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El sonido de la lluvia lo despertó. Abrió lo ojos con pereza y miró hacia la ventana, la noche se asomaba pero no estaba lloviendo.

Se sentó en la cama y miró a su alrededor, cierto, se había quedado dormido en el cuarto de Jungkook.
— Mierda, ¿dónde está Jimin? — se levantó rápido, caminando hasta la puerta de salida cuando volvió a prestar atención al tenue sonido de lluvia.

Caminó hasta la puerta del baño ubicado en la misma habitación y pegó el oído a la puerta, alguien se estaba bañando.
— ¿Jungkook? — qué va, sabía que no podía ser, pero esperaba que fuera él, de otro modo, moriría por entrar sin permiso. Tamboreó los dedos sobre la superficie, ansioso por una respuesta, pero la puerta se abrió y se hizo para atrás.

Jimin salió con una toalla en su cintura, gotas caían desde su cabello mojado hasta sus hombros e iban en picada. — Jota equivocada. — contestó mirándolo con seriedad, llevando su mano a su pelo para tirarlo hacia atrás, dejando su frente descubierta. — ¿Por qué siempre tengo que oírte nombrar a ese omega? Qué fastidio.

Yoongi se quedó un momento sin palabras, debido a la vista, pero no duró mucho así, lo siguió con la mirada cuando Jimin pasó por su lado, yendo hacia el placard como si de su propia casa se tratara — Dices eso, pero usas sus cosas.

— ¿Y de qué me sirve? — sacó una remera — Esto es enorme, no me va a quedar. Creo que incluso es grande para él.

Min se cruzó de brazos — A Jungkook le gusta usarlo así.

— Deja de nombrarlo —lo miró con el ceño fruncido — ¿Qué no entiendes?

Yoongi gruñó — Pues él es parte de mi vida y no voy a dejar de nombrarlo. A demás, ¿qué te molesta? Al fin y al cabo, lo terminaste metiendo con ese alfa fastidioso.

— Ah~ tengo hambre — Jimin palmeó su estómago como si fuera un niño.

— Puedo hacer algo de comer — caminó hasta la puerta, pero Jimin le arrojó la remera.

— Mejor toma una ducha, yo haré la cena.

— ¿Perdón?

— ¿No hablas español o qué te pasa? Haré la cena —respondió, revisando más ropa — creo que me pondré esta. — tomó un overol azul y una remera de mangas largas.

— ¿Tienes cinco años?

— Básicamente es de ese omega.

— Él tiene cinco años, aún bebe leche chocolatada.

Jimin se puso la remera y preparó el overol en la cama para sacarse la toalla. Con sus manos sobre ella, llevó su vista hacia Yoongi, que lo miraba expectante — ¿Qué estás esperando? Desaparece.

— No estaba viendote — desvió la mirada nervioso y fue al ropero por un pantalón. — De todas formas, no es como si hubiera visto algo nuevo.

— Desagradable recordármelo. Ese era mi lobo, no yo.

— ¿Y ahora quién es?

— ¿Qué cosa?

Yoongi se volteó, Jimin ya estaba vestido — ¿Quién está aquí conmigo? ¿Por qué no has vuelto a tu casa?

Jimin apretó sus puños y mantuvo la mirada por un momento, nadie lo obligaba a estar ahí, sin embargo, él quería estar ahí.
— Es que aún tengo que agradecerte, por dejarme ese tiempo en tu casa. Cuando pague ese favor, me iré.

— No necesito nada.

— Te haré una rica cena, ese será mi pago.

— ¿No es porque tú tienes hambre? — Jimin se cruzó de brazos, él estaba siendo serio — Ya, ya, quiero mi cena lista en cuanto salga del baño.

Bite Me, BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora