"capítulo doce"

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El par mira con atención a la chica que luce casi muerta, no hay paz, ni molestia, no hay nada en su rostro, su piel morena está pálida y los labios resecos como si estuviera desde hace meses ahí postrada, sus manos vendadas están atadas a la cama con unos grilletes de tela y cuero, Emerson le da una caricia a su mano sintiéndose mal por ella.

― ¿Por qué la tendrán esposada? ―pregunta Rem viendo las esposas típicas de hospital mental. Emerson se encoje de hombros, aunque tiene la respuesta. ― ¿Será malo que la despertemos para llevarla a dar una vuelta? ―pregunta como niño pequeño mientras rasca el cabello de la inerte chica.

―No lo creo, Remington, Éster estará bajo cuidado de Patrick y Hoztier hasta que la doctora diga. ―dice René, una enfermera de color, gordita, con un cabello rizado y ojos saltones, entra por las cortinas con una gran aguja extrayendo un líquido de una ampolleta.

― ¿Por qué? Si le dan su medicamento se sentirá mejor, y mejor aún si la llevamos a dar una vuelta. ―dice Remington con inocencia.

―No le daremos la medicación hasta que la doctora Bowie dé la orden. ―dice con tranquilidad la gran mujer.

― ¿Por qué? Ella se siente mejor sin esas voces. ―vuelve la inocencia del muchacho. Tuerce los labios la mujer pensando en decirle el por qué.

―Le harán pruebas, la necesitan sin medicamentos y vulnerable, chicos, les prometo que después de que acabe todo ella estará mejor. ―tras decir eso los deja estar con ella después de suministrarle otro sedante.

Hablan a su alrededor y cuentan anécdotas para que deje de ser tan malo el ambiente, tan trágico.

En un par de horas más la doctora Bowie se presenta en donde está ella, tras compartir palabras con los hermanos la dejan sola y en menos de dos horas ella vuelve en sí.

Éster con un dolor de cabeza ve a todas partes, la sección donde está tiene sábanas que le impiden ver más allá, pero está la cortina del costado entreabierta. Las voces en su cabeza hablan a lo lejos y ella sólo escucha el bullicio.

[NARRADORA ÉSTER STUART]

Ellas hablan al fondo de mi cabeza, no puedo entender lo que dicen, mis sentidos están dormidos y mis oídos están zumbando con un ruido sordo.

Veo mi brazo con la intravenosa y me siento muy impotente de un segundo a otro, tomo la aguja y la saco con cuidado mientras hago una mueca. Sangre comienza a brotar hacia abajo, tomo una gasa que está sobre una mesita con ruedas para cubrir la sangre.

Salgo de mi espacio viendo a todas partes con muchas ganas de huir, la ansiedad comienza a brotarme horroroso de los poros, camino con rapidez entre las camas vacías, paso a varios viejitos que comen mientras leen o duermen con sencillez. Paso algunas enfermeras que no me prestan atención, una bata me cubre el cuerpo, siento que no traigo nada y me comienzo a preocupar.

Ahora con toda mi memoria en su lugar siento la preocupación al máximo de que me hayan visto o me hayan hecho algo.

Por favor, vámonos, Éster. ―escucho la voz rasposa de Spooky decirme a lo lejos, se escucha triste.

Nos ayudarán, por favor quédense. Nos ayudarán, necesitamos ayuda, yo la necesito. ―dice desesperada con suavidad. Tuerzo los labios dudando mientras camino hasta mi habitación, algunos pacientes me ven con extrañeza.

―No lo sé... Por favor piensen ustedes, no tengo cabeza. ―susurro con preocupación mientras rasco mi cabello, todo mi cuerpo tiembla y mis tripas suenan. Escucho que Spooky y Ostier discuten acerca de ir por ayuda o buscar la manera de huir. Evangeline no ha aparecido desde que desperté.

Caught In My Own Body;  Emerson Barrett & Remington LeithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora