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Mientras metía toda la ropa y pertenencias que podía en el bolso, se preguntaba porqué no lo había hecho antes.
Tal vez porque nunca tuvo el valor para hacerlo, tal vez porque sintió que las razones que tenía no eran suficientes, tal vez porque creyó muy dentro suyo que su padre cambiaría en algún momento, o quizás era que ahora sí tenía en claro que ese no era su hogar, que debía levantarse y buscar uno verdadero, quizás sólo necesitaba que alguien lo cuide y proteja por el simple hecho de ser una persona naturalmente vulnerable y no porque creyeran que era una propiedad.

Sea la razón que sea, él se iría está noche.

—Tae... Tae... — susurró al lado de su cama.

El castaño abrió los ojos lentamente y se volteó hacia quien le hablaba —¿Jimin? — se sentó con rapidez, despabilando al instante. —¿Qué haces aquí? Si tu padre te ve, habrá problemas. —cuchicheó.

— Esa fue la última vez que mi padre me verá. Voy a huir, Tae y quiero que vengas conmigo.

—¿Huir? ¿A dónde? No puedo irme sin más, mamá se preocupará, papá está pensando en qué hacer con respecto a mi último día aquí... He hecho un desastre, no puedo irme ahora y mucho menos así..

— Pues, yo sí me voy — acomodó su bolso.

— Es peligroso Jimin. — miró hacia su puerta en caso de que alguien entrara y volvió a mirarlo — Estás en tu tiempo de celo y si vuelves a salir sin alguien que te cuide, podrías provocar un desastre.

— Por eso es que necesitaba tenerte a mi lado, pero entiendo tu posición. Entonces, aquí me despido. — quiso alejarse, pero Taehyung sujetó su brazo.

— Jimin, si sales así, podrían no sólo tenerte en contra de tu voluntad, sino hasta matarte — dijo con preocupación.

— ¿Y crees que es distinto si me quedo? Parezco un pricionero en mi propia casa y no estoy a mucho de que mi padre enloquezca. Nada me asegura que él no vaya a matarme.

— Jimin... Eso es exagerar, tu padre no sería capaz de...

— ¿Tú crees? — preguntó con seriedad.

El castaño guardó silencio por un momento, está bien, él no estaba cien por ciento seguro de que no pasara. Del señor Park se podía esperar cualquier cosa.
— Entonces dime a dónde vas, prometo alcanzarte mañana, pero antes tengo que hablar con mamá y esperar que no me interrogen cuando se den cuenta de que te fuiste.

— Si le vas a decir a tu madre, entonces no puedo decirte dónde voy. Ella se preocuparía y le diría a mi padre.

— Ah, Jimin, me pones en un gran aprieto. — mordió su uña — Está bien, dime el lugar, prometo no decir nada... Veré qué escusa meter para que no sepan dónde vas... Sólo prometeme que es más seguro que aquí.

— Cualquier lugar es más seguro que aquí... De todos modos, espero no equivocarme y me termine corriendo de su casa...

— Ay, no... — Taehyung tragó aire — Piensas ir con ese beta.

—🌐—

— No lo sé, creo que el golpe en la nariz estuvo de más, hyung.

— Con un simple no, hubiera bastado —apoyó Kim.

— Cierren la boca, ustedes me metieron en este aprieto. Ahora mantendrá vigilada mi motocicleta, maldita sea.

— Simplemente deja que te dibuje desnudo, no es algo del otro mundo — volvió a hablar Jungkook.

— Un beta es algo de otro mundo — agregó Namjoon, lo que provocó que Yoongi detuviera sus pasos apresurados. —¿Yoongi?

"Es extraño, la verdad. Tratas a ese alfa como un simple perro y él te obedece"

El pelinegro se volteó hacia ellos — ¿Por qué ustedes me siguen? — el par no entendió — ¿No debería estar cada uno con su propio círculo social? Es decir, ¿tú con los alfas y tú con los omega?

Namjoon ladeó la cabeza — ¿Entonces con quién estarías tú? No hay muchos betas por aquí.

— Porque es algo de otro mundo — repitió.

— ¿Desde cuándo te importa tanto lo que debería ser? — preguntó Jungkook — Es así como eres, ¿no? Estoy contigo porque te conozco desde niño y siempre cuidaste de mi, incluso antes de saber nuestro segundo género, ¿debería dejarte de lado sólo por eso?

— A demás, los demás alfas siempre estaban burlándose de mí hasta que tú apareciste ¿de veras tendría que estar con ellos aún así?

— Eres un alfa para mi, Yoongi hyung, y voy a seguirte a dónde sea. — sonrió Jungkook.

— Supiste protegernos a pesar de todo, si alguien merece ser seguido, eres tú.

Yoongi apretó los puños, ellos podrían decir todo eso, pero él seguía siendo un beta geneticamente. Mentiría si no dijera que la idea de tener su propio territorio no pasó por su mente, pero tarde o temprano todos descubrirán su naturaleza y dejarían de seguirlo, o incluso tratarían de quitarle el poder... Él no podía arriesgarse a eso.
Por otro lado, tampoco podía abandonar éste estilo de vida antiguo para volver a las ciudades donde no existe esta regla de territorios por poder, sino más bien leyes humanas establecidas por una sociedad en conjunto.

Sí, en éste mundo existían dos posibles sociedades establecidas, y cada quien era libre de elegir en cuál vivir, sin embargo, ambas ponían en desventaja a un beta. En una, no tendría el poder para luchar por un territorio y mantenerlo; en la otra, su genero te ponía en una escala inferior a cualquier otra, resultando ser prácticamente un paria, obteniendo los trabajos más bajos que podrías imaginar.

—¿Yoongi? ¿Dije algo malo?

— No, sólo volvamos a casa. — dio la vuelta y siguió su camino. Unos brazos rodearon sus hombros, colgándose de él, caminando a su par.

— Nosotros lo amamos, Yoongi hyung, no lo olvide. Somos pocos, pero considerenos parte de su manada. Usted es el alfa en el cual confiaremos siempre, ¿está bien?
Podremos vivir en la zona de Bogum, pero siempre será usted nuestro líder.

— Yo tengo una pregunta. — Namjoon, tras ellos, alzó la mano.

— ¿Por qué tú no estás volviendo a tu casa? — Min lo miró sobre su hombro.

— ¿Estás loco? Adora no me abriría ni en sus mejores días a esta hora

—¿Cuál es tu pregunta hyung? — Jungkook soltó a Yoongi, volviendo al lado de Namjoon.

— ¿A quién llamó Timon y a quién Pumba?

Yoongi soltó una risa seca. — No lo sé, tal vez tú seas Pumba — pararon frente a la puerta y metió su mano en el bolsillo para sacar la llave.

—Espere, hyung. —Jungkook adelantó el paso y detuvo su mano. — La puerta está abierta. —señaló.

El pelinegro no se había percatado de la pequeña abertura que había entre la puerta y el marco.

Los tres se dieron una mirada y el mayor apartó a Jeon tras su espalda. — Esperen aquí.

Abrió la puerta con cuidado y encendió la luz, cerró despacio y caminó lentamente hasta la habitación, donde la luz ya se hayaba prendida y entró.

— Mierda... — abrió grande sus párpados ante la sorpresa. Su ropa estaba por todo el suelo desparramada y las cobijas de su cama desordenadas, aquel omega se encontraba sobre ella abrazando sus piernas, rodeado de más ropa suya.

—... Perdón... No pude resistirme... Esto duele...

Bite Me, BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora