Capítulo 24

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Con la simple mención de su nombre mis músculos se tensaron y mis mejillas se tornaron rosadas de la pena al recordar el último encuentro que tuvimos, hacía tiempo que no le veía y a pesar de que de vez en cuando Liam hablaba de él, no era lo mismo que tenerlo al otro lado de la pared.

"¿Qué hace aquí?" inquirí con voz seca, carraspeé para aclarármela y que sonase más limpia y natural, que no pareciese que me afectaba su presencia en lo más mínimo.

Liam observó a todos lados menos a mí, como si se tratase de un secreto que no debía confesarme.

"¿Liam?" insistí.

"No lo sé en realidad, es todo muy... ¿Raro?"

"¿Está detrás de esa puerta ahora mismo?"

La pareja se miró antes de fijarse en mí nuevamente, ambos asintieron.

"Decidle que pase"

"Pero... ¿Estás seguro?"

Me encogí de hombros.

"Si ha venido para ver cómo estoy puede pasar, no sé, me da igual".

Alfa y omega se cogieron de la mano y salieron de la habitación dejando entre abierta la puerta, hubieron voces fuera pero tampoco era capaz de entender lo que estaban diciendo.

Me acomodé en la camilla y respiré hondo cuando aquel aroma que mi omega querría tatuarse, hizo presencia en la habitación.

"Hola" susurró con la voz apagada.

Ahí estaba, frente a la puerta con unos vaqueros negros, una camisa abotonada a la mitad de su torso y una chaqueta vaquera, su pelo estaba recogido en una violeta bandana que apartaba sus formados rizos de su rostro. Su mirada parecía cansado y unas grandes ojeras marcaban su esculpido rostro, parecía que no había dormido en días.

"Hola" correspondí el saludo.

Ambos nos callamos sin saber exactamente qué decir.

"Cierra la puerta" le pedí.

La situación era algo incómoda.

"¿Cómo estás?" preguntó tras cerrar la puerta y apoyarse en ella.

Alcé el brazo para que viese la intravenosa y sonreí un poco.

"Creo que bien, no sé" me encogí de hombros y por unos segundos me dediqué a observar el techo.

"Perdón por lo que te dije aquella vez".

Mi mirada viajó hasta él, tenía la mirada gacha y los brazos tras su cuerpo.

"Yo también lo siento, mi omega a veces es muy..." gesticulé con las manos y él pareció comprenderlo porque una diminuta sonrisa apareció en su rostro, no mostraba hoyuelo alguno, pero parecía sincera.

"Harry, ¿qué haces aquí?"

Pude ver como músculo de su cuerpo se contraía, su mandíbula tensa y su mirada oscura, se hecho a un lado en el mismo momento en el que alguien abrió la puerta a toda velocidad.

"¡Oh dios Lou! ¡menudo sustos! ¿estás bien pequeño?" un Luke alarmantemente preocupado corrió como un rayo hasta posicionarse a mi lado sin percatarse de la otra presencia alfa.

Su mano acarició mi mejilla y tocó mi frente, después ambas manos sujetaron mi cara y me examinó minuciosamente.

"Estoy Luke estoy bien" respondí entre risas a causa de su toque.

Y de repente, como si fuese fuego y mi amigo se estuviese quemando apartó las manos de mí y retrocedió varios pasos hasta guardar las distancias.

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