Sueño húmedo

574 61 62
                                    

Los molestos rayos de sol interrumpieron el sueño de Cecilia. La noche anterior habían olvidado cerrar las persianas.
Se removió en la cama pegándose más a Shawn, que la abrazaba completamente dormido y algo duro chocó contra su trasero.

Menuda erección mañanera tenía su niño. Sonrió y sucios pensamientos comenzaron a cruzar por su mente. Sería un desperdicio dejar que se le pasara solo.

Antes de hacer  alguna locura, la morena recordó que el rubio se había quedado dormido en la alfombra la noche anterior. Se volteó en la cama esperando verlo desmayado en el suelo pero no había señales del rubio. Tal vez se había ido temprano.

Shawn se removió en la cama gruñendo para ahora quedar boca arriba. La sábana formó una pequeña carpa a la altura de la entrepierna. La morena quería saber con qué estaba soñando que lograba ponérsela tan dura.

Acarició el bulto por sobre las sábanas para ver si se despertaba pero nada, sólo consiguió un gemido ahogado. Ella ya no tenía sueño así que jugaría un poco con su niño. ¿Y qué mejor que hacer que despierte con un orgasmo?

Se acomodó muy despacio en la cama dejando su rostro a la altura de su premio. Apartó las sábanas, le dio un par de besos en el marcado abdomen y lamió aquella V que la enloquecía.

—Sí mami... — murmuró el castaño aún dormido.

Ella apartó los pantalones para descubrir que no llevaba ropa interior.

—Pequeño niño pervertido. — Susurró tomando la erección entre sus manos. La acarició de arriba hacia  abajo con suma delicadeza, rodeó con sus labios el palpitante glande. Se encontraba rojo y un poco de fluido escurría por éste. Hacía círculos con su lengua y seguía acariciando con su mano el resto del miembro.

El castaño gemía sin inhibiciones aún con los ojos cerrados. Seguía dormido pensando que era un maldito sueño húmedo. Se aferraba a las sabanas, balbuceaba cosas que no se llegaban a entender.

La muchacha trató de meter cuanto pudo de aquél pene en su boca, lo metía y sacaba con intensidad, las venas en éste se marcaban cada vez más.  Sentía cómo la humedad y fluidos aumentaban, cómo el cuerpo del castaño se tensaba.

—Joder, nena. — gimió cuando ésta casi logra meter en su totalidad su miembro en su boca.
Consciente nunca le había dicho nena y le parecía algo muy sexy a la morena. Siguió succionando la polla del muchacho hasta que éste se corrió en su boca. Ella tragó todo el viscoso semen hasta la última gota. Observó la cara se satisfacción de su niño, que seguía dormido. ¿Acaso no había forma de despertar a aquél muchacho?

Resignada a que ella se quedaría con un incendio en su interior y las bragas mojadas,acomodó las prendas del castaño y lo arropó para que siguiera durmiendo. La morena juraría que el muchacho sonreía completamente satisfecho.

Se puso de pie con dirección al baño, se aseó, peinó un poco su cabello y lavó sus dientes.
Salió y el castaño ahora abrazaba una almohada. Ella no pudo evitar reír, se veía tan pacífico y tierno, pero ella quería que despertara. Moría de hambre y la cocina no era su mejor aliado.
En su casa tenía una cocinera que se encargaba de cada una de sus comidas.

Fue a la dichosa cocina. Por lo menos trataría de prepararse un café ¿Qué tan difícil sería usar una cafetera?

Después de un par de intentos pudo accionar la maldita máquina y el aroma a café inundó el apartamento.

Tomó un plátano de la frutera para comer mientras esperaba que el café se hiciera.

Unos brazos la rodearon y sintió cómo mordían el lóbulo de su oreja.

Sweaters Boy ||S.M||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora