La conozco

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-ya es hora de irme- comento mientras revisaba la hora en su celular, pasaban de las 8 de la noche -cuidate mucho tu ceja y si quieres mañana vengo a revisar cómo estás- yo sonreí ante la idea.

Me levante para dejar los platos en el fregador y la acompañe hasta su auto.

-¿me avisas cuando llegues a tu casa?- ni siquiera supe porque le dije eso

-claro- sonrío ligeramente, me dio un abrazo y esta vez depositó un ligero beso en mi mejilla -y tu si necesitas algo avísame- asentí y me recargue en el marco de la puerta, vi como subió a su auto y en pocos segundos lo perdí de vista, tomé un poco de aire y subí de nuevo al departamento. Me puse a lavar los pocos trastes que había, mientras lo hacía no pude evitar pensar en todo lo que habíamos platicado durante la tarde, parecía que tenía que vivir de apariencias y aquí encontraba un refugio para eso, moví un poco la cabeza ante esas ideas, técnicamente no la conocía, así que no podía sacar conclusiones fácilmente, ademas había caído en cuenta de que prácticamente no me platico nada sobre ella, lo único que se es que vive sola y cerca de aquí.

Al terminar de limpiar me metí a bañar, al principio ardió un poco la herida, pero después de unos minutos bajo el agua se sentía bien, al cerrar los ojos se me venían a la mente las imágenes de Valentina frente a mi curándome, abrí los ojos de golpe, intentaba darle una explicación al porqué me movía tanto esa joven, es verdad que la manera de conocernos fue poco común y lo de hoy aun me tiene sorprendida, pero hay algo en ella que me da mas curiosidad de conocerla, al ver sus ojos es como si supiera qué hay algo mas de fondo, qué pocas personas saben de ella.

Había sido un domingo demasiado extraño, con cosas muy lindas pero el dolor de cabeza que tenía ahora no me agradaba, termine de acomodar mis cosas, al día siguiente sería mi primer día en la universidad y de verdad necesitaba descansar.

AL DÍA SIGUIENTE

El dolor era menos pero aun seguía presente, me levante y tranquilamente me cambie, revise la hora y aun tenía tiempo, tomé mi mochila y salí del lugar, quería caminar un poco, me sentía nerviosa y de alguna manera el ir viendo las calles me tranquilizaba un poco.

Camine por unas cuadras más, era tanto el tiempo que tenía que pase a comprar un café, seguí mi camino, a lo lejos empecé a ver los edificios enormes, era una universidad que ofrecía varias carreras, así que no sorprendía lo grande que era el campus, me paré cerca de la entrada para sacar mi horario de la mochila, en lo que me peleaba con el cierre una joven de me acercó.

-¿necesitas ayuda?- me pregunto, levante la mirada y era una joven castaña que a simple vista se veía muy amigable

-estoy bien, gracias- le sonreí

-¿eres de primero?-

-¿se me nota mucho?- pregunte mientras por fin sacaba la hoja de la mochila

-un poco- sonrió ligeramente -pero no te preocupes, también es mi primer día-

-me llamo Juliana- estiré mi mano para saludarla

-yo Fernanda- sonrío -¿de que carrera eres?-

-Gastronomía- Se le iluminó el rostro

-que coincidencia, yo también- me sonrió nuevamente -¿podemos hacernos compañía?-

-claro- me volví a acomodar mi mochila y comenzamos a caminar, cuando pasábamos cerca del estacionamiento un auto rojo llamó mi atención.

-los rumores eran cierto- me comento mientras seguíamos caminando pero ella tampoco dejaba de ver ese auto

-¿cuales?- no entendía

Quédate conmigo (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora