"capítulo ocho"

79 10 17
                                    

Emerson acuesta a Éster en su cama, Remington cierra la puerta con pestillo tras de él.

― ¿La dejamos con esa ropa? ―pregunta haciéndose un lado de la cama, el mayor lo piensa unos segundos para negar.

―Cambiémosla, no creo que lo note, está agotada, no ha dormido bien en tres días. ―se acerca a la cajonera, abre el primer cajón encontrándose con un par de cuadernos y material para dibujar, lo cierra con suavidad para ver el otro y encontrar algunos pantalones, observa los que tiene y busca el más similar, luego halla la ropa interior y se para alado de su hermano que ve a todas partes nervioso. ­―Tranquilo, si ya nos masturbamos a su lado creo que podremos cambiar su ropa, ¿No? ―le contagia el nerviosismo.

Emerson no contesta, toma la iniciativa y se sube en la cama un poco alta, toma el elástico de la ropa interior y del pantalón y con cuidado lo desliza fuera, trata de no subir la mirada, pero falla y ve su monte de venus depilado, y no evita husmear más abajo.

―Trae algo para limpiarla. ­―le dice a su hermano, este va al baño a buscar alguna toalla, pronto va con una toalla húmeda, Emerson abre sus piernas mientras su hermano la limpia, le ponen la ropa, la dejan acomodada, arropada y con todo en su lugar. Se separan para ir a su habitación, antes de que entren Emerson pregunta: ¿Crees que le debemos decir?

―No lo sé... Veremos con el tiempo.

[...]

― ¡Hola, chicos! ―los saluda con una radiante sonrisa, viene del comedor donde desayunó sola porque el par estaba esperando sus sesiones con la doctora Bowie, casi nunca se separaban porque les tocaba una tras la otra.

―Hola, morenaza. ―saluda con una sonrisa nerviosa el pelinegro.

―Hola. ―Emerson sonríe sin mostrar los dientes con la cabeza un poco baja, tímido. La hace cuestionarse de su repentina actitud tímida y los nervios de Rem.

― ¿Puedo sentarme? ­―pregunta un poco dudosa apuntando el suelo donde esperan. Ambos asienten, se hacen a un lado para hacerle espacio.

― ¿Cómo dormiste?

―Super bien, soñé bien, nada del otro mundo. Fue espectacular. ―sus mejillas se tiñen de rosa al recordar lo que soñó.

― ¿Ah sí? ¿Qué soñaste? ―pregunta Emerson viendo a su hermano con complicidad.

―Uhm, perritos. ―contesta rápido. ―Ah, les quería preguntar cómo llegamos dentro, no recuerdo haberme levantado.

―Te cargué hasta tu habitación, estabas como piedra. ―dice Em dándole un empujón amable. Sonríe apenada.

―Fue como si un auto me fuera arrollado, yo no dormía mucho antes de venir menos cuando me dieron el medicamento experimental. ―se encoge de hombros y comienza a jugar con su pantalón de lino, mueve sus pies uno sobre otro. ―Ya falta poco para el sábado. ¿Alguien vendrá a verlos? ―pregunta buscando un tema ya que las dos bocas de sus costados están cerradas.

―Nuestro hermano, mamá viene los domingos y algún que otro amigo los acompaña. ¿Quién vendrá a verte? ―Rem le pone atención.

―Mi papá... ―musita bajo pensándolo bien. Creo... agrega en su cabeza, la inseguridad de que su padre no venga por algún trabajo o porque la quiera abandonar la hace sentir mal, piensa en si su madre la visitara si estuviera presente en su vida.

― ¿Sólo tu papá? ―pregunta Emerson, en el fondo busca saber más de ella, sólo sabe su enfermedad, qué le gusta hacer y cómo notaron que la tenía, también algunas anécdotas de cuando estaba sola en las calles.

Caught In My Own Body;  Emerson Barrett & Remington LeithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora