"capítulo cinco"

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Pasé casi toda la tarde con el par, conocí un par más de pacientes que eran agradables, pero me sentí tímida ante ellos. Agarré más confianza con el par que con las chicas jóvenes que me miraban fijamente y unas grandes sonrisas en sus rostros.

Ya la noche estaba presente, sus habitaciones no quedaban muy lejos, de hecho, la de Rem estaba frente mío, la de Emerson enseguida a la de él.

No puedo dormir, tengo demasiado sueño, pero no puedo dormir. Doy un par de vueltas en la cama esperando conciliar el sueño, sólo puedo quejarme y gruñir. Harta de que mis ojos no quieran cerrarse y desconectarse de mi cerebro me levanto aventando la cobija calientita, mi cabello sigue húmedo por el baño que me di hace un par de horas, el reloj marca la una y tres minutos, no duermo desde las cinco de la mañana de ayer, sólo dormí un par de horas ayer también.

Camino a la puerta, le quito el segurito y salgo de la habitación para buscar una enfermera que me pueda ayudar con mi problema del sueño, veo a donde está la cámara, la luz roja de esta no está encendida lo que indica que está fuera de servicio, eso me hace fruncir el ceño, tal vez tiene cierto tiempo de descanso o una pausa para cambiar de posición. No lo sé.

Ningún enfermero aparece cerca, después de buscar por la zona un segundo veo a un par en el mostrador de la recepción donde los pacientes toman las citas. Un chico y una chica, una enfermera y un guardia, iba a acercarme, pero se empiezan a besar y eso me hace pelar mis ojos.

Retrocedo y vuelvo a el pasillo de mi habitación, antes de volver entrar veo a Remington salir de su habitación con una jarra vacía, tiene los ojos pequeños e hinchados y su pelo está revuelto y hacia abajo.

―Eh, ¿Qué haces aquí? ―pregunta sonriendo adormilado. ― ¿Ibas a alguna parte? ―pregunta con su voz ronca, niego quedándome muda ante lo visto, volteo por donde vine, se escucha la risa de la chica y un jadeo. Mis mejillas se coloran. ― ¿Y ese ruido?

―Uhm, la-la e-enfermera está o-ocupada. ―no puedo hablar sin tartamudear de los nervios, ¿Qué tal si piensa que soy una pervertida que me gusta ver a la gente follar?

― ¿Está casi follando con Logan? ―pregunta con diversión, abro mis ojos sorprendida y alzo mi cuello preguntando sin hacerlo realmente hacerlo: ¿Qué has dicho? ―Oh, eso siempre lo hacen, a estas horas desactivan las cámaras para hacerlo, Nicky, el de las cámaras siempre te hace el favor si le das veinte dólares. Iba por agua solamente. ¿Acaso están follando en el pasillo? ―asiento.

―Puedes tomar agua de mi jarra, me la llenó Petunia, pero no suelo beber mucha agua por las noches. ―ofrezco, se encoge de hombros asintiendo, abro mi habitación, entramos y cierro tras de él, sirvo la mitad en su jarra. Le pregunto por qué se la acabó tan rápido si Petunia me dijo que las rellenan siempre.

―Es que las píldoras que tomo me dan mucha sed, es lo más molesto de los efectos secundarios. Mucha sed, ganas de orinar, sueño y un poco de tics. Pero controlable.

―Oh, yo no he podido dormir nada, al parecer las nuevas pastillas se están comiendo a las ovejas, no puedo dormir. ―susurro con cansancio, ambos nos sentamos en la cama después de dejar la jarra junto a la mía.

―Mañana le dices a alguna enfermera, tal vez te den algo para dormir. ―dice con una sonrisa, asiento. Tal vez...

―Estoy harta de las pastillas, las odio. ―me levanto para tomar mi reproductor de música y sentarme en el suelo a un lado de mi gran ventanal que da la vista al jardín oscuro con una tenue luz. Se sienta conmigo, no me molesta, incluso me hace sentir menos triste, aunque se me sigue haciendo una sensación extraña estar acompañada. He pasado tanto tiempo sola, mis noches observando desde lejos y añorando ser normal. ― ¿Te gusta my chemical romance? ―pregunto extendiéndole mi audífono. Sonríe en grande.

―Reproduce esa mierda. ―dice con emoción sin quitar la gran sonrisa.

[...]

Remington yace dormido recargado en la pared, trae mis dos audífonos y escucha la música entre sueños. Abrazo mis rodillas viendo cómo la luz del sol tiñe el cielo en un rosado y azul. En mis manos está un cuaderno donde he escrito tres o cuatro páginas de el vacío en mí, ese vacío que se puede ignorar, pero nunca quitar. Es como si tu voz, tu risa, tus emociones hicieran eco.

Una sonrisa aparece en mi rostro y no la siento como una verdadera, aunque de verdad ha brotado sola, se siente como una máscara que cubre el agujero en tu alma.

¿Puedes escuchar cómo regresa el sonido?

¿Puedes sentir las dimensiones del enorme agujero?

¿Puedes decirme si crees que tengo oportunidad de volver a sentirme llena?

No sé nada, pregunto en busca de reconfortarme que siento que la tristeza se vuelve muy grande, los medicamentos sólo apagan mi cerebro y no me dejan pensar si el problema está solucionado, los antidepresivos me hacen reír a veces también me da mucho sueño, aunque no puedo cerrar los ojos y dormir plácidamente como aclaman.

¡Quiero llorar, gritar, brincar, correr!

¡Quiero sentir de verdad!

Al parecer sólo es por encima, estar acompañada logra ocupar un poco de ese vacío, no soy solo yo si no también un par de voces más, tengo un poco de miedo de arruinarlo con mis problemas, tengo miedo de que se vuelvan sólo voces o alucinaciones.

Es muy grande el temor cuando pasa el tiempo, tal vez esté en un estado catatónico por alguna burrada que hice y sólo sueño, imagino que estoy siendo ayudada. Eso me hace entrar en crisis existenciales que me marean con fuerza, si no fuera porque estoy con compañía (inconsciente) ya hubiera saltado por todas partes y rajado mi piel con mis uñas sólo para sentirme de nuevo en la "realidad" y no sentir que puedo estar dentro de un sueño en medio de un estado catatónico.

Quisiera recuperar un poco de cabeza, sólo eso. Un poco de cabeza, de control sin necesidad de tener aquel polvo blanco comprimido en una figura ovalada dentro de mi sistema, sin necesidad de estar excluida junto más personas que al igual fueron excluidas por ser un peligro para ellos o para la sociedad. ¡No sé qué pasa!

No me está yendo mal, incluso lo siento cómodo, pero no puedes evadir la realidad ni tus deseos, aunque no los digas en voz alta siempre estarán dentro de ti como el aire.

Cierro el cuaderno con fuerza y lo aviento al otro lado de la habitación con amargues.

Tengo qué vivir con ello.

Mientras pienso no tardo en irme recostando sobre el hombro de Remington y quedo dormida pensando una y otra vez que me levantaré temprano para mi medicina. 

***

Hello, espero les guste el capítulo, voten y comenten que me agrada saber qué piensan.

all love the lover of the pacient x xoxox

evaZ


Caught In My Own Body;  Emerson Barrett & Remington LeithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora