Show de Marionetas

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10 de octubre del 2010

"Taemin, termina tu plato", ordenó la dama desde el otro extremo de la mesa.

Lo único que hacía el muchachito era observar su plato mientras le daba pequeñas vueltas a las verduras con los palillos; pensaba en lo mucho que quería jugar con JongIn y volver a ver a su nana. De imaginarlo solo terminaba entristeciéndolo. Ahora, él era parte del plato cuando gota y gota caía de sus ojos.

Ella no veía que él lloraba debido a la distancia de sus lugares. Si se diera cuenta tampoco cambiaría algo en la relación. Taemin creía ser como a una marioneta, a esas figuras de madera las puedes controlar a tu antojo, vestirlas y fingir que son alguien o quizás también castigarlas.

"Vete al carajo, madre. ¡Puedes comer tú esta bazofia!", manifestó su malestar ante tanta simulación de madre considerada. Le era mejor comer en su dormitorio que tenerla frente a sus ojos.

Ella advirtió que se comiera la comida antes de perder los estribos. Entonces, el muchachito fuera de sí, empujó el plato sin consideración. La salsa salió disparada, ensuciando el mantel.

El pequeño atemorizado por lo hecho se bajó de la silla y con la mirada de desdén que traía su progenitora, le suplicó que trajera a su padre. No quería estar en un lujoso hogar cuando dentro de esas paredes su trato era miserable.

Creyó él, cuando la contraria se levantó y caminó hacia donde estaba, que por fin había comprendido cómo se sentía. La dama frente a él se inclinó, con sus cejas y labios expresando tristeza para así jugar con sus esperanzas. No obstante, fue todo lo contrario cuando ella le respondió con una bofetada.

"Te estoy tolerando lo mejor que puedo para que me vengas a nombrar a ese condenado. Anda, corre hacia tu padre si lo deseas"

"Eres horrible conmigo ¡¿por qué?!", dijo Taemin mientras tocaba su mejilla enrojecida.

"Porque eres mi hijo".

El pequeño tras oírla responder de una manera tan fría y severa supo que debía de escapar, pero el agarre de la dama fue tan veloz que no tuvo tiempo para correr. A rastras se lo llevó al sótano.

Ya en el oscuro sótano, lo que pudo divisar el pequeño fue un objeto cuadrado, de gran tamaño y cubierto en una manta. Al quitar la tela descubrió la jaula que mucho lo asustó. Terminó encerrado dentro de los oxidados y espantosos barrotes.

Taemin aguardó a que su madre volviese arrepentida pero no lo haría hasta pasado una hora, ya cuando escuchó sus pasos entre tanto silencio, volvió a repetirle su arrepentimiento y que la obedecería sin remedio. Sin embargo, ella venía para darle un aviso. Con el celular en sus manos, se animó y le reveló la llamada recibida.

"Qué pena decirte esto, Taemin. Tu padre..."

La ambulancia había llamado a la Sra. Lee para comunicarle el accidente automovilístico de su padre y posterior fallecimiento.

En aquel instante se estremeció. Si antes había llorado con abundancia, esa vez le hicieron falta más lágrimas; le gritó que estaba mintiendo, que era obra suya como de costumbre.

La dama sin remordimientos le recalcó que todo fue a causa de la incompetencia de Taemin. Que, si no fuese por la insistencia de probar la verdad, tal vez su padre hubiese durado un tiempo más.

El desprecio de Taemin iba en aumento y, cuando esta se inclinó otra vez a mirarlo, el jovencito la escupió.

Para él serán este y cientos de días más viviendo en condiciones similares, cada mañana se asemejaría al anterior como al posterior si continuaba en su teatro de marionetas, junto a los demás mayordomos y amigos de la familia.

Límite « JongTae  »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora