Second Chance »Y.M«

❀T A E H Y U N G 4❀

Mientras JungKook se aferraba a su torso, TaeHyung lo miró sintiéndose extrañamente abrumado ante la nueva sensación, no era la primera vez que tenía esa clase de contacto con el menor, pero sí era la primera vez que su cuerpo sentía ligeros escalofríos.

El castaño acarició con una de sus manos el negro cabello de JungKook mientras se preguntaba en que momento se había enamorado de esa manera del menor. No era un secreto que TaeHyung se ilusionaba rápido con las personas que le llegaban a atraer, un claro ejemplo era JiMin.

Cuando el pelinaranja y él eran sólo unos chiquillos de 15 y 16 años, TaeHyung comenzó a ver a JiMin de una manera diferente, siempre había creído que era lindo, pero de un momento a otro, esa lindura se fue metiendo de lleno en su corazón hasta finalmente caer rendido ante Park JiMin. Este no había sido consciente de los sentimientos que había despertado en aquel chiquillo rebelde y al mismo tiempo dulce. Habían sido unos 5 largos años en los que TaeHyung había mantenido su corazón reservado para el que creía el amor de su vida.

Y luego estaban los sentimientos que JungKook había despertado en él. TaeHyung era dulce, eso era cierto, pero cuando se trataba de amor, podía lograr ser la persona más madura, seria y al mismo tiempo entregada de todo el mundo, pero nunca había encontrado a alguien que despertara esa increíble sensación en él, esa sensación de querer amar a alguien de manera tan pura... No hasta ahora.

Cuando JungKook se separó de él, no pudo evitar mirarlo con una expresión un tanto confusa, ¿qué tenía el menor de especial como para lograr sacar ese lado que había intentado esconder bien de todo ser que intentaba acercarse a su corazón? Durante segundos que parecieron horas, TaeHyung repasó una y otra vez el tierno rostro del menor.

Miró detenidamente aquellos ojos grandes llenos de brillo y curiosidad por el mundo, después se detuvo en su sonrisa, esa brillante sonrisa de niño pequeño que le hizo creer que aún existían personas de corazón puro y noble, después estaban esos pequeños detalles, como la casi invisible cicatriz en su mejilla que no quitaba un poco de dulzura a su rostro, y luego estaban sus detalles favoritos, esos pequeños lunares que apenas y podía ver. Jeon JungKook era la viva imagen de todas las cosas buenas que el mundo aún tenía por ofrecer.

JungKook sonrió un tanto avergonzado al sentir la ligeramente intensa mirada del mayor sobre él, quería preguntar si ocurría algo, si había hecho o dicho algo que lo había incomodado, pero sus palabras murieron en cuanto TaeHyung tomó su rostro entre sus manos.

-JungKook... ¿Qué es lo que estás haciendo conmigo?

El aludido lo miró un poco confundido, por lo que simplemente se dedicó a mirar los ojos castaños del mayor.

-Jungkookie... ¿Te quedarás conmigo?

El menor rió ligeramente y apartó un par de cabellos rebeldes del rostro de TaeHyung.

-Lo haré.

-¿Toda una vida?

El pelinegro meditó su respuesta unos minutos. ¿Podría prometerle tanto tiempo al castaño? Volvió a fijar su mirada en la del contrario y pudo ver algo de desesperación por obtener una respuesta. Si TaeHyung era su destino, estaba más que dispuesto a aceptarlo con los brazos abiertos.

-Toda una vida, Tae..

TaeHyung sabía que estaba haciéndose muchas ilusiones, estaba construyendo castillos en el cielo llenos del rostro de JungKook, no estaba seguro si estaba bien dejarse llevar tan rápido, pero algo en su corazón le gritaba que JungKook era justamente lo que había estado esperando, y aunque estuviera equivocado, Jeon JungKook siempre sería la parte más hermosa de su vida, de esta y de cualquier otra.