Atardecer | Anteúltimo Capítulo |

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Cuando JongHyun escuchó la orden de no disparar se tranquilizó. No obstante, lo claro era que, aquel sujeto cruel y sanguinario perturbaba a Taemin.

El jefe Jinki tuvo que convencer a Sodam asegurándole que los caprichos del castaño superaban su cuerda razón. Y que su paz no la conseguiría si no lo encaraba.

JongHyun todavía caminaba débilmente con ayuda de su hermana. De todas formas, fue llevado a la patrulla.

— ... ¿Por qué insistes en un trabajo que no te corresponde? —inquirió Jinki, su forma de mirarlo expresaba preocupación e incertidumbre.

Toda mi vida la he pasado evitando ciertas cosas. Y tuve oportunidades a las cuales terminé perdiendo, ¿Cuál sería el sentido de vivir si no me arriesgo a mis miedos? —le respondió mientras entraba al auto.

¿Deseas ir por él, aunque el mismísimo mundo se derrumbe en su contra? —le dijo sin despegar su mirada en él.

Desde un principio el mundo se nos derrumbó, sin embargo, tengo la oportunidad de enmendarlo para que ya no vuelva a ocurrir —concluyó para luego cerrar la puerta.

Escuchó JongHyun al jefe Jinki pedirle a Sodam que se mantuviera cerca de JongIn hasta la llegada de los padres.

Los medios encargados de informar minuto a minuto lo que estaba pasando también fueron a la ubicación del prófugo grabando todo desde un helicóptero. Catalogando a Lee Taemin como un asesino sumamente peligroso. Sin duda, aquellos que sabían del chico lo desconocieron luego del informe.

Taemin esperaba sobre un puente rodeado de policías de frente como detrás —con sus armas esperando a un mínimo movimiento—, a que él llegara ante esa noche oscura.

El auto de Jinki frenó detrás de los otros patrulleros.

Después de que bajó su amigo, JongHyun le siguió. No obstante, pequeñas memorias que jamás había visto se manifestaron con cada paso menos para hallar a Taemin.

Escuchó de pronto, a una masculina y grave voz:

«Órdenes por aquí y por allá. Nada podía ser divertido estando en este trono.

Con ellas pasaba lo mismo, salvo que, un día lo intenté diferente, contigo me gustó. Mas no era mi intensión recibir la entrega de tu cuerpo todos los días, porque te estaba obligando a ser parte de mis adornos.

La vida me reveló que detrás de las bellas historias que solemos escuchar, me dicen que el amor real existe y que entregarse a uno tenía un costo. Entendí perfectamente al amarla y llorar por ella. Ahora también puedo sentir tus lamentos, Yukhei. Tú, que mostraste las puertas abiertas de tu corazón.

Esa grieta que aún permanece en mí y no me deja descansar, es porque todavía guardo un perdón para ti. Lo haré por esas veces en que cepillabas mi cabello; por cuando llorabas cual niño; cuando buscabas la forma de alegrarme y la promesa por la que ahora soy prisionero tuyo. Espero que esta carta llegue a ti y que nos mantengamos lejos a partir de hoy.

Wang Tao»

Las luces blancas de una de las patrullas alumbraron al fugitivo.

Kim permaneció detrás de los policías mudo ante lo visto de las memorias. Las sabias palabras que Tao hizo recordar en él le transmitieron sus últimos deseos antes de envenenarse y caer sujeto a un descanso incompleto.

En sus manos depositó el perdón, y este tenía que cumplirlo; ningún otro ajeno a él.

Kim escuchó las advertencias que un policía le dictaba a Taemin con lo poco que le faltaba para llegar.

Límite « JongTae  »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora