11. Debajo del relámpago

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Narra Julia

Corríamos bajo la lluvia, en principio en busca de un techo, pero al final ya nos daba igual mojarnos.

Corríamos entre risas y piques, hasta que oímos un trueno a lo lejos, entonces yo me paré.

-Vamos Juls, mi casa está más cerca, ven conmigo y cuando se pase la tormenta si quieres te vas.- dijo Carlos, levantándome la cara por la barbilla.

Nos quedamos a muy poca distancia, yo alternaba la mirada entre sus ojos, los cuales me transmitían paz, y sus labios, que ansiaba por besar.

Quizá esa era mi última oportunidad, él no parecía incomodo, así que muy lentamente me acerqué más hasta que nuestros labios se rozaron.

La mano que antes sostenía mi barbilla la pasó a mi nuca.

No fue un beso como los que nos dábamos normalmente, no era exigente, ni pasional.

Era bonito, un beso bajo la lluvia, como en las películas.

Fue precioso, lento, dulce...

Cuando nos separamos, entrelacé nuestras manos y retomé el camino, corriendo.

Unos minutos más tarde estábamos subiendo el ascensor de su finca, empapándolo todo.

Ambos sonreíamos como dos tontos, o al menos eso quería pensar yo. Me gustaba imaginar que él tenía dentro los mismos sentimientos que yo, aunque sabía perfectamente que esa era la razón por la que luego me chocaba con la realidad.

Pero no iba a empezar a comerme la cabeza por el beso, porque había sido sólo eso, un beso precioso, pero ya está.

Esperaba que nada cambiase a raíz de aquello, me estaban encantando esos días junto a él, estábamos retomando la confianza que teníamos antes de liarnos.

-¿Quieres darte una ducha?- preguntó, acercándose a mí.

-La verdad es que sí.- dije, mirándome en el reflejo de un cristal- ¿Puedo dormir aquí?

-Claro que puedes, tonta.- respondió, a lo que yo asentí, comenzando a andar hacia el baño.- Espera, una última cosa...

-¿Qué pasa?- me giré de nuevo hacia él.

-Esto.- me abrazó sin más, cerrando los ojos y escondiendo su cara en mi cuello, yo le correspondí sin dudarlo durante los segundos que duró el abrazo.- Ya está.

***

-Juls, ¿me pasas un pijama?- preguntó, o más bien gritó, Carlos desde el baño.

Me levanté de la cama y cogí uno al azar, después caminé hasta la puerta del baño, donde aún se oía el agua caer.

-¿El señorito "tengo calor por las noches" se va a poner un pijama?- dije, riendo.

-Pero no te rías, cabrona, que estamos en diciembre y hace frío.

-A mi lado no.- contesté de broma.

Él se rió.

-¿Pero me lo vas a pasar o no?- preguntó.

-Que sí pesado, espera un segundo.- respondí.

Abrí la puerta mínimamente, y pasé las prendas de ropa por esa rendija.

En realidad me alegraba, cuanta menos porción del cuerpo contrario viéramos, menos posibilidades de cagarla.

Volví a la cama, y unos minutos después vino él.

Se tumbó a mi lado, pasándome un brazo por el cuerpo, y yo apoyé la cabeza en su pecho.

-Cuéntame algo.- dijo, en un tono de voz bajo.

-Me gusta escuchar tu corazón.- fue como una especie de confesión, y probablemente me puse roja, pero me daba igual.- Ahora va más rápido, pero luego cuando te duermes es relajante.

-Anda exagerá, pero si siempre te duermes antes que yo.- contestó él.

-Eso es mentira.- dije, haciendo un puchero que él vió, pese a la posición en la que estábamos.

Reforzó su agarre, dejando suaves caricias en mi espalda, lo que me llevó a cerrar los ojos.

-¿Ves? Poco más y te duermes sólo con eso.- dijo, riendo.

-Porque eres...

-¿Qué soy, Julia?

-Un arropón.- contesté, sonriendo.

-¿Ah sí? Pues tú eres una locuela.- dijo.

-Ratoncillo...

-¿Ya tengo apodo nuevo? Qué rápida.

Me encogí de hombros, aunque no se notó apenas.

-Ahora tienes que empatar.- dije.

-Pues ratoncilla.- concluyó.

-Que poco original eres, gordi.

-Venga, a dormir ratoncilla.- dijo, causando que me riese.

Y tal y cómo él había dicho, me dormí la primera, entre sus brazos.

Debajo del relámpago.

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Vale que lo he escrito yo pero jo, me encantan demasiado.

Gracias por leer.💖

Hasta Perderlo Todo -julright-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora