Gatos.
Los gatos siempre habían sido parte de la vida de Ana. Desde que era una niña, siempre hubo uno o varios en su casa. De gatos sabía bastante está muchacha. Gatos como el Oriental de pelo largo, el Selkirk Rey, el Abisinio, el Americano de pelo duro, el
Bengali, Balinés, Bosque de Noruega, Bosque de Siberia y tantas, tantas, pero tantas razas de felinos. Pero no es de ella de quien trata esta historia, sino de su amiga, Mary quien era una joven que estudiaba medicina,
trabajaba en una cafetería y tenía un novio desde hace un par de meses. Tenía amigos y amigas, más una familia un poco lejos, aparte de otras tantas cosas que hacían a Mary una persona común y corriente. Tenía veinte y algo años a cuestas, una banda de música por diversión, pasatiempos, dos mascotas: un pez llamado sushi y un gato Sphynx llamado Padam.Por esos días de invierno, los exámenes de finales de semestre ocuparon la mente de la muchacha, que logró aprobar con éxito todos los ramos. Aquella tarde volvía de la universidad satisfecha y feliz a diferencia de su amiga Ana, que reprobó un ramo y debía estudiar durante las vacaciones de estación.
Ambas caminaban hacia sus respectivas casas, que quedaban en la misma dirección e iban hablando de cosas irrelevantes, cuando la lluvia comenzó a caer. Mary abrió su paraguas, Ana olvido el suyo en casa. Siempre olvidaba las cosas en alguna parte, así que tuvieron que compartir el de la primera.
-Un día dejarás la cabeza tirada en la calle- le dijo Mary a su amiga con ánimo de reproche.
-Eso no sucederá. La tengo pegada al cuerpo- le respondío Ana.
Se hecharon a reír y siguieron su camino hasta que llegaron a la casa donde Mary vivía. Era una casa muy bonita, estilo europeo y de principios del siglo pasado. La habían dividido en tres estancias, siendo el segundo piso la parte más pequeña con solo dos habitaciones, una sala, una cocina y dos baños pequeños ¿Para que dos baños? Quien sabe. Esa era la parte de la casa que Mary rentaba a Lupe, la casera. Se despidieron en la puerta y la muchacha le dió su paraguas a su amiga, para que no quedara empapada. Mientras Mary subía la escalera, la casera la interceptó y con esa voz de autoridad en permanente vigilancia, le dijo:
-Dejaron un paquete para ti en el callejón. Sube por el ascensor- le señaló y le dió la llave de aquella puerta.
-Si, gracias- respondió la muchacha, a quien la idea de salir a mojarse no le hizo mucha gracia.
Salió hacia el callejón a buscar su encomienda y se encontró con una caja de cartón de un metro de alto por lo mismo de ancho. Una caja bastante grande que, supuso era el horno eléctrico que ordenó seis semanas atrás. Miró la caja con desánimo, el cartón estaba húmedo y para colmo no estaba cerrada. Pensó que podía ser por la lluvia que la tapa se había separado. Como pudo la arrastró hacia el interior del ascensor. Le costó más trabajo del que esperó, pues estaba bastante pesada. Pero al menos no tenía que subir la escalera con esa cosa y el ascensor daba justo a su sala, mas la casera solo le daba la llave cuando se trataba de subir cargas (sino podían eludir el pagarle la renta).
Sacar la caja del ascensor fue otro esfuerzo que realizó terminando con un trozo de cartón en la mano y de espaldas en el suelo. Molesta se levantó, se quitó la chaqueta y fue hasta la encomienda, pero al ver el contenido dió un grito y se aparto inmediatamente.
En un principio pensó que había un cadáver allí, por la incómoda posición en la que estaba el sujeto. También por el color de la piel y lo delgado que era. Estaba por llamar a la policía cuando la caja se sacudió. Mary tomó un florero para golpear el cadáver, zombi o vagabundo que saliera de ahí.
Lo primero que vio fue una mano púrpura con oscuras garras que se sujeto del extremo, luego vio dos largas y puntiagudas orejas, seguidas de una cabeza felina con los ojos cerrados. Mary ahogo un grito mientras ese ser pareció sentarse y se asicalo cual gato, aunque su aspecto era un tanto humano. Bostezo sin cubrirse la boca, se fregó un ojo y luego se lamió la mano derecha. Ese momento Mary lo aprovechó para intentar darle un floreraso. Pero el extraño ser frustró su agresión con un movimiento de su muñeca y en un giro rápido de aquella mano le araño el antebrazo. Mary retrocedió cubriendo su herida con la otra mano y sólo entonces esa criatura pareció advirtió su presencia.
Lo primero que hizo Bills fue darle una mirada fulminante a esa mujer. Miro a su alrededor y se descubrió en un sitio extraño, metido en una caja de cartón. Se llevó la mano al abdomen, pues sentía su estómago vacío. Volvió a mirar a la muchacha frente a él y con toda la naturalidad del mundo más ese tono inquisidor que le daba a su voz le preguntó: "¿donde estoy?"
Pero en lugar de escuchar esas palabras, Bills oyó el sonido más absurdo que recordaba haber hecho en toda su vida: "miau" . Palideció al escucharse. Un tanto nervioso se puso de pie y enseguida noto que le estaba costando trabajo sostenerse erguido. Terminó caer sobre sus rodillas apoyándose sobre sus manos. "
¿Qué demonios está pasando?"
Se pregunto al notar lo difícil que le era volver a levantarse y el pánico lo invadió al volver a ir de su boca: "miau miauuu miiaauu"
Se veía asustado, confundido y eso hizo que Mary bajara la guardia un poco. Ella no podía oír lo que él decía. Solo oía a ese ser gatuno maullar, insistentemente, de forma ronca.
Bills oía su voz pronunciando las preguntas y las exclamaciones de terror:
¿Qué me pasa? ¿Por qué no puedo hablar? ¿Por qué no puedo ponerme de pie? ¡Whis! ¿Dónde está Whis? ¡Oye chica! ¿Fuiste tú quién me hizo esto?
Mary lo miraba nada más.Bills, en su afán por ponerse de pie, terminó rompiendo la caja y a gatas se arrastró hasta un rincón. Su andar era torpe y tiró una mesita y sus adornos. La muchacha sintió su desconcierto y congoja. Quiso acercarse para calmarlo, pero este le gruñó y lanzó zarpasos advirtiéndole que no se aproximara. En aquella esquina se quedó intentando, inútilmente, ponerse de píe.
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Eres mi mascota
FanfictionBills despierta en el interior de una caja,sin poder pararse en sus dos piernas y maullando en lugar de hablar ¿qué le sucedió? Habrá que averiguarlo.