Capítulo 03

20 2 2
                                    

—Cocinas excelente —Elogió Sergio al terminar su desayuno, su padre había terminado primero y se marchó a su oficina sin una palabra.

—Gracias, la idea es ser tan buena como Daniela Soto.

—¿Quien? —Preguntó confundido con tono curioso.

—Una excelente cocinera, fue muy reconocida.

—Entiendo, no soy de saber muchas cosas —Admitió con la mirada en algún rincón del comedor.

—¿Qué te interesa a ti?

—Lo mío son los negocios, el éxito empresarial —Habló dejando ver algo distinto en su mirada, ilusión quizás.

—De eso no sé nada, parece un poco aburrido.

—No es aburrido, más allá de admirar a personalidades de rubro, es su ejemplo —Indicó animado — Investigar casos de éxito, pasos a desarrollar y actos a evitar son cosas muy emosionantes, para lograr resultados exitosos.

—¿Por qué alguien que piensa así está metido en malos pasos? —Pregunté curiosa, él tenía todo para triunfar  lejos de todo esto, él me miró serio por varios minutos.

—Crees que conviviendo con nosotros entablarás un vínculo y conseguirás doblegar nuestra voluntad, no señorita, no soy un tonto y mucho menos un blando —Dijo levantándose de la mesa para marcharse —Tus trucos no sirven con los hermanos Graham, así que ni se te ocurra acercarte a Tizio -
—Miré cono se iba, yo solo quería hablar, pero tenía razón esto es un secuestro no un campamento. Terminé mi desayuno y dejé los trastes en el fregadero, estaba secuestrada no iba a trabajar, me acerqué a la puerta que daba al jardín, estaba cerrada.

—Aquí todo siempre está cerrado cariño —Habló una mujer entrando a la cocina, calmé mis nervios, me había asustado mucho, miré detenidamente sus rasgos, tenía por ahí de unos sesenta años, se veía tan buena y pensar que es cómplice de un familia criminal —Mi nombre es Nala, me encargo de la casa, cocina, lavar, lo normal ¿Tu debes ser novia de Tizio? Creía que eras rubia, debe ser mi confusión a esta edad —Iba a responder, pero mi cerebro fue más hábil.

Aprovecha la oportunidad Camelia.

—No de su hermano, Sergio —Inventé, ojalá no me atrape en la mentira.

—¿Sergio? No sabía que tenía novia como él es tan...

—Sí bueno, él no me iba a traer pero hubo un contratiempo con la llanta del carro, dijo que fuera al pateo pero bueno, la puerta estaba cerrada —Sentía como que todo mi cuerpo temblaba, esperaba que solo yo escuchara mis latidos.

—Bueno así es aquí, con el tiempo te acostumbras —Dijo mientras abría la puerta de la cocina, quise salir corriendo, aún así preferí evitar alarmar a la pobre Señora.

—Gracias, fue un placer conocerla —Hablé amablemente antes de caminar lejos a paso rápido, el camino era una larga extención de césped perfectamente recortado, tras de varios minutos en los que caminé viendo solo la orilla de la casa y el muro que me retenía dentro, a excepción de algunos árboles frutales que no esconderían ni a un conejo, visualicé la salida, pero surgió otro problema ¿Los guardas se creeran la mentira como Nala? Mejor digo ser la novia del tal Tiziano, mi paso se detuvo cuando vi a Sergio me miraba asombrado a lo lejos, di vuelta y corrí hacia la dirección opuesta con fuerza que no sabía que tenía en mi ser, engañar a los guardas ya no es opción ¡Qué haré!, miré detrás él y otro sujeto corrían hacia mí ¡Árboles! Necesito uno que esté junto a la cerca que me ayude a saltarla, tras varios minutos de agitados pasos empecé a notar que todos estaban especialmente ubicados para evitar escapes o ingresos, un astuto jardinero para una familia peligrosa —Ahora que hago, todo está demasiado dificil —Miré hacia atrás, acaso esos dos no se cansaban porque yo sí, si freno para tomar impulso de salto darán conmigo, Sergio que al no salió por mí corría en traje de gala lo que lo hacia verse ridículo, en ese momento choqué con alguien cayendo de espalda.

—Ivory —Mucio, tragué el nudo que se formó en mi garganta.

—Graham.

—Se volvió escapar supongo —Dijo sin darle interés, el hombre junto a él me miró, parecía ser el jardinero, quise elogiar su trabajo y seguidamente propinar un puñetazos en su cara.

—No saldrás más de tu habitación —Habló su frustrado hijo mayor limpiando el ruedo de su traje ahora sucio, jadeó agotado —Solo me causas problemas.

—¿La llevo a la habitación Señor Sergio? —Preguntó el guarda de seguridad.

—Yo puedo hacerlo, igual ya terminé de hablar con Guarumo.

—Papá, no te molestes -Dijo Sergio inquieto, yo sabía la razón, que se me saliera alguna palabra sobre que no soy Ivory.

—No lo es, tú ve que llegarás tarde a la empresa —Lo tranquilizó y sujetándome mi brazo me hizo seguirlo, volteé encontrándome con las claras señas de Sergio, si hablaba estaba muerta.

—¿Tu padre te ha hablado del negocio que tenía con migo?

—No.

—Bueno él me debe —Comunicó, bueno solo piensa bien cada palabra Camelia, usa monosílabos —mucho.

—Dinero —¡Ay esa tiene tres!

—Claro, pero más allá de lo material el lastimó mi orgullo, así que no lo tomes personal, contra ti no tenemos nada solo, quiero que tu padre comprenda finalmente como funcionan las cosas en este gremio, hay cosas que se deben pagar.

—Por eso un secuestro tan largo —Entendí finalmente —Para hacerlo sufrir.

—Sí, hacerlo sufrir mucho —Aceptó un poco de tristeza, preferí no preguntar —Mi hijo quiere encerrarte hasta que termine todo esto, pero si quieres tu estadía aquí no debe ser un martirio, puede ser un tiempo hasta irte.

—¿Por qué es amable conmigo? —Pregunté consternada, era un raptor se supone que debía ser malo o al menos insípido.

—No lo sé, supongo me recuerdas a alguien —Abrevió con una sonrisa nostálgica, sin derecho a preguntar limité mi curiosidad, enfrente de la habitación volvió a hablar.

—Igual piénsalo —Entré, cerró la puerta y esta vez escuché el seguro, estaba encerrada nuevamente.

—Dos semanas es un tiempo corto y luego iré a casa, después de todo ni siquiera es el dinero de mis padres.

El dilema de los Graham. (Está en corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora