Por exceso de producción y falta de demanda, nos vemos obligados a prescindir de sus servicios como empleado. Sepa entender.

La administración."

Su cuarto empleo, genial.
Suspiró, ya cansado.

Sentado en el pequeño comedor, se replanteó nuevamente su vida. ¿Qué hacía ahí? Estaba aburrido, no tenía un objetivo ni tampoco ánimos para buscarlo. ¿Buscar otro trabajo? Ya estaba cansado. ¿26 años y cansado ya? Se preguntaran, pues sí. Cansado maldita y mentalmente.

—Está bien, es suficiente. —se levantó decidido y fue en busca de un tarro, volviendo a su mesa y vaciando su contenido, todos sus ahorros.
Esa misma noche, gastaría todo en lo que se le antoje, tal vez en bebida y comida chatarra en casa, tal vez en chicas y cigarrillos en alguna discoteca, o simplemente la tiraría al drenaje. ¿A quién le importa? Era su dinero y lo gastaría en lo que quisiera.
Se divertiría, viviría la vida que quisiera, olvidaría su pasado, sería alguien más... Como siempre.
Luego, volvería a su casa y se colgaría del techo. ¿Por qué no?

Tomó las llaves colgadas a un lado de la puerta y salió.
Fue por su motocicleta— Maldita sea... — no estaba. — Esos malditos, otra vez.

Bien, tal vez debería disfrutar de una última caminata.
Se puso la capucha de la campera y caminó hasta donde sus pies lo llevaran.

En su camino se encontró con lo de siempre, peleas entre dos estúpidos borrachos, gente sentada en las esquinas, luces de faros que no servían.
¿Cómo rayos sobrevivió tanto tiempo?
Bogum tenía su zona hecha un desastre. Tal vez iría a decirle que preste más atención, pero, ya saben, tenía una cita con la muerte.

¡Basta, déjame, aléjate!

Frenó de golpe cuando un grito se escuchó por el callejón que daba a la vereda donde caminaba. Miró a su costado y pudo ver a una persona sujetando los brazos de otra que estaba en el suelo.
Se paralizó, mirándolos un momento, hasta que el que estaba siendo atacado lo miró.
—Por favor, por favor, ayúdame. —suplicó.

Min sabía que no era bueno meterse en los asuntos de otros, mucho menos en esa zona, incluso aún menos cuando el atacante lo miró con ojos rojos — Aléjate, niño, no te entrometas. — pudo reconocer a Binhoo, un holgazán.

Yoongi afianzó la correa de su capucha y se encerró aún más en ella, siguiendo su camino.

—Dejame, bastardo, no me toques. —forcejeó.

—Deja de resistirte, sé un buen omega ¿o prefieres que te lo ordene? —sonrió maliciosamente.

—D-Dejame... —su cuerpo temblaba y estaba aterrado, no fue cuidadoso, debió haber previsto que esto pasaría.

Quieto.

Sin control sobre sí, su cuerpo se aflojó y sus manos fueron bajadas con fuerza.
Aquel hombre sujetó su abrigo y tironeó, rompiendo su campera polar, sacando un par de botones.

—Por favor...

Un ruido seco se escuchó y el hombre frente a él, cayó al suelo.
—¡¿Qué mierda?! —sujetó su cabeza. —¡¿Tú?! ¡Te dije que te fueras!

—Pues, no se me va muy bien seguir órdenes, mucho menos de perros chihuahuas como tú. — Pasó la barra metálica por sobre sus hombros, sujetandola por ambos extremos con sus manos, tomando una postura confianzuda y despreocupada.

—¿Cómo te atreves?— gruñó, parándose correctamente. — Te voy a descuartizar.

—¿Tú a mí? —rió sarcástico, echándose hacia atrás — ¿Sabe Bogum que estás intentando violar omegas dentro de su zona? — se enderezó, mirándolo fijarme.
En el suelo, aquel chico no podía ver bien su rostro debido a la capucha, más podía notar un brillo en sus ojos. Un brillo amenazante.

—¿Bogum? —rió — Ese chiste está más ocupado en perseguir a su propio omega que en vigilar lo que pasa en su zona. ¿Crees que le temo?

— ¿Un alfita como tú? Debería. —bajó el fierro, golpeandolo fuertemente contra el suelo, provocando un gran ruido.

—¿Alfita? — dijo con molestia —¿Qué me dices de ti? ¿Usándolo a él para intentar asustarme? ¿Por qué no me enfrentas a la antigua? — olfateó, soltando una gran sonrisa burlona —A menos...que no seas un alfa.

Sin más, se abalanzó sobre él para atacarlo. Rápidamente, Yoongi lo esquivó, dándole otro fierrazo en la espalda, provocando que caiga al suelo, soltando un bufido. El otro chico se cubrió con sus brazos.
— Desearías que fuera alfa, ¿Verdad? —
El otro no respondió, sino que volvió a atacarlo, ahora con rabia reflejada en sus ojos rojos y sus colmillos apretando con fuerza. Mas el de campera militar, volvió a esquivarlo, dándole otro fierrazo que lo impulsó de cara a suelo.
— ¿Qué tan humillante sería para ti que un omega te gane? —se burló.

—¡¿Eres omega?! —gruñó, levantándose más que fastidiado. Ese supuesto omega era veloz, fuerte y altanero, pero era un omega. Sonrió, mirándolo fijamente. No importaba, cualquier omega cedería ante su voz — Deja ese objeto ahora.

¿Cómo dices? — inclinó su oído hacia adelante.

Frunció el ceño. —Te ordeno que-

—¿Me ordenas? —rió a carcajadas.
Arrojó el fierro con fuerza hacia el hombre, dando contra su frente.

—¡Mierda! — cayó de rodillas, sujetando la herida que se abrió.

—¿Me ordenas a mi, con esa voz tan débil?

El hombre miró al omega que había atacado anteriormente, ¿débil?. Incluso ese chico había cedido ante su voz.

— Tú no eres un omega...

Los ojos de Min brillaron ante su seriedad.
Se paró frente a él, mirándolo desde arriba. Tan superior, tan demandante.
El chico, que observaba todo desde su lugar, pudo oler el terror que Binhoo comenzó a emanar.
—Soy Min Yoongi — se inclinó hasta su rostro. — El beta que romperá cada uno de tus huesos si no te vas en este instante.

Bite Me, BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora