La noche había caído ya en Busán, todos en casa de Jimin dormían como bebés. Jeongin no había desaprovechado la oportunidad para poner una pierna sobre Hyunjin y la otra sobre Chan. Una sonrisa pícara había quedado marcada en su rostro al caer dormido.Sin embargo, había algo inquieto en la mente de cierto pelirosa. Su pie inquieto y su ceño fruncido eran claros signos de su molestia por sus propios pensamientos.
Bufó, rindiéndose al insomnio, para comenzar a levantarse del suelo y dirigirse a la cocina, buscando algo para picar, sólo por pura ansiedad.
En la cocina, sacó un bote de helado y se sentó en la barra, comiendo tranquilamente e intentando alejar sus pensamientos.
—¿Insomnio, huh? —la gruesa voz del alfa despeinado le erizó la piel, al mismo tiempo que le hizo dar un pequeño respingo. Detrás de él, Jackson medio dormido apoyó el rostro en su espalda con una sonrisa— Blandito.
Jimin rió un poco, ofreciéndole de su helado sin decir nada. El mayor se sentó a su lado y tomó una cuchara con gusto.Luego de un rato de no obtener palabra del omega, Jackson se aclaró la garganta anunciando que iba a decir algo. Captó por completo la atención del de cabellos rosas.
—¿Cuántas horas duermes, mmh, Jiminnie? —cuestionó, estirando la mano para delinear las grandes ojeras que se marcaban en su rostro— Te ves exhausto.
—A veces tres, a veces nada.
Un chasquido por parte del alfa le hizo saber la desaprobación de sus palabras.
—Tienes que cuidarte, cachorro, no es sano lo que haces. ¿Quieres que te de un castigo, acaso?
Jimin negó soltando una risa que reflejaba todo menos felicidad.
El alfa se acercó a su cuerpo, rozando sus labios en la oreja del menor. Un escalofrío recorrió toda su espalda como un rayo.
Sabía lo que venía, sabía lo que pasaría sino paraba todo en ese instante. Un fuerte tirón en el pecho lo dejó sin aire cuando Jackson besó suavemente su mejilla. No se sentía bien.
Una extraña sensación de incomodidad lo abarcó. No podía moverse, se paralizó.
— Yo puedo ayudarte a dormir, Minnie —le susurró, con esa voz tan suave y cautivadora, sobre su oreja— Si tan sólo tú...
El aire le había vuelto a los pulmones, y como pudo se alejó torpemente del cuerpo ajeno. Le observó detenidamente antes de acercarse y tomar el bote de helado para regresarlo al refri.
— No te pido que entiendas, Jackson —susurró dándole la espalda, jugando con sus dedos sin ser percibido por el mayor que sólo observaba un punto lejos de él— Pero tú... sabes todo sobre mí. Sabes lo que siento con respecto a... todo.
Jimin simplemento observó cómo el chico asentía sin mirarlo.
— Voy a intentar dormir, si estás incómodo puedes ir a mi habitación.
Sin más, el omega dejó la cocina, volviendo a su punto de inicio: bajó su suave manta.
Su cabeza de nuevo comenzó a dar vueltas. Aunque lo intentara, no podía detenerle.
—¿Qué pasa, Jimin? El avión sale en 1 hora, tenemos que abordar.
El omega refunfuñó, se cruzó de brazos y negó. Como todo un niño berrinchudo.
—Estoy esperando a Yoongi.
Jimin gruñó, volteándose para enterrar el rostro en la almohada. Se negaba a recordar con tanto fervor.
—¡Él no vendrá, Jimin, basta, vámonos!
De nuevo la manía de mover su pierna sin cesar.
—Toma, es de Yoongi —Jin le extendió una chaqueta de cuero. La que su alfa había usado el día en que su hermano había llegado por él.
El omega la recibió sin saber qué decir. No entendía nada.
De repente, su espalda subía y bajaba con violencia, intentando controlar su llanto.
Yoongi... su Yoongi.
Él lo odiaba. Lo odiaba por haberse ido de su lado. Pero él simplemente no entendía que para Jimin su prioridad era su familia, y no podía no irse.
La noche siguió en silencio. Un omega lloraba desconsolado como cada noche desde hace seis meses, abrazando una chaqueta que había perdido cualquier aroma, y la mano grande de un alfa preocupado acariciaba su espalda con delicadeza.
Yoongi... su predestinado.
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「Tonto, tonto alfa」❁ yoonmin.
أدب الهواةJimin es un omega caprichoso y necesitado de atención, Yoongi es su intento de alfa rudo.