Capítulo 30

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     ¡DING! ¡DONG!.

     Después de aquella noche en el carrusel, a la mañana siguiente, decidimos marcharnos para volver a reanudar nuestra búsqueda.

     Finalmente, después de tanto caminar, habíamos llegado a la casa de la persona que nos ayudaría.

     ¡DING! ¡DONG!.

     Pero nadie contestaba.

     —Tal vez salieron —comento.

     —Buscaré en el patio —informa Kara.

     Luther (cargando a Alice) y yo decidimos seguir a Kara al patio trasero. Encontrándonos con un joven que cortaba madera cerca de un pequeño invernadero.

     —Hola —saluda la androide, llamando su atención—. Estoy buscando a Rose...¿Está aquí?.

     —¿Para qué la necesita? —pregunta el joven moreno, dejando de hacer sus tareas para mirarla.

     —Necesito hablar con ella.

     —Ella no quiere hablar. Lárguense —responde molesto.

     —Por favor, en serio necesito verla.

     —Soy Rose —interfiere una mujer saliendo del invernadero para estar frente a ellos. El adolescente se queda inmóvil ante su presencia—. ¿Qué puedo hacer por ti?.

     —Me dijeron que podría ayudarnos —responde Kara.

     —¿Ayudarles? —pregunta confundida.

     Quitando la piel falsa de su mano, Kara les muestra que era un androide.
     La mirada de la mujer pasa de Kara a nosotros, que estábamos a su lado.

     —Vamos. Es mejor que hablemos dentro —ordena Rose, entrando a la casa junto a el pequeño y seguido de ellos nosotros—. ¿Cómo te llamas? —pregunta sonriente mientras observa a Alice.

     —Alice —responde la pequeña tiritando, abrazando su propio cuerpo para tratar de buscar "calor".

     Rose toca su frente y sus mejillas. —Esta niña tiene fiebre.

     —Pasamos las últimas noches fuera —explica Kara—...Está exhausta.

     —Arriba tenemos una habitación libre. Puedes acostarla y yo le llevaré algo de comer.

     —¿También puede hacerle algo de comida a ella? —pregunta Kara señalándome, a lo que Rose posa su vista en mí—. Ella también es humana, no ha comido nada dese que esta con nosotras.

     —Mucho gusto... —murmuro tímidamente al sentir que soy el centro de atención—. Pero no hace falta —hago una pequeña reverencia—, no tengo nada de hambre, enserio.

     —No te preocupes por eso, por supuesto que les llevaré de comer a ambas —sonríe amable.

     Parece que nos podemos confiar esta vez de su ayuda. A diferencia de Zlatko, Rose tiene un aura diferente. Definitivamente mis instintos me dicen que no corremos peligro aquí.

     —¿Adam, puedes acompañarlas arriba? —mira a el muchacho y éste asiente sin más remedio, mirándonos con algo de frustración.

     Al parecer es su hijo y no se lleva bien con los androides.

Detroit : Become Human •"Schrödinger"•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora