Sus maletas en la recepción, junto a ellos dos esperando que la doctora Bowie los atendiera para ver con qué podrían tratarla y "curarla".
Recuerda aquella vez que estuvo en el consultorio de la doctora Bowie, una muchacha cohibida sollozaba a lo bajo mientras miraba los botones de su blusa, recuerda haberla visto rara, Spooky logró ganarle la boca y soltó un grosero.
"― ¿Qué miras, mierda? Llórale a tu madre. ―espetó Spooky haciendo brincar a la niña en su lugar y cohibirla más, tapé mi rostro y me abofeteé enojada ante su interrupción. ―Lo siento, a veces las voces se cuelan por mi boca."
Sus manos tiemblan, medicada y con una vista acuosa ve a su padre quien está sentado frente a ella, le sonríe tiernamente mientras le susurro cosas bonitas, sabe lo que pasará su inminente internación, atrapada entre cuatro paredes con una camisa de fuerza sujetándola, ella gritando por las rendijas lo loca que está.
O se imagina acostada todo el día, con tranquilizantes sirviéndose de desayuno, comida y cena, no para de pensar el encierro mental que tendrá, atrapada tras de ellas, su cuerpo moviéndose monótonamente y todas atrapadas en su mente, escuchándose una y otra vez.
Ha tenido la experiencia con medicina experimental, la volvieron loca en un mes, tanto que se tuvo qué tomar cajas de pastillas para dormir, pensaron que se quiso suicidar por la sobredosis intensa que le dio, de milagro salió viva. Luego de una larga explicación de por qué lo hizo logró tener libertad de nuevo y no mantenerla aislada en una habitación sin nada por suposiciones de pensamientos suicidas.
[NARRADORA ÉSTER STUART]
― ¿Me visitarás cuando me internen? ― pregunto con la voz acuosa, asiente sin pensarlo.
―Todas las semanas, corazón, no dejaría a mi hermosa niña. ―dice mi padre mientras estira su mano para acariciar mi mejilla, prontamente comienzo a llorar y a sollozar en alto.
Mi madre dijo lo mismo, en la mañana siguiente ya no estaba, mi padre no se dio cuenta de su ausencia hasta la semana, se atrevió a mandarle un mensaje de que quería el divorcio, eso fue hace unos años, tal vez dos o tres. Sé dónde vive, sé que se volvió a casar y que tiene una hijastra de mi edad que es más normal, sé que la ama más que lo que me amó porque ella es normal. Vive lejos, en otra ciudad, en mi bicicleta anduve hasta allá, durante tres noches seguidas vi su casa, vi sus cenas familiares por la gran ventana, siendo feliz como si no tuviera nada atrás.
―Ni siquiera sabías de mí en casa... Sé que soy un estorbo, no hace falta que me mientas, no vuelvas si quieres, ya bastante has hecho por mí como para que siga fastidiando tu vida. Ella me dijo que nunca me dejaría y al siguiente día se fue como si no importara nada. ―sollozo mientras le digo lo que siento, realmente es tan horrible sentir cómo se me quiebra el corazón, en nudo de mi garganta se vuelve un dolor agudo porque sigo aguantando aflorar todo lo que hay detrás del llanto. La perdición y aceptación de ser la semilla de limón.
Me abraza con fuerza negando.
―No, mi vida, eso nunca, admito que trabajo para ignorar que tienes una enfermedad, pero no porque sienta que eres un peso o un fastidio. Me duele verte así, siendo atacada por personalidades que se han creado en tu cabeza y se han vuelto parte tuya. Siento haberme vuelto tu madre. ―solloza junto conmigo mientras me abraza con fuerza, sollozo a todo pulmón en su pecho.
A los minutos sale la doctora Taina Bowie con algo en las manos.
―Buen día, no quisiera interrumpir, pero tengo listo los papeles. ―interrumpe Bowie con suavidad, al separarse ambos limpian sus ojos y la ven con atención. ―En este hospital no hay cupo, internaron a una paciente muy delicada y era el último, pero los mandaré a otro muy buen asilo, el Timothy Howell es muy bueno, también tengo citas allá y mi propio consultorio, atiendo por las tardes y podré tener muy bien cuidada a su hija, tengo hecho el papeleo y sólo falta su firma. Por parte mía le ofrecen un descuento. ―sonríe con amabilidad, Saint asiente, toma los papeles, los lee y termina firmándolos, le da una hoja. ―Puede ir a internarla en el lapso del día de hoy y mañana, disfruten su día juntos, yo iré hasta mañana, hasta luego. ―se despiden.
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Caught In My Own Body; Emerson Barrett & Remington Leith
Fiksi PenggemarDepresión, ansiedad, trastorno de personalidad y esquizofrenia. No puede haber más complicaciones que esas en una adolescente separada del mundo. Escondida en las sombras volviéndose loca, tres voces que tienen sus propios comentarios y sus distin...