Capítulo 04

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—Bueno eso dijo tu papá —Manifesté, los dos hermanos Graham negaron rotundamente.

—Se volvió loco entonces, debe estar sensible por el aniversario de mamá —Contempló el mayor mientras se agarraba los cabellos.

—¿Ella vive aquí? —Pregunté curiosa, no la había visto desde que llegué, seguro tenían una casa formal y esta para secuestrar.

—No vive en ningún lado, es su aniversario de haber fallecida —Manifestó el menor con ira, mejor me silencio.

—No le hables de nuestra vida.

—Tú mencionaste a mamá.

—Volvamos al tema, no vas a pasar las dos semanas haciendo nada, porque cada que sales de la habitación terminas encontrándote con mi padre y vas a terminar abriendo tu bocota sobre la mentira —Sentenció enojado el mayor.

—Le pediré a Nala que te acomode la habitación y te prohibimos salir de ella, comerás aquí —Manifestó Tiziano con indiferencia.

—Y si papá pregunta, tu no quieres salir ¿Entendido? —Agregó su hermano  mientras se acomodaba los lentes.

—Entiendo.

—Vamonos, le hablaré a Nala sobre lo de acomodar —Dicho esto los dos abandonaron el lugar.

—¿Qué se supone que haga todo el tiempo en esta habitación —Me planteo mirando alrededor, casi una hora después apareció Nala quien traía sabanas y cosas para arreglar el aposento.

—¿Todo bien? -Saludó alegre ¿No le han dicho nada? —No quieras engañar, ya me dijeron que no eres novia del pequeño Sergio —¿Pequeño? Pero si era un hombre, un maliante diría yo —Lamento que estés secuestrada, yo siempre le he dicho al Señor Mucio que eso no es correcto, pero él no escucha —Cuando terminó de acomodar la cama me miró, yo estaba sentada en una esquina mientras hacía, bueno nada —¿Te gusta leer?

—Bastante —Respondí, ella asintió alegre.

—Te traeré un par de cosas que leer —Luego volvió a dejarme en soledad, era extraño, estar sola era una mezcla entre vacío y tranquilidad.

  Tuempo después escuché de nuevo el seguro de la puerta abriendo.

—¿Pensaste? —La voz de Mucio me hizo asustarme.

¡No digas una idiotez Cam!

—Decidir —Él acomodó sobre la cama varios libros.

—Vivir las dos semanas como un tiempo libre y no como un martirio.

—Mejor me quedaré aquí —Entre Sergio y Tiziano sí son capaz de desaparecerme —Es un secuestro de dos semanas, luego volveré.

—Lo es —Dijo mirando un momento hacia la pared como si esta fuera a responder, luego salió del trance volviendo a hablar —Nala me pidió unos libros para ti, puede que te aburran, sin embargo, puedo pedir otros a Tizio, tiene un gusto más popular.

—No se preocupe, está perfecto así —Tranquilicé, Mucio me miró por unos minutos sin decir nada pero había duda en su semblante.

—¿Qué haces en esa esquina?

—Es un sitio cómodo —Inventé, en realidad no me había movido desde que se fueron.

—No parece —Dijo cambiando de repente de actitud a una más animada hasta sonrió —¡Levántate de ahí por amor de Dios! —Ofreció su mano.

¡No lo hagas! Esto debe estrar en el "no convivir"

¿Pero si se enoja? A quién debo temer más, a esos locos o a quién los crío.

¡Pero no quiero enfrentar a Sergio enojado!

—¿Te quedarás pensando? —Su voz volvió a demandar atención.

—Me quedo aquí —Respondí inquieta.

—Voy a terminar enojándome — Comunicó aún con la mano estirada.

Pero habían sido tan claros, no podía romper el trato.

—Es que yo...

—Levántate y bajaremos a comer algo.

—Bien —Accedí tomando su mano, ya de pie caminamos hacia el primer piso.

Murió por tonta, así iría en la lápida que no tendrás.

—¿Has hablado con mis hijos?

—No, nosotros no hablamos —Sentí que me observava.

—No hablan —Repitió, su tono indicaba desconfianza —Es mejor, Tizio se encariña rápido.

—Él ni me dirige la palabra.

—¿Sergio sí? —Más que pregunta era afirmación, empecé a ponerme nerviosa.

—No no, tampoco, solo aveces me dice que no me escape ¡No te escapes me oíste Ivory! —Terminé con una risa tonta, pero la única tonta era yo.

—No te creo —Sus palabras hicieron que me arrepentiera de haber salido de la habitación —Me gustaría aconsejarte que no te encariñes con nadie.

—Lo sé, yo no me encariño, estoy consciente que solo estaré en sus vidas por un tiempo corto —Lo tranquilicé, si tan solo yo pudiera tranquilizarme.

—Me alegra que entiendas, así será más fácil cuando debas partir —Manifestó cuando entramos a el comedor, acomodó mi silla para que tomara asiento, el se acomodó en el opuesto, Nala no tardó en llegar.

—Trae la cena —Todo la amabilidad desde que lo vi parecía haber abandonado su voz.

—¿También para ella?

—Sí.

—¿Qué haces afuera de la habitación?— Tiziano me hizo asustarme, rayos, ni siquiera sonaban sus pasos.

—Va a comer ¿No vez? —Respondió con otra pregunta y un tono insípido su padre.

—¿Todo bien? —Quiso saber su hijo, yo intenté comer lo más rápido que pude apenas tuve enfrente el plato.

—No ha sido un buen día —Manifestó sin dar señales de querer hablar y escudriñando su cena con la cuchara —Siéntate a cenar.

—Avisaré a Nala que llegué —Dijo el chico inquieto yendo hacia la cocina.

¿Por qué salí del cuarto?

El dilema de los Graham. (Está en corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora