-¿Disculpe? -Pregunté confundida, ¿Rompiendo mi qué? ¿Barrera de prevención?
-Me ves como una amenaza, todo tu cuerpo reacciona ante esa idea que tu mente le envía, que soy peligroso -Bueno que lo dijera no me tranquilizaba- Cuando te abracé tu cuerpo como impulso se exaltó rechazando mi acción, pero a medida que sigo a tu lado se va acostumbrando a mí -Me di un momento para darme cuenta que tenía razón, ya no estaba tan tensa como al principio, mi mente seguía alerta, especialmente a escucharle y entenderle, pero mi cuerpo se estaba acostumbrando a su cercanía.
-Es cierto.
-No me tengas miedo, no pretendo descargar mi enojo sobre ti, hacerte daño no está ya entre mis ideas desde que te saqué de la casa para ayudarte a huir.
-Está bien.
-¿Desayuno? -Preguntó separándose de mí, mi cuerpo sintió la falta de calor, ahora era consciente, de la presencia anterior y la reciente ausencia.
-Sí -Accedí yendo tras de él, en la cocina me indicó una gaveta grande de la que obtuve un plato, me pasó una cuchara, tomé un poco de huevo, *gallopinto y el café estaba ya servido.
*Gallopinto: Así llamada en varios países latinoamericanos, especialmente en centroamericanos, es una comida a base de arroz y frijoles, alta en proteína y con muchos beneficios nutritivos, especialmente para los que llevan una dieta vegetariana.
-¡Ya tiene azucar! -Avisó Mucio que y iba llegando a la sala con su desayuno.
-Bien -Dije tomando los dos recipientes para dirigirme allá, todo fue muy rápido, algo me jaló hacia atrás, perdí el equilibrio y fui a dar de frente a la mesita de té que se mostraba en medio lugar, miré atrás asustada, era el cable del abanico que estaba en la sala, había caído pero no parecía roto, me levanté mirando todo, la mesa estaba en buen estado, Mucio por su parte estaba bañado con arroz, frijoles y café, por suerte nada se rompió, solo su paciencia.
-¡PERO CHICA! -Se quejó levantándose para sacudirse la ropa, me quedé nerviosa esperando un regaño -¿QUÉ TIENES EN MI CONTRA?
-No es a propósito -Aseguré preocupada, él me miró frustrado.
-Vas a terminar mandándome al hospital -Refunfuñó mientras pasaba un trapo a el sofá, luego me miró ahí de pie inmóvil, es que no quería dañar nada más, enserio -Trae la escoba -mi cerebro reaccionó y fui directo a la cocina, la había notado junto a la puerta, de regreso se la entregué y él empezó a barrer nuestros desayunos casi intactos -Camelia, no puedes solo quedarte de pie ahí mirando lo que hago.
-¿Que hago?
-No lo sé, solo no te quedes mirando -Indicó, supuse que estaba molesto asi que me dirigí a mi habitación, no era mi culpa ser tan torpe es solo que... Suspiré frustrada, me senté en la cama, iba a tomar un libro, pero capas y se rompía, preferí quedarme ahí mirando el suelo, venir no fue la mejor idea, un impulso me asustó, era Mucio que había saltado a la cama adueñándose de esta -Cam ¿Estás bien? No quise hacerte sentir mal, solo me tomas desprevenido.
-No, no importa yo solo estaba pensando en que tal ves debería bañarme -Mentí algo desanimada, como iba a estar si era un desastre en todo lo que hacía -Si me prestas una toalla me volveré a poner la bata de baño.
-Claro, están dentro, en el perchero -Señaló con tono incómodo, yo me dirigí ahí me encerré con seguro, como si mi cuerpo reaccionara a la seguridad y privacidad, empecé a llorar en silencio.
¡Por qué no podía dejar de ser tan torpe! ¡Solo soy una carga! ¿En qué momento todo se volvió tan dificil?
Giré la llave para que el agua evitara que me escucharan, me quité la ropa y me metí en el agua entre lagrimas secas, agua cálida, me fui desestresando un poco, cuando ya estuve seca de nuevo minutos me coloqué de nuevo la ropa interior, luego la bata que tenía café al final de esta, pero no era el mejor momento para pedír lujos, salí y casi caigo al suelo, no me cuenta como pero Mucio ya me estaba abrazando.
-No fue tu culpa, ni los golpes en la cara ni lo del desayuno, solo pasó, no tienes que sentirte mal -Abrí los ojos mucho, estaba sorprendida y abrumada, había notado que me sentía mal.
¿Este hombre todo lo resuelve a abrazos? ¡Está haciendo trizas mi sistema nervioso!
-Bueno -Dije incómoda ¿Cómo podía no sentirme mal?, Él decía "No es tu culpa" sin embargo, sí es mi culpa, desde que llegué solo le he causado problemas.
-Voy a hacer unos emparedados-Anunció antes de ir fuera de la habitación, me senté sobre la cama y acomodé mi cabello, no lo había lavado, no tenía ganas de pasarme intentando secarlo con la toalla de baño, tomé con mucho nervios el libro del principito, ya lo había leído, también los otros, sin embargo no iba a leer el único que no, primero porque era el segundo, segundo, que iba a pensar Mucio si entraba y me veía leyendo Cincuenta Sombras de Gray, es decir... no está mal pero... me da pena.
-El emparedado lo dejé sobre la mesita -La mesita que casi estropeo, pensé ante sus palabras -voy a bañarme y saldré a buscarte ropa... -Se detuvo un minuto a mirarme con la mano en la puerta a medio abrir -La ropa interior de mujer tiene talla ¿Cierto?
-Sí
-Bueno -Dicho eso se aventuró hacia su lugar favorito, digo el baño.
Cómo iba a ir Mucio a una tienda tipo...
●¿Buenas me da unos calzones talla M por favor.
●Señor con todo repeto, yo creo que usted es L.
Reí de mi chiste mental.
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El dilema de los Graham. (Está en corrección)
Roman d'amour-Nota- Esta historia es un cliché, la vida real no es así, por lo que como sociedad e individuos debemos cuidar a las personas que nos rodean y a nosotros mismos, haciendo lo posible contra los secuestros, sobre todo contra esos mercados que suste...