Capítulo 19. Unsteady

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A estas alturas ya me debéis de tener más que calada. Soy bastante desastre, y tener a un nuevo compañero de piso no ayuda mucho. Si, he aceptado tener compañía durante la próxima semana. 

- ¡Rome suelta eso! Voy a llegar tarde por tu culpa- digo intentando que la bola marrón deje mis zapatillas para poder ponerle la correa.

Como Marco va a estar fuera durante una semana por el torneo, me ha pedido que me quedase con el pequeño, y yo más que encantada. Cuando le dije que si se sintió aliviado ya que, y cito textualmente: "no quiero que Berto lo mate de hambre". Y es que al parecer el historial de Berto haciéndose cargo de los peces y hámster que tuvieron los Asensio de pequeños, no es muy bueno que se diga.

Salgo de casa a todo correr cruzándome con mi casera en el ascensor, estupendo. Es la persona que más quiere a los animales del mundo, nótese la ironía. Cuando alquilé el piso me dejó bien claro que nada de fiestas ni bichos. De momento, solo he incumplido una.

- Buenos días Carolina. ¿Todo bien?- dice mirando a Rome que está sentado detrás de mis piernas.- Vaya perro más bonito, ¿es tuyo?

- Buenos días Elisa, no no. Es de un amigo, se lo estoy cuidando por hoy.- estoy apunto de abrir la boca para explicarle que el perro solo ha estado en casa unos minutos cuando me interrumpe.

- No te preocupes, puede quedarse todo el tiempo que sea necesario.- ¿Qué? No entiendo a esta mujer.- Hasta luego, y saluda a tu amigo de mi parte.

Vale, eso ha sido rarísimo. ¿Desde cuando esa señora es tan agradable? Y mucho peor, ¿desde cuando se preocupa por mi o mis amigos? La primera vez que la conocí me dio la impresión de que era un poco extraña, y hoy, cuatro meses después lo he confirmado.

Después de pararnos en cada trozo de césped que hay desde mi casa hasta el centro, por fin llegamos al restaurante donde he quedado con mis padres. Entro con Rome por la puerta y puedo reconocer a mi padre apoyado en la barra. Está de espaldas a mí, enseñándole una foto en el móvil a mi madre mientras se ríen. Seguro que es uno de esos memes que Ángel, el mejor amigo de papá envía a todos los grupos de whatsapp.

- Ya estoy aquí.- digo dándole un beso a mi madre en la mejilla y un abrazo a mi padre.

- Hola hija, ¡pero si no vienes sola! ¿Quién es esta monada?- dice mi madre agachándose para tocarle las orejas a Rome.

- La hemos perdido.- dice mi padre mientras llama la atención del camarero para pedirme una caña.

- ¿Y de quien es este bebé?

- Mamá por favor. Es un perro.- digo rodando los ojos.- se llama Rome y es de un amigo.- digo y le doy un sorbo al vaso que me tiende mi padre.

- ¿El mismo amigo al que le haces el desayuno?- dice él entre risas levantándose del asiento para ir en busca de nuestra mesa.

- Pues si, del mismo. Vamos a tener la fiesta tranquila.- digo riéndome pasando delante de él.

¡Cómo echaba de menos tener comidas así! El tiempo pasa volando cuando el camarero llega para retirarnos los platos y traer la carta de postres.

- Chicos ya sabéis que yo no soy nada de dulce, voy a sacar fuera a Rome a que de una vuelta.- dice mi madre.

- Tranquila, que casi no se nota que te mueres por fumarte un cigarro- digo sacándole la lengua. Ella me guiña el ojo y se lleva a Rome hacia la puerta.

- Hija, tú sigue intentándolo. Yo ya desisto- dice mi padre abriendo la carta- llevamos juntos 30 años y no hay manera que deje de fumar.- treinta años juntos y se siguen queriendo como al principio. Ojalá encontrar a alguien que me haga reír como papá a mamá, es un poco payaso, pero ella siempre me dice que fue lo que la conquistó.

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