❀J I M I N 4❀

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Después de su salida con YoonGi, JiMin se encontraba en su departamento, específicamente, en su habitación.

En una pequeña caja metálica guardaba todas aquellas polaroids de personas que habían formado parte de su vida, había fotos de TaeHyung desde que eran niños hasta antes de llegar a Seúl, también había fotos de su familia, de sus ex mejores amigos, también estaban tres chicos que habían significado el mundo para JiMin: SungWoon, JongIn y TaeMin.

TaeHyung le había dicho muchas veces que se deshiciera de las fotos que lo lastimaban, que lo hacían tener pesadillas todas las noches y, sobre todo, que lo hacían sentir insuficiente.

Pero JiMin lo había ignorado, había decidido guardar cada una de las fotos de esos tres chicos para recordar el porqué no debía volver a creen en palabras bonitas, regalos caros y pequeños detalles. Y justo como todas las noches, esa no había sido la excepción para abrir la caja para mirar aquellas fotos.

Mientras apreciaba los rostros de SungWoon, JongIn y TaeMin, visualizaba el rostro de YoonGi en su mente, YoonGi era mucho más serio que SungWoon, YoonGi era mucho más bajo y adorable que JongIn, y sin duda, YoonGi buscaba una relación seria, todo lo contrario a lo que quería TaeMin... JiMin odiaba hacer comparaciones, pero en ese momento no pudo evitar hacerlas, y es que la brecha entre Min YoonGi y sus ex amores era tan grande, que era imposible no detenerse a mirar la situación un poco más de cerca.

El pelinaranja dejó salir un suspiro y al levantar su mirada, pudo mirar a TaeHyung parado justo en el marco de la puerta de su habitación, no había hecho ruido, eso quería decir que esta vez quería escucharlo y no sermonearlo.

-¿Cuánto tiempo llevas mirando?

-Lo suficiente como para saber que YoonGi ha revuelto mucho más que sólo tus sentimientos.

El mayor sonrió de medio lado, y por primera vez en semanas, se hizo a un lado y palmeó el lugar a su lado para que TaeHyung pudiera sentarse, este lo dudó por unos segundos, pero al ver la mirada suplicante de JiMin, no pudo negarse por mucho tiempo. Una vez que ambos estuvieron en la misma cama, TaeHyung miró las fotos esparcidas en la cama.

Los recuerdos aún seguían en su mente tan frescos, como si no hubieran pasado casi dos años desde ese día.

-Pensé que ya no existían...

-Soy muy cobarde como para deshacerme de ellas.

-Eres muy cobarde para muchas cosas, pero creo que ya es hora de dejar ir tu pasado, ¿no lo crees?

El castaño pasó una mano por el cabello color zanahoria de JiMin y le dedicó una pequeña sonrisa.

-¿Crees que él sea diferente?

-¿YoonGi? Bueno, no lo sé, ¿tú que sientes en tu corazón?

Mientras seguía mirando las fotos de aquellos chicos, JiMin sonrió, le gustaba demasiado la sensación de estar completo cuando estaba con YoonGi, le gustaba que el mayor fuera mucho más que una cara bonita, era muy inteligente, la mayor parte del tiempo lo hacía quedar como un idiota ante cosas demasiado básicas, pero le gustaba que después de una pequeña rabieta, el mayor lo tomara de la mano y le dedicara una pequeña sonrisa para después alentarlo a decir algo que YoonGi probablemente no sabía, JiMin le contaba cosas básicas sobre el baile, y entonces YoonGi le diría que es un chico inteligente.

JiMin había vivido bajo la sombra de SungWoon, JongIn y TaeMin durante todo el tiempo que estuvo en una relación con ellos, le habían hecho creer que no servía para nada más que tener sexo casual y para ser una buena compañía cuando tenían alguna fiesta importante.

TaeHyung nunca iba a olvidar las noches incontables en las que consoló a JiMin después de cada salida con alguno de ellos, nunca olvidaría las muchas veces que lo tuvo que cuidar para que no hiciera alguna estupidez por culpa de los altos niveles de alcohol en su sistema, o aquellas tantas veces en las que JiMin simplemente se sentaba al borde de su cama susurrando que no servía para nada, que él era quien debía estar muerto y no sus padres y su hermano menor.

JiMin siempre iba a estar agradecido por aquellas veces en las que el castaño había sido su único consuelo, y debía admitir que se arrepentía por la manera tan idiota en la que lo había tratado las últimas semanas, pero ahora él estaba ahí, y eso lo hacía estar en paz.

-Jiminnie... Sabes que tienes derecho a ser feliz, ¿verdad?- Al obtener sólo un asentimiento de cabeza, el menor continuó. -Entonces, ve y sé feliz con YoonGi hyung... No es mi persona favorita en el mundo, pero si hace feliz a la persona que más amo en la vida, entonces lo acepto.

El contrario lo miró con un pequeño puchero y lo abrazó fuerte. Después de unos segundos, JiMin se puso de pie y tomó las fotos entre sus manos.

-Creo que estoy listo para dejarlos ir.

El castaño asintió y lo acompañó al baño de su habitación, le pasó su encendedor, mismo que JiMin había dejado de usar desde que llegaron a Seúl, y una vez que el pelinaranja respiró hondo, acercó la llama resplandeciente al papel de las fotografías, y ahí, justo frente a sus ojos, pudo ver como su pasado se calcinaba llevándose un sin fin de recuerdos amargos, Busan y sus malos ratos ya habían quedado oficialmente en el pasado, y cada que el fuego iba siendo más bajo, los miedos de JiMin también bajaban.

-¿Estás bien?

-¿Bien? Tae, por primera vez me siento más que bien... Soy libre.

-Eres libre, Jiminnie...

El mayor se permitió derramar una última lagrima, y ahí mismo se juró ser feliz, con o sin YoonGi en su vida, iba a ser feliz a toda costa.

Second Chance »Y.M«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora