Revelación

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Yoona se reunió con Irene pasadas las nueve de la noche en la biblioteca de la universidad. La joven con indecisión en sus ojos la miró para luego tomar con cuidado un par de fotos de su bolso. En las manos de su compañera ansiosa las entregó.

¡Yoona!... me sorprende tu buena toma; es lo que buscábamos, ¿verdad? —mordió el labio admirando la foto.

Eso creo. Ah... ¡D-Dámelas que yo me arreglo y te evito el trabajo! —buscó persuadirla para tener de nuevo las evidencias en su poder. La otra se negó rotundamente—. Irene, te pido que me las des... por favor.

¿Eh? —inquirió con intriga ante la muchacha—. No, no, no. Las copiaré yo. Es por seguridad, amiga. Les patearemos el trasero con esto a esos dos.

Irene preguntó si acaso ella pensaba en retroceder el plan, la castaña entonces, para no hacerla confundir le refutó que el tema era el costo de la universidad. Tal vez, la expulsión.

Créeme, ni siquiera le van a dar importancia a los que hicieron el plan, sino que la atención irá por la foto. Además, ya traje a BaekHyun para tú sabes qué —voltearon a verlo, el mismo se ocultaba en donde la luz no llegaba a iluminarlo—. Mañana será un día muy especial para ellos...

Tanto Irene como BaekHyun sonrieron con malicia a su preciado plan. Yoona confundida estaba entre acompañar su celebración o inquietarse al no tener escapatoria. ¿podía ser posible que se haya dado cuenta de su actitud infantil? ¿o es que había sido encantada por la voz de la razón?

Tuvo tiempo para desistir mas no logró hacerlo.

...

La luz de la mañana se asomó desde la ventana del departamento de la familia Kim. Tanto la madre como la hermana durmieron cómodas mas el único incapaz de hacerlo fue JongHyun. Había probado con investigar a los personajes toda la noche con la laptop de Sodam.

De la amada de Tao sí existían artículos salvo de Wong Yukhei.

¡Maldición! —refunfuñó golpeando la laptop contra el colchón. El reloj de la habitación marcaba las ocho y media—. Tengo media hora para alistarme, más vale que me apure y deje esto para otro rato.

¡Hermanito! —habló su hermana al entrar en su dormitorio y con ansias se mostró ante él— ¿Me llevarías otra vez a la comisaría donde trabaja Jinki? Es que dejé mi cartera en el bolsillo de su abrigo cuando me lo prestó y me da vergüenza pedirle por teléfono.

¿No es muy temprano, Sodam? A estas horas él no llega, pero le puedo pedir que me lo dé a mí cuando me lo encuentre —bostezó, al mismo tiempo en que ordenaba la cama.

Es que también quería ir porque... me iba a llevar a un spa de mascotas, por eso me tomé el tiempo de alistar a Roo y... —Sodam le miró como hacía Roo para pedir algo.

Bien, bien. Sé que es una excusa para verlo, Sodam. Pero no me molesta. Cuando quieras ver a Jinki solo dime y yo le aviso; siempre que él pueda. ¿sí?

La joven gritó de alegría y tomando a la perrita, fueron subiendo al auto. Su madre los despidió desde la puerta, ya andaba mucho mejor para cuidarse.

Unas casas más lejanas al departamento.
¡MinHo! ¡MinHo! —gritó Taemin lo más que pudo desde las afueras de su casa, ya habían pasado muchos días sin la presencia de su mascota, lo cual lo preocupó.

En aquel momento, le pareció ver una sombra moverse entre los árboles de la casa frente a él. Por extraño que pareciera, tenía la sensación de que no era su gato.
¿Acaso eres tú, Wong Yukhei? —dijo, miró nervioso a lo que sea que estaba escondido.

Límite « JongTae  »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora