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Jimin no entendía porqué Yoongi tenía tanto cariño por esa motocicleta, pero verlo sonreír de esa manera, le decía que no importaba que para él fuera un simple cacharro, era algo que al beta lo hacía feliz, y eso bastaba.

— Ten, ponte el casco — parpadeó al darse cuanta que estaba perdido en sus pensamiento y no notó cuando Min se le acercó, colocando el casco sobre su cabeza. Lo detuvo.

— No, usalo tú.

— No tengo otro, así que vas a tener que ponertelo — empujó.

— No quiero, quiero estar al aire libre — se negó.

— Jimin, este casco podría salvar tu vida si algo llegara a pasar en el camino. — insistió, tratando de ponerle el objeto.

— Confío en tu juicio al manejar, ya no insistas — siguió apartandolo.

— No soy el único que anda en las calles, ya hazme caso.

— ¡No quiero! — dio un fuerte empujón — ¡No quiero, no quiero, no quiero! ¡¿Por qué no me dejas decidir por mi mismo, idiota?! — Yoongi abrazó el casco y se lo quedó viendo con grandes ojos. Al darse cuenta de su actitud, Jimin tragó aire nervioso — Yo, yo no quise gritarte, pe-pero no haces caso y te digo que no quiero...Yo...

Qué el mundo lo perdone, pero estaba cansado de siempre recibir órdenes. Aún así, Yoongi no merecía ese grito.

El beta no dijo nada más y se colocó el casco, dando la vuelta para retornar a su moto.

— No, Yoongi — Jimin se apresuró y lo sujetó de la campera. El pelinegro volteó a verlo — ¿Te enojaste? ¿Estás enojado? — preguntó con temor. No pudo ver expresión a través de ese casco con cristal oscuro, por lo que se achicó en su lugar cuando Min extendió su mano hacia él. Para su sorpresa, comenzó a acariciar sus castaños cabellos. — ¿Yoongi?

— ¿Por qué iba a enojarme?

— Ah, uhm.. Bueno, te llamé idiota, y..

— Eso podría llegar a ofenderme, pero no me hace enojar, a demás... — su mano bajó a la mejilla del omega y dio un pellizcon, mientras estiraba su piel.

— Oye, oye, oyeeee... — Jimin sostuvo su mano.

— Me la vas a pagar. — lo soltó. — ¿Subes?

Se sobó la mejilla — ¿Sobre? — Yoongi rió.

— La moto. — Se subió y Jimin lo imitó, sosteniendo sus caderas.

— Eres aburrido — bromeó, pues quería aligerar el ambiente de nuevo, ahora, abrazándose a su pecho y pegando la nariz a su espalda.

— Tenía una idea de porqué no querías el casco — comentó Yoongi con una sonrisa que no se vio, encendiendo la moto, para acelerar y emprender marcha hacia ningún lugar específico.

Jimin sólo rió, aferrándose más cuando aceleró, gustoso de poder sentir el olor de Yoongi, junto con el viento nocturno sobre su rostro.

¿Era esta la libertad que tanto deseaba?

Perdió su sonrisa cuando una pregunta rondó su mente:
¿A él le gustaba Yoongi o sólo anhelaba la libertad que éste le permitía y brindaba?

¿Qué sentiría o pensaría Yoongi de él? Según Namjoon, el beta era gentil por naturaleza, ¿debía sentirse especial por ser tratado de este modo por él, o simplemente era alguien más a quien Min quería ayudar?

Todo pensamiento quedó en la nada cuando Yoongi frenó la moto de repente y su frente dio contra el casco — ¡Hey! — alejó la cabeza — ¡Casi me sacas el cerebro! — se quejó, tocando su frente.

Bite Me, BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora