Capítulo 1

64K 4.1K 7.2K
                                    

Agarré con tanta fuerza las sábanas de mi cama que los nudillos se volvieron blancos, me retorcía como si la vida me fuese en ello y es que en estos momentos así lo era.

Odiaba pasar el celo solo, odiaba tener a mi familia en la planta baja compadeciéndose de mí por el dolor que sufría, odiaba sin duda alguna ser omega.

Me frotaba en la cama en busca de contacto, de fricción, una mínima ayuda para calmar a mi omega interno que necesitaba desmesuradamente un alfa en este preciso instante.

-¡Joder!- grité frustrado y adolorido.

Ya habían pasado dos días y seguía sintiendo el mismo dolor que el primero.

Unos suaves golpes en la puerta sonaron y no pude si quiera abrir los ojos.

"¿S-sí?" pregunté con un hilo de voz.

"Mamá me ha dicho que te traiga la comida..."

"Lottie no tengo hambre"

La puerta se abrió aunque no le di permiso, con esfuerzo conseguir abrir los ojos topándome con el semblante preocupado de mi hermana pequeña.

"Pero dice que tienes que comer, no quiere que te desmayes como esta mañana"

Suspiré mientras me apartaba el húmedo pelo de la frente.

"Abre la ventana por favor"

Obediente dejó la bandeja con comida y se acercó hacia la ventana y la abrió de par en par haciendo que el frío inundase la habitación.

"¿Duele tanto?" la pequeña rubia me observaba con recelo.

No quería decirle la verdad, no quería que tuviese miedo de lo que a fin de cuentas acabaría siendo porque sí, mi madre y yo teníamos las sospechas de que Lottie también sería omega, era dulce, tímida y obediente, pero cuanto observaba esos grandes y cautivadores ojos, me era imposible ocultarle nada o mentirle, no era capaz.

"Ven" haciendo un esfuerzo sobre humano me incorporé en la cama y esperé a que se sentase a mi lado.

¿Cómo explicarle a una niña de ocho años el dolor que se sentía en el celo? ¿cómo podía convencerla de que ser omega era lo más bonito y orgulloso que uno podría ser cuando ni yo mismo lo creía? ser omega solo traía problemas, inseguridades, dolores e impotencia.

"El celo no siempre tiene que doler" le dije tratando de reprimir una mueca por el dolor que me atravesó la columna vertebral.

"¿Y a ti por qué sí?"

Suspiré.

"Porque lo estoy pasando solo"

"Pero... ahora estoy contigo, no estás solo" se encogió de hombros.

"No me refiero a ese tipo de compañía..."

Frunció levemente el ceño y ante ello, la abracé.

"Me gusta tu compañía pero me refiero a la de un alfa pequeña".

"¿Un alfa como Josh?"

Cerré los ojos y traté de no pensar en él, de no sentir sus caricias sobre mi cuerpo, de no recordar su olor combinado con el mío pero ya era demasiado tarde, los recuerdos aparecieron y con ellos las lágrimas que amenazaban con brotar de mis ojos sin aviso.

"Lou no llores, perdón" Lottie comenzó a hacer pucheros mientras se le humedecían los ojitos.

"No importa, está bien, yo estoy bien..." la voz se me quebró.

"Cariño baja a cenar" mamá apareció y le tendió la mano a Lottie.

Me dio un suave beso en la mejilla y bajó de la cama para correr hacia mi madre que no apartaba la vista de mí.

InstintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora