La cara con rasgos familiares de ambos hombres la ven atónitos, decide proseguir.
―Pensé que le pegaba o que le hacía el daño, nunca pensé que le hacía eso. ―se encuentra llorando. ―Era un chico dulce, adoraba a Éster y lo demostraba cada vez que lo miraba, pero un día todo se volvió extraño, la trataba de una manera burlesca y molesta, incluso cariños sarcásticos, pensé que la pellizcaba o bofeteaba cuando no estábamos, un día pensé que le pudo haber tocado una parte de ella de una manera inapropiada cuando la veía de esa manera tan... ¡lasciva! Pero no creía ello. No quise creer. ―el llanto opaca casi toda su voz.
Siente una bofetada y ve a su marido eufórico, la abofeteó y la hizo sentir peor.
Saint lo aleja de ella de un manotazo aún atónito.
― ¿Por qué no dijiste nada? ―pregunta seriamente Saint.
―Porque es mi hijo, mi único hijo. ―solloza. ―Creí que era la paranoia, la amaba como una hermana, la cuidaba mucho y empezó a ser violento un tiempo y pensé que era por la música que escuchaba, no tuve otra cosa que tratar de creer que la molestaba haciéndole ciertas cosas que no le gustaban. ―para llorando.
― ¿CREES QUE NO LO HACÍA? ¿CREES QUE LE GUSTABA QUE LA TOCARA? ―pregunta fuertemente su esposo asustándola.
― ¡NO! ¡NO LO CREO, PERO NO PODÍA CREERLO! ¡ERA NUESTRO NIÑO! ¿Cómo iba a creer que mi dulce niño iba a ser un monstruo?
―No lo sé... ―calma la voz su esposo dejándose caer en la cama.
―Hiciste mal, pero ahora debes de aceptarlo y dar tu testimonio como una persona fuerte, sé que es duro aceptar ciertas verdades de tus hijos y tienes qué aceptar lo que está bien y lo que está mal, sé que los llamarán y tendrán qué dar toda su información. ―dice forzosamente, toma las cosas que encontró y sale sin despedirse dejando a la pareja emocionalmente inestable. Sale casi corriendo de el lugar.
En el auto se pone en contacto con su abogado, una corta plática donde lo cita en el psiquiátrico en una hora para hablarlo con la doctora Bowie.
En el camino habla por teléfono con Taina acerca de la demanda y de lo que ha hallado.
[...]
Éster rasca nerviosamente su rostro mientras ve su reflejo en la blanca habitación, por ese espejo que sabe perfectamente que es de doble vista.
Sin ninguna medicación se siente horrorosa, la ansiedad, la depresión y sus voces están alterando cada célula de su cuerpo, hablan bajito de sus cosas, de sus pensamientos mientras ella piensa rascando su cuello. Pasa al menos una hora viéndose en el espejo, a tal momento que dejó de ver su rostro como algo normal.
Parpadea dejando caer lágrimas de sus ojos, lo que pasa en su cabeza son aquellos recuerdos intactos recién sacados del baúl, su miedo de que alguien la viera desnuda, batallando en quitarse el jabón del cuerpo y el champú del pelo sólo por la vergüenza de que vieran que alguien la había tocado.
Se recuesta lentamente en la cama, está cansada, muy cansada de sentir esa pesadez encima suyo, detesta ese sentimiento.
Tu tristeza nos hace sentir en un congelador, en un congelador donde los cadáveres duran más de cinco meses y no entran en descomposición.
Seremos un problema, pero nosotras no tenemos el problema. Estás cansada. Aunque suene como un plan que hacíamos lo decimos de corazón.
Déjate ir, relájate y deja a una de nosotras estar por ti, cuando duermes entramos en el cofre el cual suele estar cerrado y muy oscuro, ni tus sueños nos tocan. Solas y con la compañía de la una a la otra. Rascar las paredes y gemir como bestias para aterrorizar dejó de ser divertido cuando el monstruo llegó y dejamos de serlo.
Mientras las lágrimas continúan tomo la palabra sin pensar algo referente a su antigua actitud.
Me relajo, respiro profundo, en ese instante que lo hago siento todo mi cuerpo, mi rostro deformado en llanto convirtiéndose en una mueca seria, mi cuello, mi pecho comprimiéndose, mi cintura asentarse en la cama, la sábana en toda mi espalda y piernas, siento incluso los dedos de mis pies y cómo se mueve suavemente, también siento cómo mi alma baja y cae en la oscuridad, siento algo suave donde caigo, una cama roja que huele a lavanda, y tiene alrededor mío una neblina, lo único más que puedo ver es una puerta color caoba, está cerrada y me llama, pero no quiero moverme, aún la pesadez sigue encima de mí y eso me incita a dormir.
[NARRADOR OMNISCIENTE]
Ostier abre los ojos y toma una gran bocanada de aire, los ojos del cuerpo habían perdido vida cuando ella se fue, ahora un alma donde debe estar le regresa una mirada diferente a el cuerpo de Éster ahora dominado por Ostier, una gran sonrisa se muestra a la fría habitación.
Por las cámaras la doctora Bowie arruga su seño, de estar llorando tan repentinamente y parecer congelarse regresa con un aura diferente.
Se levanta lentamente de la cama sintiéndose en un mundo diferente, nunca había estado al mando, tomaba unos segundos su cuerpo, a veces andaba con ella compartiéndolo, pero sabía que no podía moverse o algo, ahora puede.
Agita sus hombros y por momentos baila al sentir la emoción de estar ahí, pero al percatarse de la habitación que tras su transición a la luz olvidó, su sonrisa cae.
―No, no, no. Debo salir, debo salir del encierro. ―musita asustada, entrando en histeria en esa blanca y acolchada habitación.
Ostier siempre ha sido tranquila y acepta lo que venga, pero ahora su mente o la misma está volviéndose loca.
Comienza por respirar erráticamente mientras sacude la cabeza por momentos, ve al espejo y grita fuertemente, comienza a golpearlo, siendo un vidrio especial no se rompe, pero altera a la doctora.
Va a la puerta y la golpea con fuerza, incluso con la cabeza partiéndose la ceja, le da patadas y exige salir de ahí, blasfema y grita casi rompiendo sus cuerdas vocales.
La doctora le habla a los enfermeros para que la sometan, en un minuto se encuentran todos tras la puerta a punto de abrir, Ostier está sangrando de la ceja del golpe que dio a la puerta, en cuanto los dos enfermeros que fueron abren ella les empuja con una fuerza psicótica, intenta salir por la puerta, pero la toman por la cintura y como demonio se retuerce, grita y asusta a cualquiera que pase, esa zona se supone que entran muy pocas personas por ser un lugar de alto cuidado para sus pacientes, pero los gritos se escuchan hasta afuera.
Trata de golpearlos histérica, pero a los segundos llegan dos enfermeros que le administran un fuerte sedante, pero los toma de sorpresa que no le afecta, sigue rasguñando y gritando.
Dentro de ella descansa plácidamente Éster, mientras que Spooky y Evangeline le gritan y tratan de jalarla de nuevo a ellas.
Spooky toma el control junto a ella y trata de retenerla hasta que la someten, sin fuerzas caen en los sedantes no sin antes murmurar un suave "Lo lamentamos".
* * *
Hello, ¿qué hay de nuevo?
Este es el último capítulo que tengo guardado, me pondré a escribir y trataré de darle más capítulos para poner horario, tal vez haga uno por semana. Es posible que actualice cada viernes ya que ahora tengo clases por internet:)
bueno, disque clases, sólo son tareas.
cuídense del covid19, que disque anda haciendo canastas.
all love evaxoxo
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Caught In My Own Body; Emerson Barrett & Remington Leith
FanfictionDepresión, ansiedad, trastorno de personalidad y esquizofrenia. No puede haber más complicaciones que esas en una adolescente separada del mundo. Escondida en las sombras volviéndose loca, tres voces que tienen sus propios comentarios y sus distin...