Capítulo 56

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Caminar por la terminal con una maleta de mano colocada por los hombros cada uno no es tarea fácil, sobre todo porque hay demasiado tránsito en el aeropuerto de Amsterdam.

Harry iba por delante tratando de hacerse hueco con su mano agarrando firmemente la mía.

Había demasiados aromas y sentimientos floreciendo en cada rincón del enorme lugar, parejas despidiéndose tristes, familias felices reencontrándose después de tanto tiempo, inseguridades y miedos sobre sus vacaciones, al hecho de volar o a saber qué cosas.

Íbamos rápido, el avión se había retrasado y seguramente no quería hacer esperar más a su madre o tal vez porque tenía esa necesidad por volver a estar cerca de ella cuanto antes, a pesar de que a penas podía seguirle el ritmo y me chocaba con algunas maletas o personas, no decía nada, se le veía emocionado y los momentos en los que él se encontraban felices me llenaban por completo ya que durante estos meses le habían ocurrido más cosas negativas que positivas, empezando por su padre quien tras hablar con Dan sobre su relación con Harry y despedirle quiso reunirse con su hijo.

Harry me dijo que no estaba mal al respecto, que finalmente estaba obteniendo lo que siempre había querido, ahora le era indiferente pero yo sabía que eso no era así. Por muy mal que te haya tratado tu padre o por el poco vínculo o contacto que tuvieses con aquella persona, una parte de ti, por muy pequeña que fuese, necesita explicaciones, ansía tener una conversación, querer saber y por eso sabía que Harry estaba nervioso, no estaba seguro de si tendría esa conversación o de si finalmente querría poder tener contacto con él, así que le acompañé hasta la oficina de Des, esperé fuera porque era algo demasiado íntimo y personal como para entrometerme.

En aquel mismo momento Dan recogía sus cosas del despacho, no vio a Harry, pero sí a mí sentado en uno de los sillones de la pequeña sala de espera, rió sin gracia al encontrarme allí y algo que Harry nunca supo ni seguramente sepa en ningún momento fue lo a gusto, feliz y conforme que me sentí en el momento en el que le pegué un puñetazo en la mejilla desestabilizándolo al no habérselo esperado. 

Habían pasado meses en los que a pesar de las cosas negativas como esas, ocurrieron situaciones bonitas y agradables como la primera sesión de Harry con el psicólogo, fueron semanas después de mi comienzo y no me sentí tan orgulloso de él como en aquel momento, bueno, sin contar la vez que dejó finalmente a Dan.

Llevábamos juntos todo ese tiempo y ahora nos encontrábamos saliendo del aeropuerto para encontrarnos con la madre de mi alfa, decir que no estaba asustado sería mentir de forma demasiado descarada pero Harry siempre me decía que ella me iba a adorar, que incluso me querría más que a él mismo y aunque me negaba a darle la razón, una parte de mí quería que así fuese, que no me odiase o me juzgase.

"¡Cachorrito!" una suave voz sonó tras nosotros. 

Harry se giró con las mejillas enrojecidas, sabía que si le preguntase no dudaría en decir que era por el frío de la calle pero ambos sabríamos la realidad.

"¡Mamá por favor!" se quejó cuando separó la mano de la mía y caminaba hacia ella.

Cuando me giré pude ver a una mujer con pelo oscuro y un elegante abrigo, el alfa dejó su equipaje en el suelo para rodear a su madre en un entrañable abrazo. Ahora mismo me sentía fuera de lugar sin saber qué hacer exactamente o cómo actuar.

Anne apartó el rostro del hombro de su hijo y fijó la vista en mí, parecía seria y sentí que estaba analizándome de pies a cabeza, tras darle un último apretón a Harry ambos se separaron y el alfa no dudo en dar los pocos pasos que nos distanciaban para agarrar mi mano y pegarme a su cuerpo.

"Mamá..." 

"¿Así que es él?" alzó la ceja.

Tragué duro y Harry asintió.

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