CAPÍTULO 3

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Cuando estamos en una situación de sorpresa; algo que no te lo esperabas en ningún momento, tu cuerpo involuntariamente queda paralizado, donde el tiempo depende de la reacción que tengas ante esa situación. Tu cuerpo trata de responder, pero tu mente se ocupa primero de procesar todo lo que está sucediendo para así después responder ante los estímulos de tu entorno. Es exactamente eso lo que me está sucediendo, después de enterarme que él está ahí, tirado en el suelo, muerto.

¿Qué hacía él aquí? ¿Por venganza? Lo más probable, pero, ¿Cómo nos encontró? Austin y yo somos papeles en blanco ante el mundo entero y estamos en la mitad del bosque, donde ni el noventa y ocho por ciento de la población le da ánimos a venir a un lugar como estos, ¿Y pudo descubrir en qué cabaña estábamos? Lo único que me hace tomar sentido a esto es que nos haya perseguido todo este tiempo y haya seguido nuestros rastros, pues es uno los pocos sobrevivientes que pudieron sobrevivir a las pruebas (y teniendo en cuenta que sobrevivió por un error de Austin y yo que nos ha atormentado durante días). Debía de estar muy enojado con nosotros como para gastar más de su tiempo en una mala experiencia vivida.

—Voy a llamar a la policía —lo digo de una manera repentina, ni siquiera tuve que pensar en lo que podría suceder si llamo a la policía, solo tengo el sentimiento de que debo de llamarlos, por un bien. Voy hacia la habitación donde tengo mi celular, o eso creo, pero en el momento que estoy en las escaleras, Austin me alcanza estando a pasos delante de mí y me detiene. Puedo verle en ese momento el rastro de una lágrima que va desde la carúncula hasta la barbilla. Sé que está estresado y a la vez nervioso, cosa que me sorprende sabiendo que nunca se ha comportado de esa manera en todos los delitos que hemos cometido en estos años.

—No puedes hacer eso, Venus.

—¿Por qué no? —me cruzo de brazos —. Mira este desastre, mira nuestras heridas en el cuerpo, la policía entenderá que todo fue en defensa propia y no iremos a la cárcel. Nos ahorramos todo el cuento de esconder el cadáver y tener otro peso encima.

—No entiendes, Venus —se sienta en las escaleras —. Míralo detalladamente: Nuestro historial está desaparecido; nadie sabe quiénes somos y nadie tendrá que saberlo. Si llamas a la policía, tendrán que saber cada detalle de nosotros porque hay un cadáver en medio de esta situación y no pienso decirle nada sobre nosotros. Además, ¿No sabes con quién nos estamos enfrentando? El cuerpo sangriento que está en esa sala es Federico, el chico que estuvo desaparecido durante días, y no sé tú, pero yo no quiero que lo investiguen, nos investiguen al mismo tiempo y descubran por algún detalle que estamos conectados y abrir la puerta de los juegos. Eso nos dará años de cárceles y no uno, ni dos, ni unos pares, sino decenas.

Tiene toda la razón, el hecho de que fue en defensa propia no quita el hecho de que somos seres sin ninguna información personal ante el mundo y por el hecho de que nos podría salvar de este cadáver, no vamos a exponernos ante todos, menos con la policía. Ellos descubren todo, de un modo u otro, por lo cual sabrán de lo que hemos estado haciendo y eso nos dejará entre rejas durante años, sin discusiones.

Me pregunto qué estará pensando realmente, sé que está haciendo todo lo posible para crear una estrategia en tres minutos para desaparecer el cuerpo en cuestión de segundos y seguir como nada hubiera pasado, pero ¿Qué piensa acerca de Federico? ¿Qué piensa acerca de que pudo encontrarnos sin darnos cuenta? Ni siquiera nuestras familias saben de nosotros, a lo mejor creen que estamos muertos, pero un simple joven pudo encontrarnos en quién sabe cuántos días. Supongo que no piensa el por qué está aquí, o el cómo se nos escapó una víctima como Federico, solo piensa en esconderlo, así como escondimos nuestro pasado.

—Solo ponte a pensar, Venus —se levanta para así estar a pocos centímetros de mí, acaricia mi mejilla con su mano con una delicadeza tan dulce que me deja un poco tranquila —. Ese cuerpo tumbado en la sala no es ninguna novedad ante nosotros. Hemos estado jugando con almas durante un tiempo y nos dejó la mejor satisfacción que hemos tenido. ¿O no te ha encantado ver cómo ellos han tratado de salvar sus vidas mediante trampas? —asiento cuando me doy cuenta que hizo una leve pausa para que respondiera —. ¿Ves? Ya hemos manejado esto, sabemos cómo ocultar todo, de lo contrario, no hubiéramos tenido sexo la noche anterior —me río un poco ante ello, él también —. Ahora lo que tenemos que hacer es esconder ese cadáver, limpiar la escena e irnos a otro lugar, solo tú y yo. ¿Qué te parece? ¿Eh?

Al paso de las horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora