Pool party 2

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—De pie.

La morena lo tomó del rostro ayudándole a incorporarse. Ambos estaban completamente sudados. A Cecilia le temblaban las piernas por su reciente orgasmo y su respiración seguía agitada.

—¿Y ahora qué? — preguntó el muchacho expectante al siguiente movimiento de su novia. Quería poder soltarse y arrojarla en la cama para hundirse en ella una y otra vez mientras ella gritaba su nombre.

No tenía idea por qué esos pensamientos se abarrotaban en su mente. Años de leer novelas románticas y pensar en un amor rosado y fresa parecían no ser suficientes para controlar sus demonios ocultos.

—Ahora te voy a montar, mi lindo semental.

Lo desató y luego lo guió para que se dejara caer de espalda en la cama. Las frías sábanas apaciguaron el ardor de su piel maltratada.

Era la primera vez que ella estaría arriba. Siempre era él el que ocupaba ese lugar y ella se lo permitía pero hoy no. Hoy ella se lo iba a follar hasta que pidiera perdón por tocar a la perra  pelirroja.

La muchacha le quitó los pantalones con algo de dificultad. El miembro del muchacho estaba por romper la fina tela de los Calvin Klein blancos. Lamió la tela y el castaño gruñó tensando todo su cuerpo.

La muchacha se acomodó a horcajadas sobre Shawn para luego besarlo. Éste trató de tocarla pero ella lo detuvo sujetando sus manos sobre su cabeza contra el colchón y tomó el labio inferior del castaño entre sus dientes jalando de él suavemente.

— JODER, Mami. Ya para con esta tortura. — Gimió el castaño, que su miembro ya le dolía y el calor de la muchacha contra él no ayudaba. — Por favor, fóllame.

— Qué niño sucio. — comenzó a mover su cadera rozando su coño sobre la tela de los bóxers del muchacho, que gruñía y maldecía. — Creo que hay que lavarle la boquita con jabón.

Shawn se ruborizó al darse cuenta de lo que terminaba de decir y Cecilia murió de ternura.

—¿Quieres que mami te monte, bebito?— Ahora apoyó sus manos en el pecho del castaño incorporando un poco su cuerpo.

—Sí, por favor. — Las súplicas pasaron a ser ruegos.

Cecilia apartó la ropa interior del castaño acomodando su miembro erecto y palpitante en su húmeda entrada para dejarle caer en él.

Movía su cadera adelante y hacia atrás frotando su pubis por el del castaño clavando sus uñas rojas en su pecho. Shawn gemía. Él necesitaba más. Los lentos movimientos eran mayor tortura que la anterior. La tomó de la cadera para que intensificara los movimientos y ésta le dio una palmadita.

—Niño malo. — Jadeó. —Sin tocar.

Ésta comenzó a dar pequeños brincos que aumentaron sus jadeos y lograban que sus pechos se bambolearan.

Shawn necesitaba tocarla, pero sabía que eso era su castigo.

—¿Qué tengo que hacer para poder tocarte? — logró pronunciar el muchacho entre jadeos.

—Pide perdón. —Gimió Cecilia, que comenzó a aumentar el ritmo de sus movimientos y subía y bajaba sobre el miembro del muchacho con desesperación.

— Lo siento. No debí tocarla. De verdad lo siento. — gimió el castaño en un tono excitado y desesperado. Era completamente vulnerable en ese momento.

—¿Sólo a quién vas a tocar?—  Cecilia tomo las manos del muchacho para hacer que sujetara sus pechos.

—A ti, mami. — estrujó los pechos de su novia como un adicto que recaía.  Acarició su espalda con desesperación y olió el perfume de aquella piel que le había negado.

Sweaters Boy ||S.M||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora