Quédate conmigo (Juliantina)

Fin de semana

SÁBADO POR LA TARDE

-¿estas segura de que no nos meteremos en problemas?- como habíamos acordado Val paso por mi y nos dirigimos a su casa

-no- sonrió -les dije a mis papás que iría a la casa con una amiga para pasar el fin ahí- lo decía con demasiada tranquilidad

-¿y las personas que trabajan ahí?- volví a preguntar  

-son de confianza y no dirán nada- tenia que confiar en ella, si decía que todo estaría bien, lo estará.

Al llegar al lugar una puerta automática se abrió dejando ver una casa enorme, con estacionamiento para seis autos o más, en la entrada había unos pequeños escalones y una puerta más grande de lo normal de madera, por un momento pensé que como en las películas alguien saldría a recibirnos, pero eso nunca pasó, bajamos del auto y ella abrió la puerta como cualquier persona, la casa por dentro parecía más grande que por fuera, lo primero que percibí eran los colores, blanco con varios tonos en gris y algunos detalles en azules, muy elegante pero al mismo tiempo muy fría.

-es más grande de lo que imagine- comente mirando todo a mi alrededor

-siempre he dicho que le hace falta algo-

-¿que?- pregunte

-en realidad no se, cuenta con todas las comodidades que te puedas imaginar, pero al ser tan grande se siente demasiado sola- sonrió con nostalgia

-me imagino- volteo a verme -yo no tengo una casa así, pero es verdad que cuando vives en casas pequeñas, aunque cada quien esté en su habitación se siente como si estuvieran contigo-

-por eso me mudé a un departamento- sonrió y me tomo de la mano -vamos a darte un pequeño tour- sin que yo pudiera poner algún tipo de objeción comenzamos a caminar por el lugar, pasamos por la sala y el comedor que tenía una mesa para doce personas, entramos a la conocí a donde estaba su nana que me saludó con mucho gusto.

-la comida ya la tengo lista, ustedes me dicen si comen adentro o en el jardín-

-en el Jardín por favor Chivis- le dijo Val -en lo que acomodan todo voy a enseñarle a Juliana lo que resta de la casa-

-claro que si mi niña, yo te hablo cuando ya esté servido-

Interactuar con personas mayores que yo me costaba trabajo, pero en realidad ella transmitía mucha tranquilidad, más que una trabajadora parecía como si fuera la abuelita de Val, el haber conocido a alguien amable me hacía relajarme un poco.

-por allá está la alberca- señalo

-es techada- comente con asombro

-¿no te comente?- yo negué con la cabeza -¿no te gustan las albercas techadas?- pregunto asustada

-cualquier tipo de alberca me gusta- sonreí y ella relajó sus facciones -es solo que todo esto me impresiona- me encogí un poco de hombros

-te entiendo- comento -a mi me impresionó lo lindo que es tu departamento- me hizo sonreír, seguimos caminando -acá esta la sala de televisión- era prácticamente una sala, pero tenía una televisión enorme -prácticamente nadie se sienta aquí-

-pero es un lugar lindo- comente

-lo se, pero no hay con muchas personas quien compartir aquí, mis hermanos son mayores y siempre hemos estado en otras sintonías, mientras yo era niña ellos ya estaban en la adolescencia y así- tomo aire y seguimos caminando -aveces con mis amigos nos reuníamos, pero por lo general querían estar en el jardín-

-¿eras de traer muchos amigos a la casa?- pregunte

-en realidad no, hubo una época en la prepa que comencé a tener muchos amigos y por lo general siempre nos reuníamos aquí en casa, éramos unos 10, yo en ese momento pensé que era feliz, veníamos nos al pasábamos en la alberca y más de una vez se quedaban a dormir y a escondidas tomábamos- sonrió ligeramente con nostalgia -pero me di cuenta de que no eran amigos, solo estaban aquí por todo lo que podía brindarles-